La ONU presentó el viernes en Ginebra, Suiza, el “Plan regional de ayuda para los refugiados y los migrantes de Venezuela”. Este proyecto costará 738 millones de dólares y el 43 % de los recursos se destinará a programas de atención en Colombia, esto en tanto que según las agencias de la ONU, Colombia recibe el 50 % del total de migrantes venezolanos y, según ACNUR, a finales de 2019 habrá más de 2,2 millones de Venezolanos en Colombia.
Se lee en el documento oficial, que en el caso de Colombia, la asistencia consistirá en proveer a la población migrante servicios sanitarios básicos, seguridad alimentaria e infraestructura de albergue, saneamiento e higiene. Ayudas que por supuesto no están de sobra y que calmarán la necesidad inmediata de muchos exiliados.
Sin embargo, este tipo de ayudas tienen que ser bien focalizadas y de carácter temporal, pero sobre todo no pueden distraernos de las políticas fundamentales que de verdad pueden ayudar a los venezolanos a tener una vida mejor a largo plazo. Lord Bauer, al igual que muchos otros pensadores, reflexionó sobre si algún país ha salido de la miseria por cuenta de ayudas internacionales, subsidios o platos de comida regalados, y la respuesta es “no”.
La riqueza se crea ahorrando e invirtiendo en un sistema capitalista, de modo que cometeríamos un error muy grande creyendo que un problema tan complicado como el del creciente flujo migratorio proveniente Venezuela se puede enfrentar de verdad a punta de regalar platos de comida.
En la Noticia del Día analizamos el plan de la ONU para enfrentar la migración venezolana. Porque si bien es necesario ayudar a quienes están en situaciones en extremo precarias, la política fundamental no debe ser la de subsidios, esa debe ser una medida paliativa temporal, que no genere incentivos perversos para que la gente se dedique a vivir de las rentas del Estado.
Hoy hablamos de la real apuesta que deben hacer los países para absorber la nueva oferta de capital laboral y permitirle a los migrantes no solo tener una vida mejor, sino también crear riqueza y aportar a la sociedad.
La ONU presentó el viernes en Ginebra, Suiza, el “Plan regional de ayuda para los refugiados y los migrantes de Venezuela”. Este proyecto costará 738 millones de dólares y el 43 % de los recursos se destinará a programas de atención en Colombia, esto en tanto que según las agencias de la ONU, Colombia recibe el 50 % del total de migrantes venezolanos y, según ACNUR, a finales de 2019 habrá más de 2,2 millones de Venezolanos en Colombia.
Se lee en el documento oficial, que en el caso de Colombia, la asistencia consistirá en proveer a la población migrante servicios sanitarios básicos, seguridad alimentaria e infraestructura de albergue, saneamiento e higiene. Ayudas que por supuesto no están de sobra y que calmarán la necesidad inmediata de muchos exiliados.
Sin embargo, este tipo de ayudas tienen que ser bien focalizadas y de carácter temporal, pero sobre todo no pueden distraernos de las políticas fundamentales que de verdad pueden ayudar a los venezolanos a tener una vida mejor a largo plazo. Lord Bauer, al igual que muchos otros pensadores, reflexionó sobre si algún país ha salido de la miseria por cuenta de ayudas internacionales, subsidios o platos de comida regalados, y la respuesta es “no”.
La riqueza se crea ahorrando e invirtiendo en un sistema capitalista, de modo que cometeríamos un error muy grande creyendo que un problema tan complicado como el del creciente flujo migratorio proveniente Venezuela se puede enfrentar de verdad a punta de regalar platos de comida.
En la Noticia del Día analizamos el plan de la ONU para enfrentar la migración venezolana. Porque si bien es necesario ayudar a quienes están en situaciones en extremo precarias, la política fundamental no debe ser la de subsidios, esa debe ser una medida paliativa temporal, que no genere incentivos perversos para que la gente se dedique a vivir de las rentas del Estado.
Hoy hablamos de la real apuesta que deben hacer los países para absorber la nueva oferta de capital laboral y permitirle a los migrantes no solo tener una vida mejor, sino también crear riqueza y aportar a la sociedad.