En un país de economía abierta, sin precedentes de ataques gubernamentales directos a medios de prensa y periodistas, la venta de un periódico no debería ser motivo de alarma. Pero en Venezuela sucede todo lo contrario: Cualquier movida accionaria de un medio preocupa tanto a sus trabajadores como a sus lectores sobre un cambio de línea editorial.
Y los venezolanos tienen razón en observar atentamente y expresar temores acerca de la venta de El Universal, confirmada la semana pasada, a un grupo español. Ya pasó con otros medios de comunicación venezolanos que tras ser adquiridos por oscuras empresas extranjeras, pasaron a producir contenidos más amigables hacia el gobierno de Nicolás Maduro, como cuenta Marcela Estrada:
Tras años de sobrellevar altas multas y amenazas por su postura altamente crítica hacia el régimen chavista, los dueños del canal televisivo Globovisión, la familia Zuluaga, decidieron venderlo por US$90 millones en 2013, casi un mes después de la victoria electoral de Nicolás Maduro. Su línea editorial cambió inmediatamente.
Tan pronto los nuevos dueños tomaron el canal, comenzaron a despedir periodistas y conductores de los principales programas, y conceder menos cobertura a líderes opositores, concentraciones y protestas en contra del gobierno. El proceso de depuración llegó a tal punto que los mismos reporteros comenzaron a renunciar masivamente, denunciando que estaban siendo censurados por la nueva directiva. Incluso se les prohibía a los periodistas mencionar ciertas palabras específicas como “protestas pacíficas”, “escasez” y “represión” durante la transmisión de sus programas.
No se sabe mucho aun de los nuevos accionistas mayoritarios del medio, “sin embargo, según un reportaje de investigación en Konzapata, los nuevos dueños están relacionados con movimientos políticos emergentes de España, incluyendo el partido de izquierda Podemos, liderado por Pablo Iglesias, y el adepto al Chavismo Juan Carlos Monedero. Si esto se confirma, El Universal entonces sería manejado por aliados políticos e ideológicos muy cercanos al régimen chavista.”
El sábado al mediodía los periodistas de El Universal tuvieron una reunión con representantes de la empresa española Epalisticia. El Jefe de Redacción del diario, Elides Rojas, publicó una nota advirtiendo que “los elementos que rodean los tiempos previos a esta operación no son buenos”. Rojas seguidamente transmitió el mensaje del nuevo presidente de El Universal, Jesús Abreu Anselmi, quien aseguró que se mantendría la línea editorial y se respetaría la libertad de expresión de sus periodistas, y finalizó diciendo que “creemos que hay que darle un chance al compromiso y al voto de confianza. Hay que proceder profesionalmente y con mucha seriedad. La polarización también mata antes de comenzar”.
Si tan solo la historia reciente no dejara lecciones acerca del estado de la libertad de prensa en Venezuela, sería mucho más fácil ser optimistas.