English Por José Benegas
Ayn Rand sabía que el control total de la población requería la supresión de la realidad; la ruptura del vínculo entre la información que nos proveen los sentidos y el razonamiento. La razón despojada de su objeto se ve relegada a la actividad mística y entonces el único orden en el que el individuo puede desenvolverse es en el de la pura creencia ficticia provista por el poder: lo que el Gobierno argentino confiesa como “el relato”. La mentira en el sistema kirchnerista no es un error o una transgresión, es un método de poder.
Todo sobre el caso Alberto Nisman
Multitudinaria marcha rendirá honores al fiscal Alberto Nisman
Cronología: A un mes de la muerte de Alberto Nisman
¿Quién está involucrado en la muerte de Alberto Nisman?
Entrevistas
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Alberto Nisman es una víctima de ese sistema relatado en el que un aparato monstruoso de agresión y propaganda dicta a diario lo que debe creerse por encima de cualquier evidencia obvia. Así desaparecen de la percepción la inflación, la inseguridad, el desvío de fondos de contratistas del Estado al bolsillo de la familia presidencial, y el pasado de violencia política aparece idealizado.
Después de 12 años de guerra contra la realidad, una buena parte de la población acepta lo que se le diga que tiene que creer, aunque sea lo opuesto a lo que se le decía ayer. Lo hace del único modo en que tal cosa es posible, es decir, con fanatismo. Cualquiera puede morir, no solo Nisman, una vez que se ha prohibido que A sea A y se perciba que la supervivencia está unida a aceptarlo.
Cuando la realidad aparece denunciada de un modo contundente, los mistificadores se sienten indefensos y lo que puede pasar a partir de ahí es cualquier cosa.
Hay muchos autores de la muerte de este fiscal abandonado a su suerte por dejarse llevar por el instinto de darle valor a las evidencias. El Gobierno argentino estaba llevando a cabo una horrorosa maniobra de traición uniéndose a los sindicados autores del más grande atentado terrorista ocurrido en el país y, mucho más allá de lo que esto pueda significar en términos de una concreta investigación por encubrimiento, Nisman estaba desnudando al rey o, en este caso, a la reina en persona.
Si se encuentra un cadáver y a su lado a su peor enemigo, si este enemigo continúa denigrando a la víctima después de muerta, si hace lo posible para que no se siga hablando del asunto, si miente sistemáticamente sobre las circunstancias que conoce o debería conocer, si se comporta de modo evasivo e incoherente, será el principal sospechoso hasta para un chico de cinco años. Pero a veces la realidad es demasiado horrible y compromete a demasiada gente como para asumirla tal cual es.
Si A es A, entonces hasta aquí el tenebroso sistema kirchnerista de locura, extorsión y espanto, ha sido tolerado en mayor o menor medida por sus cómplices y por sus críticos a medias. Todos serían autores de este crimen aunque no lo fueran en términos penales.
¿El kirchnerismo, a fin de cuentas, era un mal Gobierno, uno un poco paranoico, mentiroso, corrupto, con malos modales? ¿O en realidad se trataba de un régimen criminal cuyo capital humano son los bajos fondos, su método de supervivencia era la extorsión, la difamación y la utilización del Estado de un modo terrorista; es decir, un régimen que, al final, mata?
José Benegas es un periodista y abogado argentino, máster en Economía y Ciencias Políticas, y director del Interamerican Institute for Democracy. Es autor del libro Hágase tu voluntad: Bajar del cielo para conseguir un cargador de iPhone. Síguelo en @JoseBenegas