Este lunes el diario estadounidense The New York Times publicó un reportaje dentro del que hace una radiografía del cómo la familia Ortega-Murillo se encuentra monopolizando el poder en Nicaragua por medio del nepotismo que impera en su administración.
Rosario Murillo, esposa del presidente Daniel Ortega, comenzó como secretaria de un diario mientras era una madre adolescente que trabajaba, luego dedicó décadas a la revolución viviendo entre conflictos y escándalos públicos al lado del que ahora es el hombre más poderoso de Nicaragua.
La incursión de Murillo en la vida política al lado de Ortega, TheNew York Times la describe como “una línea narrativa de House of Cards” la serie original de Netflix, ya que el próximo 6 de noviembre aparecerá en la boleta electoral como candidata a la vicepresidencia de su país.
Personas que rodean a la actual primera dama de Nicaragua, dicen que este ascenso en la política nicaragüense, le ha tomado décadas a Murillo que se hizo ayudar del sector más pobre de ese país para hacer crecer su popularidad.
Por su parte, Agustín Jarquín quien fuera candidato a la vicepresidencia con Ortega en las elecciones de 2001, aseguró que Murillo “no es vicepresidenta; es copresidenta”.
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El diario estadounidense destaca que actualmente Rosario Murillo ya es “miembro de facto del gabinete y está muy involucrada en todos los aspectos” de dicha administración. Ella es la encargada de dar los informes diarios sobre el acontecer nacional, pero también está al tanto de casos puntuales como el de un niño enfermo de zika, de quien puede saber su nombre y llamar personalmente a los padres.
Murillo también tiene injerencia en niveles medios de gobierno ya que sostiene regularmente reuniones con líderes municipales y “deja claro que las decisiones no pueden tomarse sin su aprobación”.
La gente de a pie en las calles cree que la actual primera dama tiene incluso más seguidores que su esposo, como lo aseguró al New York Times Florencia del Carmen López, una vendedora ambulante.
Actualmente la familia Ortega-Murillo controlan empresas productoras de combustible, televisoras y proyectos públicos de construcción y de todo esto quien está al mando es la primera fama quien “tiene una predilección por el trabajo arduo que asombra a sus oponentes” y se ha hecho cargo de supervisar todo lo que tiene que ver con gobierno, e incluso la imagen de Daniel Ortega.
Sobre el creciente protagonismo político de Murillo, dice Sergio Ramírez quien fuera vicepresidente de Ortega en los años 80, que “hubo señales: poco a poco, su rostro comenzó a aparecer como la cara de la propaganda política, primero con Daniel y luego sola” y ahora “está en la búsqueda extrema de legitimidad”.
El medio estadounidense expresa en su reportaje que decenas de personas que entrevistaron para la realización de dicho reportaje que fueron desde exfuncionarios de gobierno hasta personas de la calle, “dijeron creer que el plan para poner a Murillo en el poder tuvo el propósito de garantizar la sucesión familiar”.
La candidatura a la vicepresicencia de Murillo, “parece ser un intento de legalizar todo el trabajo que ha estado haciendo” dijo Ángela Seballos, quien fuera la vocera de la embajada nicaragüense en Washington durante el primer periodo de Ortega en la presidencia.
Fuente: The New York Times