Esta semana los colombianos nos quedamos sin aliento ante la tragedia que ocurre en el país. La justicia colombiana está podrida por donde se mire, las altas cortes están dando un golpe, y la izquierda y los narcotraficantes avanzan en la toma del poder. Ni siquiera el famosísimo Pablo Escobar llegó a conseguir lo que hoy han logrado las FARC.
Ya hubiera querido Escobar tener su propio tribunal de justicia, ser entrevistado por los grandes medios del país y sentarse en el Congreso a legislar.
Igual que en los 90 todo el mundo sabía en Colombia que Pablo Escobar era un narcotraficante asesino, hoy todo el mundo sabe que el líder de las FARC, alias Jesús Santrich, o como dice el Consejo de Estado: el “honorable congresista”, sigue en sus negocios de narcotráfico y todo lo que eso implica. El país entero vio el video en el que, después de firmado el acuerdo de La Habana, negocia detalles del envío del “producto” hacia los Estados Unidos.
Sin embargo, Santrich y sus compañeros de “pilatunas” no son “los más buscados” -como lo fue Escobar en su momento- sino que están en el Congreso o en el monte liderando, según dicen, sus “proyectos agrícolas”.
Yo sinceramente creo que Iván Duque y el Centro Democrático, con el apoyo de partidos como MIRA, están intentando que el país no se vaya por el abismo. Pero la situación es muy compleja; las altas cortes están dando un golpe en favor de la izquierda más radical y criminal, y muchos medios e “intelectuales” están, increíblemente, del lado de las FARC. El Congreso tampoco está del lado del presidente.
La justicia está podrida
El pasado 15 de mayo, la JEP, la justicia transicional creada por los propios guerrilleros, ordenó la liberación de Santrich y que se le mantenga la “garantía de no extradición”. Dos días después Santrich es liberado tras la respuesta del Tribunal Superior de Bogotá a la solicitud de habeas corpus interpuesta por la defensa. El magistrado Dagoberto Hernández ordenó la libertad inmediata y demás pidió que se investigue la razón por la que se había “prolongado” la detención del líder de las FARC.
Afortunadamente, minutos después de haber salido de la cárcel, la Fiscalía lo volvió a capturar apelando a que tiene nuevas evidencias en su contra y explicando que dispuso su captura por nuevos delitos.
Pero lo que ocurrió no es que no hubieran ya suficientes pruebas de que Santrich, como lo advertimos los que dijimos “no” al acuerdo de La Habana, sigue delinquiendo. Lo que sucede es que en Colombia manda la JEP, una justicia creada bajo el apadrinamiento de los cubanos y en negociaciones entre Juan Manuel Santos, loco por un Nobel, y los peores asesinos de la historia del país.
Entonces, a la JEP le pareció que las pruebas mandadas por la justicia estadounidense no son suficientes para establecer que el video en el que el líder guerrillero negocia el “envío del producto” fue grabado después de la firma de los acuerdos de La Habana. No hay que ser un experto en tecnología para saber que todo material fílmico deja registro de la hora y fecha en la que fue grabado, pero para la JEP eso no fue suficiente.
Para ese momento los colombianos ya teníamos claro que las altas cortes están sucias y que la JEP es la cereza del pastel: en Colombia hay incluso un “cartel de la toga”. Sin embargo, nadie se imaginó que venía una asociación entre las cortes -que parece sacada de la ficción- para dejar a Santrich en libertad, posesionarlo como congresista, y además hundir las objeciones hechas por el presidente a la JEP de modo que se blinde a los guerrilleros para que no paguen un solo día de cárcel y no sean extraditados.
El pasado martes 28 de mayo el Consejo de Estado emitió el fallo en segunda instancia con el que ratifica que mantiene la investidura de Jesús Santrich, argumentando que el líder guerrillero no se posesionó como congresista por estar privado de la libertad, lo que para ellos es una “causal de fuerza mayor”.
El chiste se cuenta solo, estar preso por intentar mandar coca a los EE. UU. es para el Consejo de Estado una “causal de fuerza mayor”, de modo que Santrich no pierde su escaño en el Congreso -el que se le otorgó gracias al acuerdo de La Habana-.
Al Consejo de Estado darle la razón a los abogados de Santrich, diciendo que el capturado mantiene su fuero de congresista, entonces es la Corte Suprema la que debe encargarse de su caso. Un día después de la decisión del Consejo de Estado, el miércoles 29 de mayo, la Corte Suprema de Justicia ordena libertad para Santrich.
Después de la decisión de la Corte Suprema, la Procuraduría le solicitó que ordene la captura del miembro de las FARC para que sea escuchado en indagatoria por los presuntos delitos de concierto para delinquir con fines de narcotráfico y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes agravado. Pero como ya sabemos todos los colombianos y como debe haber quedado claro para el lector, acá las cortes hacen lo que quieren, no tienen vergüenza.
Ayer, jueves 30 Santrich quedó en libertad y en este momento se adelantan los trámites legales para que el cabecilla de las FARC tome posesión de su escaño en la Cámara baja.
Este jueves fue por completo negro para los colombianos. Además de lo de Santrich, la Corte Constitucional tumbó las objeciones hechas por el presidente Iván Duque a la ley estatutaria de la JEP. El alto tribunal le pide entonces al Presidente que sancione la estatutaria, que es la herramienta que le da sustento jurídico a la JEP para su operación.
¿Qué se buscaba con las objeciones hundidas por la Corte Constitucional?
- Que se establezca de manera clara la forma en la que los guerrilleros van a reparar a las víctimas (hasta ahora no sabemos si las penas que va a imponer la JEP son “Senado por cárcel”)
- Que los responsables de crímenes de lesa humanidad, genocidio o crímenes de guerra, efectivamente paguen una condena
- Que no se acabe con la extradición
¿Por qué alguien estaría en contra de estas propuestas para una Justicia transicional?
Entiendo que los guerrilleros de las FARC estén en contra de estos puntos, por supuesto no quieren pagar, no quieren ser extraditados y quieren ir al Congreso a pesar de haber cometido delitos de lesa humanidad. Pero ¿por qué congresistas y magistrados de la Corte Constitucional se oponen?
Iván Duque no la tiene fácil
Es claro que la mayoría de colombianos queremos que se acabe la JEP y que Santrich sea extraditado. En el plebiscito del 2016 así quedó claro y volvió a quedar claro en las elecciones presidenciales en las que ganó Iván Duque.
Sin embargo, y sin exculpar al Centro Democrático por no haber defendido como se debía el resultado del plebiscito, el presidente tiene en este momento al Congreso en su contra y a favor de la JEP, además tiene a las altas cortes haciendo lo que quieren sin vergüenza alguna, y para terminar tiene a los medios de comunicación diciendo que el Gobierno quiere acabar la paz.
Pero además hay otro problema muchos no están considerando. En el país hay más de 200.000 hectáreas de coca, la mayoría son de las FARC y sus socios, eso significa mucho dinero para pagar hombres y armas. Lo que algunos llaman “disidencias de las FARC”, que no son más que los mismos guerrilleros de siempre mandados ahora por sus jefes desde el Congreso, hacen presencia en 16 de los 32 departamentos del país.
Iván Duque tiene que tomar una decisión: hace lo correcto y empieza una lucha frontal contra todos estos delincuentes y enfrenta lo que venga con una Justicia corrupta y un Congreso completamente en su contra, o ante el panorama tan difícil decide no enfrentarse a las cortes ni a los “honorables” congresistas de las FARC, continúa con la “estrategia” de Juan Manuel Santos de tener escondido al ejército y deja que el país se lo tomen los delincuentes tanto en el campo como en el Congreso.
No es fácil. Y aún si el presidente elige hacer lo correcto hay posibilidad de que no lo logremos, pero en estos momento cada quien tiene que hacer lo correcto, hay que salvar el país.
Los colombianos debemos señalar y presionar a los congresistas que se ponen del lado de las FARC y le dan la espalda a las víctimas y a la gente de bien. Los periodistas deberían empezar por dejar de dedicarle horas a delincuentes pedidos en extradición a quienes tratan como si de verdad fueran “honorables senadores”, afortunadamente poco a poco salen más voces importantes del periodismo a decir sin miedo lo evidente.
En la justicia, como en todo, siempre queda esperanza, en medio de esas cortes podridas tiene que haber magistrados honorables que deben alzar la voz y actuar. Lo correcto sería que en los próximos días la Corte Suprema ordene la captura de Santrich.
Y el presidente debe hacer lo que toca, no es momento para que le tiemble la mano.
Tu ne cede malis, sed contra audentior ito
“Nuca cedas ante el mal, sino combátelo con mayor audacia”