Colombia enfrenta por estos días un drama que conmueve a todo el país: el asesinato de líderes sociales. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), desde el 1 de enero al 5 de julio de 2018, se han registrado 119 asesinatos a líderes. Sin embargo, la cifra registrada por el Gobierno para ese mismo periodo es de 33.
Estos crímenes han sido denunciados por todas las personalidades de la política colombiana. Desde la extrema izquierda colombiana hasta el Centro Democrático, todos, como era de esperarse, han condenado los hechos. Pero desde los “Decentes”, el partido liderado por el excandidato a la presidencia Gustavo Petro, se maneja una explicación específica sobre el asesinato de estos líderes.
Este es el paramilitarismo que empoderó diez millones de colombianos. Creen que amenazan comunistas, guerrilleros, creen que tiene el derecho y la legitimidad de hacerlo. Colombia Humana es hora de movilizarse en el mundo. Vamos a demostrarles que no pueden.”, Publicó Petro en su Twitter.
Agregó en la misma red social lo siguiente:
“Estamos en emergencia humanitaria. Nos están masacrando. La tiranía ha estallado en Colombia. Nos movilizaremos este 7 de agosto con toda la fuerza del pueblo por la Paz y la Vida”.
“Están masacrando el pueblo que votó por la Colombia Humana. Eso se responde en paz pero con contundencia. El 7 de agosto debe ser una movilización nacional y mundial por la Paz de Colombia. Demostremos al mundo que somos las ciudadanías libres que no se van a dejar matar”.
Como es evidente en estos tuits, para el jefe de la “Colombia Humana”, todos los líderes sociales asesinados son “miembros de su partido”. Además, dice sin ningún pudor que el nuevo gobierno es de paramilitares y que es el Centro Democrático el que hace las amenazas.
Después de estas publicaciones y llamamientos de Petro y su bancada a la gente, para salir a marchar porque “los están masacrando”, el izquierdista promedio colombiano y quien no está muy atento a leer las noticias y los informes de las autoridades, cree que lo que ocurre con los líderes sociales es que paramilitares relacionados con el Centro Democrático están matando a líderes petristas.
Para ilustrar un poco sobre el estilo de Petro, y su capacidad de mentir y manipular, hay que aclarar que los dos últimos tuits citados acá, en los que asegura que están matando a sus simpatizantes, estaban acompañados de la foto de los siete individuos asesinados en Argelia, Cauca.
En el momento en que el excandidato presidencial publica estos mensajes no se sabía la identidad de esas personas. Luego se conoció que dos de los asesinados eran exguerrilleros de las FARC y que otros cuatro de ellos tenían relaciones con las “disidencias” de ese grupo.
Es decir, Petro utilizó una foto de 7 personas asesinadas para decir que estaban matando a sus simpatizantes y llamar a la gente a la calle a apoyarlo. Luego, las autoridades confirman que esos cadáveres son de miembros de las FARC y que fue el ELN quien los mató.
Según las declaraciones del comandante de la policía encargado del caso los siete hombres hacían parte de un “grupo residual del antiguo Octavo Frente de las FARC, comandado por alias Andrés o Carro Loco”, estaban haciendo negociaciones de narcotráfico, y fueron asesinados por hombres del ELN.
E primer problema, pues, de las declaraciones de Petro y sus líderes, porque varias de las figuras de su partido, como Gustavo Bolívar, tienen el mismo discurso, es que utilizan la mentira para hacer creer a los colombianos que hay una “tiranía” organizada para matar a la izquierda petrista.
Con su mentira de los siete muertos en Argelia ya organizó una marcha y dejó en la cabeza de no sé cuántos colombianos que no siguen los informes de la policía y ni se enteraron que estos hombres eran guerrilleros asesinados por cuestiones de narcotráfico, que una derecha malvada está matando a la izquierda petrista indefensa.
Pero tal vez el problema más grave de lo que hace Petro es que al inventarse estos cuentos para victimizarse, conseguir seguidores y apoyo en la calle, se esconden las verdaderas causas de la violencia que viven los verdaderos líderes sociales. Se confunde a la sociedad y se impide que presione para encontrar una solución real.
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, el seguimiento hecho históricamente a los asesinatos de líderes sociales arroja tres dinámicas que rodean esos hechos: 1- La expansión del ELN 2- La conformación de “disidencias” de las FARC 3- Pelea por áreas del narcotráfico dejadas libres después del acuerdo Santos-FARC.
De esto queda claro que, fundamentalmente, el asesinato de líderes sociales ocurre en los lugares donde hay una guerra de narcotraficantes.
Pero, exactamente, ¿por qué matan a los líderes?
El informe anual “Piedra en el zapato”, que realiza el programa Somos Defensores, señala que “los defensores de derechos humanos de zonas rurales, se convierten en una piedra en el zapato para quienes ostentan el poder real, pues ven en estos activistas sus más enconados enemigos para la búsqueda de sus intereses particulares y control territorial”.
Concluyendo que todos los estudios determinaron que la mayoría de estos homicidios corresponden a defensores relacionados con la tierra y el territorio.
No en vano, el último informe del CINEP sobre la violencia contra líderes sociales se titula “No son un líos de faldas, son líos de tierras”.
Es decir, a los líderes sociales en Colombia los están asesinando por organizar a la gente y liderar procesos de recuperación de tierras o de defensa de territorios que los narcotraficantes quieren para sus negocios. Entonces, no se trata de una “tiranía” de derecha que está asesinando a los votantes de Petro por ser de izquierda.
Lo que sucede es, fundamentalmente, un asunto de narcotraficantes que eliminan a todo el que les molesta. Seguramente habrán algunos casos de educadores y campesinos asesinados por cuestiones políticas, pero los estudios demuestran que es principalmente una cuestión de tierras, de disputa por territorio que sirve para el narcotráfico.
En Colombia no se respetan los derechos de propiedad y no hay justicia. Muchos de estos líderes asesinados ya habían ido a las autoridades a denunciar las amenazas de muerte, evidentemente no se les prestó la atención necesaria. Pero, además, una vez cometido el crimen, tampoco parece haber justicia, los asesinos siguen delinquiendo.
Además, en la zona rural colombiana donde hay cultivos de droga o rutas del narcotráfico no hay derechos de propiedad. Esta gente que Petro quiere hacer pasar como votantes de la “Colombia Humana”, son campesinos que intentan mantener o recuperar sus tierras y las de su comunidad.
A Petro y a la dirigencia de los Decentes no les interesa la muerte de estas personas, tampoco le interesa atacar las causas del problema. Contrario a ello parece que les emociona y les sirve que esto esté ocurriendo. Petro, descaradamente, asegura que todos los asesinatos son de líderes de su partido y que se trata de una persecución mortal contra su organización por parte del “paramilitarismo” en el poder.
Pero no solo miente, sino que además, en un acto rastrero, capitaliza la indignación, que causa en los colombianos estos asesinatos, a favor de su figura política. Ya organizó una marcha para el 7 de agosto para que, según él, no los sigan matando.
En Colombia necesitamos justicia, que el que la haga la pague, y necesitamos derechos de propiedad, sin eso no habrá paz. Pero, además, hay que frenar el discurso de odio de Petro y de los Decentes, que no es más que la vieja estrategia de Marx de guerra de clases, donde hay unos oprimidos (los votantes de Petro) y unos opresores asesinos (lo votantes del CD), y los primeros tienen que librarse de los segundos.