El viernes 1 de marzo, Carlos Bermeo, fiscal de la JEP, fue capturado en un hotel de Bogotá cuando recibía 40.000 dólares de manos del exsenador y exmiembro de la guerrilla del M-19, Luis Gil. Ese dinero haría parte de los 2 millones de dólares que supuestamente Bermeo habría exigido para influir a favor de Santrich y frenar la extradición del líder de las FARC.
El país está escandalizado con este hecho y con los vídeos que muestran cómo se le entrega dinero a gente de la Justicia Especial para la Paz (JEP) para que no extraditen al líder guerrillero que según se ha probado sigue en el narcotráfico y cometiendo delitos. Sin embargo, esta captura solo es una prueba más de lo que muchos hemos venido señalando: la JEP, tal y como está estructurada en este momento, es nefasta y puede llevar a Colombia a la debacle.
La JEP es la justicia transicional que sale del acuerdo firmado en La Habana por Juan Manuel Santos y los guerrilleros de las FARC. Una justicia transicional es algo necesario en procesos en los que se logra un acuerdo para acabar con un conflicto armado. El objetivo es conciliar las exigencias jurídicas, como la necesidad de justicia y reparación, con las exigencias políticas: la necesidad de paz.
En palabras sencillas se trata de ceder en ciertos aspectos con el objetivo de conseguir un acuerdo con un grupo armado y lograr la paz. El problema es cuando no hay exigencias jurídicas, cuando no hay justicia ni reparación a las víctimas, y lo único que existe es impunidad.
Eso es lo que ocurre con la JEP. No es una justicia transicional decente, simplemente es una justicia creada por y para los guerrilleros . Esto quedó claro cuando Timochenko fue por primera vez a la JEP, sonriente y con el puño en alto entró al recinto para luego decir: “Estoy a su disposición con una profunda emoción por ver que se cristaliza ese sueño que tejimos en La Habana”.
Los principales problemas de la JEP
1- Los reinsertados que continúen en el narcotráfico no perderán los beneficios de la JEP y no serán juzgados por la justicia ordinaria. Un guerrillero puede seguir en el narcotráfico -con todo lo que eso implica- y tener penas “no restrictivas de la libertad” de entre 2 y 5 años.
2- La reincidencia en secuestro, narcotráfico, extorsión y homicidio no implica la perdida de los beneficios de estar en la JEP.
3- Se libra de toda responsabilidad penal a quienes hayan cometido crímenes de guerra, delitos de lesa humanidad y graves violaciones a los derechos humanos y no sean considerados máximos responsables. De modo que autores materiales y cabecillas quedan libres. Juan Manuel Santos insistió, cuando le hacía propaganda al acuerdo de La Habana, en que no veríamos a los cabecillas de las FARC en el Congreso porque eran culpables de delitos de lesa humanidad. Como lo advertimos, la JEP quedó estructurada para que los cabecillas se queden en el Congreso.
4- Prácticamente se cierran las posibilidades de extradición
5- Los delitos sobre menores quedan en la impunidad.
La JEP no solo terminará dejando en libertad y premiando con escaños en el Congreso a los peores asesinos de la historia de Colombia, sino que además sentará un precedente: entre más delinca mejor le irá. Los otros grupos guerrilleros que hay en Colombia empezarán a esforzarse más para cometer cada vez más y peores crímenes, con el objetivo de que el Gobierno haga un acuerdo igual con ellos.
Iván Duque tiene la oportunidad de impedir el desastre que vendría para el país si la JEP es aprobada tal y como está, tiene hasta el 11 de marzo para objetar la ley estatutaria de la Justicia Especial para la Paz.