Otra vez es diciembre en Argentina, tiempo de calor que no tiene que ver con un aspecto únicamente climático. Los noticieros titulan “crisis y saqueos”, las imágenes son fuertes y el número de muertos crece. Pero el efecto es tardío; una vez más, distintos comercios quedan destruidos. Digo “una vez más” porque lamentablemente la situación ya se volvió rutinaria en esta época del año. Uno se pregunta, ¿Es hambre? ¿Descontento político? ¿Una demanda social? El análisis es complicado, pero existen ciertos factores que nos pueden dar un rumbo para sacar conclusiones.
El día miércoles 4 de diciembre la policía de la provincia de Córdoba salió a las calles a exigir mejoras salariales. ¿Cuál fue la consecuencia? Un estado “anárquico” con delincuentes en las calles sin ningún tipo de escrúpulos buscando distintos comercios para llevarse lo que pueden. El caos fue notable durante esos días, y los medios de comunicación opositores aprovecharon la situación mostrando diversas imágenes que denotaban el caos reinante, con el fin de generar una situación extrema.
La respuesta del gobernador de Córdoba, Miguel de la Sota, fue rápida y contundente: Acordó una reunión a las 11 de la mañana del día siguiente. La reunión se llevó a cabo, y los líderes policiales presentaron un petitorio con catorce puntos, entre ellos el de una suba salarial que alcanzara los $12 mil. El gobernador accedió y los efectivos policiales volvieron rápidamente a sus puestos de trabajo.
Si uno piensa que el problema fue solucionado, está confundido. El acuerdo impuesto por la policía de Córdoba no solo tuvo un “efecto dominó” sobre muchas otras policías provinciales sino que además influenció otro tipo de trabajadores, como los médicos y cargos públicos. Más de 20 provincias entraron en conflicto,con el fin de conseguir beneficios similares a los alcanzados por sus compañeros de provincias vecinas. Por lo tanto, los delitos y destrozos se plasmaron en casi todo el territorio argentino.
Si bien esta vez los destrozos y los hurtos tuvieron origen en un conflicto policial, la imagen final es la misma todos los años: comercios destrozados, muertes y distintas imágenes que nos remiten a un pasado oscuro.
Como ocurre frente a todo hecho político y social en la Argentina, tanto la dirigencia oficialista como la oposición dieron una respuesta. La Casa de Gobierno priorizó la idea de una conspiración: luego de superado el conflicto declaró – entre líneas – que los robos y los supuestos “saqueos” habían sido efectuados por bandas organizadas fomentadas por líderes en las sombras, quienes buscaban desestabilizar al gobierno. La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su cuenta de Twitter publicó imágenes de un documento de la CEA (Conferencia Episcopal Argentina) titulado “Declaración ante la situación creada por el conflicto policial”. Más aún, compartió una nota del diario online www.minutouno.com titulada “Encuentran electrodomésticos saqueados en la casa de un policía”. Mostrando a las claras cual es la postura de la Casa Rosada.
“Encuentran electrodomésticos saqueados en la casa de un policía” http://t.co/hWkZEgP07l
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) diciembre 13, 2013
La postura de la oposición, se puede ver representada en las declaraciones de Julio Cobos en la Mesa de Enlace del sector agropecuario que reunió a referentes políticos: “Los saqueos y la falta de servicio por parte de las policías provinciales son hechos condenables”, y consideró que la raíz del problema es que a la gente no le alcanza el dinero por la inflación. Duhalde, por su parte, decidió no asistir al acto en el que se festejaban los 30 años de democracia en la Argentina y acusó al Poder Ejecutivo por la situación de tensión en el país.
Es decir, existen dos teorías enfrentadas acerca del conflicto policial y el desarrollo de delitos en las provincias. Por un lado, la teoría oficialista que plantea una idea de conspiración. Por otro lado, la teoría de la oposición, que culpa al ejecutivo y muestra que la situación es provocada por un malestar social frente a la creciente inflación.
Desde mi punto de vista, creo que existe un elemento clave para poder analizar el conflicto y es la diferenciación que existe entre saqueo y crimen organizado. Una cosa es que la gente salga a reclamar y en el fervor de la protesta se desquite saqueando comercios. Esta situación remite a una desesperación social, a una demanda y a una situación de hambre, en hechos concretos, lleva a pensar en lo ocurrido durante la crisis de 2001. Otra cosa muy distinta es que existan personas encargadas de organizar y convocar gente para llevar a cabo un robo en distintos comercios. Hecho en el que las personas llegan en distintos vehículos y en conjunto logran robar lo más posible. No importa si es un televisor, una radio o simples cajas de zapatillas.
Creo que la idea de delito organizado es la que mas concuerda con la situación que se vivió en casi toda la Argentina. Durante los días de saqueo, resultó posible vislumbrar que las personas que robaron los comercios no parecían atrapadas por la desesperación. Incluso algunos de ellos se jactaban de su robo y lo publicaban en distintas redes sociales con fotos de ellos junto a los elementos robados.
Pero tampoco pareciera ser un intento por parte de ciertos líderes ocultos que buscan desestabilizar al gobierno de turno. Creo que tiene que ver, por un lado, con un conflicto que se está volviendo común año tras año en estas fechas, y por otro lado, con la idiosincrasia argentina y una batalla cultural que claramente se está perdiendo. Nada más y nada menos que un hecho oportunista en el que distintos delincuentes lograron beneficiarse y mucho.
Muchos plantean que el origen recae en el conflicto policial y plantean que si no hubiera existido este elemento el conflicto no se hubiera desenvuelto de la manera que lo hizo. Sin embargo, creo que los hechos de esta naturaleza, como dije anteriormente, están tornándose comunes y aunque el origen cambie el fin es siempre el mismo: Un diciembre caluroso.