Por *Gian De Biase
El presidente Piñera del partido Renovación Nacional, identificados y aliados en la gran coalición que agrupa a la centroderecha chilena llamada Chile Vamos, empezó con buen pie a pesar que la izquierda ideológica le declarará la guerra antes de empezar, logró realizar un proceso de regularización para los migrantes ilegales, ahora deportará aquellos migrantes legales o no, que presenten cargos penales para cumplirlos en su país de origen.
Por mucho que la oposición se disguste y defienda a los delincuentes, Chile es soberano para expulsar de su país a cualquiera que venga a delinquir.
Otro acierto del presidente de la centroderecha, es que el canciller Roberto Ampuero desde el primer día ha tenido una lucha sin descanso contra la dictadura boliviana, la cual busca quitarle parte del mar soberano chileno, esto ha llevado al socialista Evo a quedar en ridículo por la pobreza de sus alegatos ante la Corte Internacional de la Haya.
Chile ha dejado claro que no cederá ni un centímetro su territorio, y menos con amenazas y mentiras de un intento de dictador bananero.
El nombramiento de Ampuero como canciller no es casual, este escritor chileno vivió en carne propia los horrores del comunismo cubano y soviético, por lo cual, también se ha vuelto la oposición activa en la comunidad internacional contra la dictadura socialista de Maduro, donde se ha avanzado en sanciones desde el Grupo de Lima, se ha reunido con la verdadera oposición venezolana y ha conseguido grandes aliados como el vicepresidente Mike Pence y el secretario general de la OEA Luis Almagro.
Pero si bien el presidente Piñera ha tenido estos aciertos, aún queda una tarea pendiente que fue insigne en su campaña, en la calle decían “con Piñera había pega”, en buen chileno, había trabajo y por eso votaré por él. En efecto, en el 2014, gracias a las políticas neoliberales de la dictadura militar y su buena gestión como presidente, Piñera entregó un país con 7% de pobreza.
La presidente Bachelet en su segundo período con la Nueva Mayoría aliada con el Partido Comunista, es decir, un gobierno de la izquierda ideológica, llevaría la pobreza de nuevo a 11%, además de realizar reformas nefastas como su intento de acabar con los colegios privado, volver pública la educación, una reforma tributaria que aumentó los impuestos a los ciudadanos, y el despilfarro público, el gran descaro de esto fue cuando la presidente quiso entregarle 200 millones de pesos a la fundación Allende tres días antes de dejar el cargo.
La izquierda ideológica a través de sus partidos políticos, universitarios, secundarios, académicos, sindicalistas y medios de comunicación ha desplegado todo su aparato para desestabilizar el gobierno.
La acción es clara: en el Congreso con mayoría de izquierda, interpelan ministros (con 3 meses en el cargo) y hay un frenesí legislativo, un grupo de hembristas violentas se tomaron las universidades para pedir feminismo por la fuerza, los secundarios dicen que toman el colegio para pedir más fondos a la municipalidad de Santiago (gobernada por Chile Vamos), mientras lanzan molotov y piedras a la policía y dicen que se van a inmolar por la toma, los sindicalistas lograron el cierre de la importadora Maesk, dejando sin empleo a 1200 chilenos y al pueblo de San Antonio en crisis, y por último, el establishment comunicacional, que al estar compuestos por periodistas progresistas que abogan por la corrección política, solo cubren las pobres tomas y entrevistan personas de izquierda, el mejor ejemplo es CNN Prime.
Chile se encuentra con la productividad estancada, la competitividad en decadencia, los puestos de trabajo se reducen por quiebres, cierres y recortes de personal, esto lo ha dicho la Confederación de Producción y del Comercio. Las calles de Santiago se han plagados de comercio informal, los migrantes no consiguen empleos, ni los chilenos tampoco.
El país gozó por muchas décadas de un crecimiento económico sin precedente, los chilenos se acostumbraron a vivir bien y tener más y mejores cosas, la definición de progreso ¿Y ahora? Parece que Bachelet sembró vientos, estatismo, gasto público, subsidios, más impuestos y mentiras, ahora Piñera cosecha tempestades, desempleo, quiebres y cierres de empresas, la inversión se va, y la plata no alcanza.
Es hora de tomar decisiones duras en el ámbito político y económico, si el presidente Piñera decide recorrer el mismo camino del gradualismo del presidente Macri, ambos terminarán como PPK, sin honor y sin gloria, porque en vez de señalar a los culpables del desastre ¡La izquierda ideológica! Representada en las doñas Bachelet y Kirchner, decidieron ignorarlo y tener un discurso tibio, ahora la crisis será su responsabilidad para efectos mediáticos, y si no aplican políticas para liberar la economía, bajar los impuestos, recortar y eliminar subsidios, privatizar, deponer el poder de los sindicatos ¡Y denunciar los culpables! Entonces Chile entrará en un período de crisis económica, política, y por último, que es la que la izquierda alimenta, una crisis social que desembocará en violencia.
Gian De Biase es politólogo.