Colombia está a la expectativa de lo que pueda ocurrir con el guerrillero de las FARC, Jesús Santrich, quien por cuenta de una carta curiosamente extraviada podría salvarse fácilmente de la extradición hacia los Estados Unidos.
Esta mañana, en una revelación que tiene indignados a los colombianos que esperan que uno de los peores asesinos del país pague condena en EEUU, la ministra de Justicia ha dicho que la carta en la que la JEP (Justicia Especial para la Paz) pedía a los Estados Unidos el envío de las pruebas que sustenten la solicitud de extradición del jefe de las Farc Jesús Santrich, preso por cargos de narcotráfico, se extravió y no llegó a su destino.
La ministra de Justicia Gloría María Borrero aseguró que por un problema de la compañía de servicio de mensajería 4-72, empresa estatal, la comunicación no llegó y que hasta ayer estaba en Panamá. Borrero increíblemente contó que se dio cuenta anoche, porque Néstor Humberto Martínez, el fiscal colombiano, se reunió con su homólogo estadounidense Matthew Whitaker quien le contó que no habían recibido ninguna carta.
De modo que, tres días después de que venció el plazo dado por la JEP para que una Corte de Nueva York hiciera llegar las evidencias que solicitaron para el trámite de extradición del guerrillero, la ministra de Justicia se dio cuenta que la misiva no había llegado a su destino.
La explicación de lo que sucedió con la carta es simplemente increíble. Según Borrero, la JEP saca la solicitud de pruebas el 29 de octubre, a finales de noviembre llega a la Cancillería, que decide que “no es el conducto regular” y lo manda al Ministerio de Justicia en una carta que sale el 29 de noviembre y que llega al Ministerio el 3 de diciembre. El ministerio envía entonces esa carta hacia Estados Unidos el 10 diciembre. Al parecer no le hacen ningún tipo de seguimiento, nadie pregunta si llegó, y ayer, por casualidad, se dieron cuenta que la carta está en Panamá.
En este momento, ante lo ocurrido con la carta sospechosamente “extraviada”, el país está esperando que la JEP -una justicia inventada por las FARC en el contexto de las negociaciones de La Habana- decida si ante lo ocurrido con el documento extiende el plazo para que EEUU envíe las pruebas que ellos han solicitado o si simplemente usa esto para cerrar de una vez el capítulo y negar la extradición.
Por supuesto que es demasiado casual, y muy extraño, todo lo sucedido alrededor de la carta. Primero, quien enviara la carta debió ser directamente la JEP, o en segunda instancia la Cancillería, pero no hay razón por la que el Ministerio de Justicia debiera encargarse de ese asunto. Segundo, por supuesto es demasiada casualidad que la carta se pierda y que además nadie haya hecho seguimiento para ver qué ocurría.
Sin embargo, hay que hacer aclaraciones sobre el despropósito de la carta y sobre lo que hubiera ocurrido si esta hubiera llegado. Los acuerdos de cooperación judicial que tienen Colombia y EEUU indican que el país que solicita al acusado solo debe hacer la solicitud, no está establecido que tenga que enviar ningún tipo de pruebas. Ante la solicitud de los EEUU Colombia debería enviar a Santrich y el guerrillero sería juzgado en Norteamérica, en caso de ser encontrado inocente sería regresado de nuevo para Colombia.
Pero además de que se pone en peligro la cooperación judicial, la justicia estadounidense no enviaría pruebas porque si estas son valoradas en Colombia se podría caer en el principio que prohíbe la doble incriminación, principio universal del derecho penal. La defensa de Santrich podría acudir a esto para decir que ya fue juzgado en Colombia y que no se lo puede juzgar de nuevo en Estados Unidos.
En resumen, la justicia que se inventó la guerrilla de las FARC en La Habana, pide a EEUU unas pruebas que no se deberían solicitar, en tanto que quienes harán el juicio son los norteamericanos. Pero además Estados Unidos no puede enviarlas porque se podría caer en doble incriminación. Ahora bien, en tanto que es muy casual todo lo que ocurrió con la carta y muy extraño, es posible pensar que para evitar discusiones sobre estos temas de fondo, donde desde el derecho quedaría claro que la JEP ni siquiera debe pedir pruebas, hayan inventado todo esto de la carta perdida o que, por lo menos, hayan descuidado el asunto a propósito.
Ahora podrán decir que Santrich no puede ser extraditado por cuenta de un error del Ministerio de Justicia, cuestión que se les sale de las manos. La JEP se ha convertido en un problema enorme para la justicia del país, pareciera que nadie puede hacer nada para meter presos a los peores delincuentes de la historia de Colombia, Juan Manuel Santos impuso, a pesar de la negativa de los colombianos en el plebiscito, un justicia creada por los propios guerrilleros.