Hacia las 9:30 de la mañana de este jueves 17 de enero, un carro bomba cargado con 80 kgs de pentolita estalló dentro de las instalaciones de la Escuela de Policía General Santander en Bogotá. Lo que cadetes presentes en el hecho han narrado es que el vehículo habría entrado por la fuerza, casi atropellando a los encargados de la seguridad, para después estrellarse contra un alojamiento de policías y provocar la explosión.
Hasta el momento se registran 21 muertos y más de 60 heridos, algunos de gravedad. El Fiscal General de la Nación, un par de horas después de que sucediera el terrible hecho, reveló la identidad del terrorista que conducía el carro, José Aldemar Rojas Rodríguez. También dio a conocer las placas del vehículo.
Según Herbin Hoyos, presidente de la Federación Colombiana de Víctimas de las FARC, sus fuentes le han informado que “el terrorista suicida que condujo el carro bomba a la Escuela de Policía General Santander, José Aldemar Rojas, estuvo en el frente 10 y luego en el frente 45 de las Farc con Grannobles. Es un disidente que estaba delinquiendo desde Arauca en alianza también para el ELN”.
De la decisión que tome Iván Duque después de esta tragedia depende el futuro del país. El presidente puede ignorar lo que ocurrió, seguir el camino dejado por Juan Manuel Santos e insistir en una negociación con terroristas donde gane la impunidad y se le permita a los delincuentes continuar en sus fechorías, mientras que además están Congreso. Pero lo que sus votantes esperamos es que imite el camino que tomó Álvaro Uribe Vélez en 2002: lucha frontal contra los terroristas.
En Colombia no hay paz. Lo que ocurre es que se les dio poder político a los guerrilleros y se les dejó de perseguir, pero esa situación es insostenible y hoy ha quedado claro, del acuerdo de La Habana nos quedó la humillación y la guerra. En la Noticia del Día comentamos el terrible atentado que tiene conmovidos a los colombianos y la oportunidad que el destino le ha puesto a Iván Duque para salvar al país de las garras del terrorismo izquierdista.
Hacia las 9:30 de la mañana de este jueves 17 de enero, un carro bomba cargado con 80 kgs de pentolita estalló dentro de las instalaciones de la Escuela de Policía General Santander en Bogotá. Lo que cadetes presentes en el hecho han narrado es que el vehículo habría entrado por la fuerza, casi atropellando a los encargados de la seguridad, para después estrellarse contra un alojamiento de policías y provocar la explosión.
Hasta el momento se registran 21 muertos y más de 60 heridos, algunos de gravedad. El Fiscal General de la Nación, un par de horas después de que sucediera el terrible hecho, reveló la identidad del terrorista que conducía el carro, José Aldemar Rojas Rodríguez. También dio a conocer las placas del vehículo.
Según Herbin Hoyos, presidente de la Federación Colombiana de Víctimas de las FARC, sus fuentes le han informado que “el terrorista suicida que condujo el carro bomba a la Escuela de Policía General Santander, José Aldemar Rojas, estuvo en el frente 10 y luego en el frente 45 de las Farc con Grannobles. Es un disidente que estaba delinquiendo desde Arauca en alianza también para el ELN”.
De la decisión que tome Iván Duque después de esta tragedia depende el futuro del país. El presidente puede ignorar lo que ocurrió, seguir el camino dejado por Juan Manuel Santos e insistir en una negociación con terroristas donde gane la impunidad y se le permita a los delincuentes continuar en sus fechorías, mientras que además están Congreso. Pero lo que sus votantes esperamos es que imite el camino que tomó Álvaro Uribe Vélez en 2002: lucha frontal contra los terroristas.
En Colombia no hay paz. Lo que ocurre es que se les dio poder político a los guerrilleros y se les dejó de perseguir, pero esa situación es insostenible y hoy ha quedado claro, del acuerdo de La Habana nos quedó la humillación y la guerra. En la Noticia del Día comentamos el terrible atentado que tiene conmovidos a los colombianos y la oportunidad que el destino le ha puesto a Iván Duque para salvar al país de las garras del terrorismo izquierdista.