Por Henner Solarte
A finales del mes de julio, la senadora por el partido Liberal de Colombia, Viviane Morales, anunció que radicó un proyecto de ley por el cual se convoca a un referendo que busca prohibir que los homosexuales puedan adoptar. Para radicar la iniciativa en el Congreso, la senadora lideró una campaña de recolección de firmas, logrando conseguir 2.300.0000. La senadora Morales argumenta que la adopción es un mecanismo que busca proteger a los niños, y respaldándose en el artículo 42 de la Constitución Colombiana ésta solo debe ser permitida a parejas heterosexuales, ya que la misma ley constituye a la familia como la unión de un hombre y una mujer.
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La batalla que la senadora Morales libra contra los homosexuales me hace recordar aquella librada por Gustavo Petro contra las corridas de toros. En junio del 2012, Petro como alcalde de Bogotá decidió anular el contrato a la empresa que administraba la plaza de toros Santamaría. En otras palabras, prohibió las corridas de toros en la ciudad de Bogotá. En el año 2015, por decisión del Concejo, Petro pudo promover una consulta taurina para que los ciudadanos de Bogotá decidieran si estaban a favor o en contra de las corridas de toros. Lo que Viviane Morales y Gustavo Petro tienen en común es que ambos van en contra de los fallos de la Corte Constitucional que dieron vía libre a la adopción por parte de parejas homosexuales y que permitieron las corridas de toros en Bogotá respectivamente, y además ambos van en contra de las libertades individuales.
Este artículo no busca discutir el pensamiento retrogrado de la senadora, ni defender la muerte de un animal como entretenimiento. Lo que busco resaltar es la gravedad en la que se incurre cuando se permite a cierto grupo de ciudadanos decidir sobre las libertades de otros. Me atrevo a decir que aquellos que se alegraron con la consulta taurina están ahora en desacuerdo con el referendo que busca prohibir la adopción por parte de homosexuales, así como existieron personas que estaban en contra de la consulta taurina pero que alaban la iniciativa impulsada por Viviane Morales. Y ahí esta lo grave, cuando se permite que cierto grupo de ciudadanos interfiera en las actividades ajenas.
Cada individuo debe ser libre de decidir sobre su vida y ni el Estado ni otros individuos deben interferir en esas decisiones. Un artículo de la Constitución no puede decir qué es una familia, menos en un país donde sobresalen los padres solteros y niños que son criados por terceros, esas también son familia, y los homosexuales no son la excepción. Nadie debe decidir por ellos, así como tampoco nadie debe decidir por el tipo de entretenimiento que otra persona desee disfrutar por más grotesco que sea.
Cada día se limita más la libertad por parte del Estado y de individuos que asumen sus posturas como las únicas aceptables, y es normal ver cómo muchos ciudadanos alaban estas decisiones, pero solo hasta que nos cohíben la libertad de realizar algo que consideramos habitual sabremos lo realmente importante que es la libertad individual.
Debemos aceptar que existen estilos de vida diversos, no estamos obligados a aceptarlos pero sí a respetarlos, siempre y cuando esos estilos de vida no afecten directamente el nuestro. Hoy están vulnerando la libertad de un grupo específico, quizá mañana sea nuestra libertad la que vulneren.
Henner Solarte es colombiano y estudiante de Economía.
Esta nota fue previamente publicada en el Blog “Las ideas liberales“.