El número de militares que se encuentran en las calles de México resguardando la seguridad pública de forma permanente se ha duplicado en los últimos cinco años.
Esta fue una medida que comenzó de manera temporal en el gobierno de Felipe Calderón en el año 2015 en el marco de la guerra contra el narcotráfico que fue heredada al presidente Enrique Peña Nieto, mismo que decidió mantener a los militares en las calles con el fin de fortalecer a las policías de los estados.
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Sin embargo, aunque ambos presidentes hayan mantenido la misma medida, Peña Nieto ha duplicado la cantidad de bases de operaciones mixtas que con Calderón eran 75, actualmente suman ya 142 con 3.386 soldados asignados de manera permanente en el combate a la delincuencia con 368 vehículos.
Esto sin tomar en cuenta los operativos específicos que el Ejército Mexicano despliega por situaciones eventuales en zonas con más violencia en el territorio mexicano que según detalla el Informe de Labores 2016 de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) fueron 14.
Sin resultados
Pero esta presencia de militares no ha significado precisamente una baja en los índices de inseguridad según lo reporta la Sedena en su informe de operaciones del último año.
Entre los años 2011 y 2012 los militares inscritos a las bases operativas realizaron la detención de 426 presuntos delincuentes, ejecutaron seis órdenes de captura, aseguraron 381 vehículos y decomisaron 631 armas, así como 20 granadas.
Mientras que entre septiembre de 2015 y agosto de 2016, los resultados reflejaron un descenso de poco más del 50% ya que fueron 175 detenidos, la ejecución de tres órdenes de captura, 162 vehículos asegurados; 109 armas de fuego decomisadas y solo seis granadas descubiertas.
Sin Marco Legal
Un aspecto delicado de este despliegue militar es que no hay una ley que regule los alcances de su intervención en ninguna de las tareas que cumplen.
Hace tres años el secretario de la Sedena, el General Salvador Cienfuegos, insistió al poder legislativo sobre la necesidad de realizar reformas que permitieron la construcción de un marco jurídico que no solo regule las actividades ya asignadas, sino que tambien les brinde a los uniformados atribuciones de investigación así como de combate al delito, pero esta sigue siendo una asignatura pendiente.
Abusos a los derechos humanos
Al no haber un marco regulatorio, la presencia del Ejército Mexicano en labores de seguridad se ha prestado a diversos incidentes como violaciones a los derechos humanos.
Uno de los casos más simbólicos fue la tragedia de Tlatlaya, en donde según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) hubo 15 civiles ejecutados extrajudicialmente por militares que patrullaban.
Pero los ataques han sido en doble vía, ya que los uniformados también han recibido golpes por parte de la delincuencia. El más reciente se dio el pasado 30 de septiembre cuando cuatro soldados murieron y diez más resultaron heridos al ser atacados por un comando armado al trasladar a una persona herida.
Fuente: Animal Político