La dictadura venezolana, al igual que otras dictaduras socialistas, ha utilizado al arte como estrategia de propaganda. El chavismo ha utilizado los dones musicales de Gustavo Dudamel para presentarlos como propios. Sin embargo, la actitud del régimen frente a los artistas dista mucho de la propaganda oficial. Prueba de ello es que durante las protestas opositoras de 2017 cientos de ciudadanos han expresado su descontento frente a la dictadura mediante la música. No solo se trata de artistas tan populares como Franco de Vita, Ricardo Montaner o Jesús Miranda (Chino); ciudadanos del común han sacado sus instrumentos musicales a la calle para protestar contra el régimen. Este es el caso de Wuilly Arteaga, quien ha acompañado las multitudinarias protestas venezolanas con su música. En el PanAm Post le contamos sobre Arteaga y cómo la dictadura ha castigado a este músico por su acción política no violenta.
¿Quién es Wuilly Arteaga?
Arteaga es un joven venezolano de 23 años. Antes de convertirse en un símbolo de la lucha por la libertad, Arteaga se ganaba la vida tocando violín en las calles de Caracas. El violinista se hizo famoso cuando él y su novia confrontaron a miembros armados de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) con instrumentos musicales. Mientras los policías del régimen arrojaban gases lacrimógenos contra varios manifestantes, los jóvenes interpretaban el himno nacional venezolano (“Gloria al Bravo Pueblo”). Arteaga exigió a los policías “respetar el himno” y parar con la represión. Según varios de los testigos del evento, algunos de los participantes rompieron en llanto al presenciar la valentía de Arteaga y sus colegas.
Desde entonces, Wuilly se convertiría en un símbolo de la lucha de la sociedad civil venezolana contra la dictadura chavista. Arteaga volvería a ser noticia cuando un miembro de la Guardia Nacional Bolivariana destruyó su violín. La imagen del joven venezolano llorando por la agresión le daría la vuelta al mundo.
Gracias al apoyo de varios venezolanos, Arteaga recibió un nuevo violín. La historia del músico también conmovió a ciudadanos en Estados Unidos, incluidos artistas como Shakira y Mark Anthony. Por esta razón, el violinista venezolano fue invitado a dicho país. En junio, Arteaga interpretó algunas canciones en el memorial de las víctimas del comunismo en Washington.
El castigo de la dictadura
Dada la relevancia nacional e internacional que tomó el caso de Arteaga, el régimen inició una cacería judicial en contra del violinista. En junio de 2017 el violinista fue herido por aparatos de represión de la dictadura venezolana. Wuilly recibió disparos de perdigón en la cara mientras participaba en una protesta contra la tiranía socialista. A pesar de la gravedad del caso, el violinista no dejó de participar en las protestas.
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Días después de la agresión el régimen bolivariano continuó en su propósito de castigar a Arteaga. El 28 de julio de 2017, mientras la oposición organizaba un paro general, Wuilly fue detenido por miembros de la Guardia Nacional Bolivariana. De acuerdo con la ONG Foro Penal Venezolano, fue acusado de instigación pública y posesión de sustancias incendiarias.
Según el Foro Penal Venezolano, Wuilly habría sido torturado por los aparatos de represión venezolanos. El violinista habría sido golpeado y quemado. De acuerdo con abogados y organizaciones de derechos humanos, el proceso contra Arteaga ha está plagado de irregularidades. Una de ellas tiene que ver con el hecho de que Wuilly no pudo elegir a su abogado defensor, sino que le fue asignado un defensor público contra su voluntad. Pero más grave aún, fue presentado ante tribunales después de 48 horas de su detención. Según las leyes venezolanas, los detenidos deben ser liberados si no son llevados a los tribunales 48 horas antes de su detención.
La acción de la fiscalía permitió que Wuilly Arteaga obtuviese la libertad bajo fianza, sin embargo, el joven violinista sigue preso. Además de todos estos problemas, Wuilly debe pagar una costosa fianza. No obstante, según informa el director de Foro Penal, Arteaga no cuenta con los recursos exigidos para obtener su libertad.
Nunca es tarde para denunciar a la dictadura
El régimen de Maduro es cada vez más represor y violento. Hasta el momento, al menos 111 personas han sido asesinadas en las protestas contra la Asamblea Nacional Constituyente del dictador venezolano. En este contexto, el caso de Arteaga no es excepcional.
En un régimen como el venezolano donde el gobierno busca controlar quién triunfa y quién no, casos como el de Arteaga no son excepcionales. Otros músicos como Gian Marco Centerome también han sido reprimidos por el régimen venezolano. Mientras tanto, los artistas al servicio del régimen obtienen el apoyo del régimen.
El caso de Wuilly trae a la memoria la represión ejercida por las dictaduras de Chile y Argentina contra los artistas que se oponían a estas. Ojalá quienes sufrieron la dureza de las dictaduras del Cono Sur comiencen a condenar la represión en Venezuela.