EnglishHa sido un golpe brutal para la izquierda: Donald Trump, contra todo pronóstico y contra los políticos tradicionales, la prensa y la academia, se ha apuntado un triunfo resonante que puede cambiar el mundo, pero que sobre todo muestra lo mucho que el mundo ya ha cambiado.
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Un electorado harto del lenguaje políticamente correcto, del crecimiento del Estado y de las propuestas que llevan al socialismo, ha elegido romper con el sistema y decirle un tremendo NO a los políticos tradicionales de Estados Unidos. Y ese es el mismo NO que los colombianos han lanzado al mundo el pasado 2 de octubre, rechazando el triunfo de las narcoguerrillas de las FARC en la mesa de negociaciones después de que fueran vencidas en el campo de batalla.
La izquierda, en todas partes, está en retroceso. Han perdido los burócratas de la Unión Europea con el Brexit, con la derrota de Cristina de Kirchner en Argentina, con el resultado de las elecciones en Guatemala, Perú y Chile, con la deposición de la presidente de Brasil y el hundimiento de la socialdemocracia en muchos países de Europa. Las Naciones Unidas, los Premios Nobel como Obama y Santos y hasta el rey de España han quedado al descubierto: el camino no es el socialismo, ya sea este dictatorial como en Cuba o Venezuela o democrático y light como el de Obama o Bachelet.
Es cierto que muchas de las ideas de Trump son preocupantes y que solo el tiempo podrá decir hasta qué punto su posición en favor del proteccionismo no resulta una propuesta peligrosa.
Pero la hegemonía de la política tradicional se ha quebrado y soplan nuevos aires en todo el mundo. Es tiempo ahora de que, los que luchamos por la libertad, aclaremos y expongamos nuestras ideas sin temor y sin tapujos, que propongamos con valentía las medidas que se necesitan para preservar las libertades que tenemos y recuperar las que hemos perdido.