La incompetencia para formular preguntas adecuadas tendrá como consecuencia el infortunio de toparnos siempre con las respuestas equivocadas. Es imposible conocer el mar si estás caminando de espaldas a la costa. La encrucijada política venezolana no puede resolverse haciendo cuestionamientos simples o monolíticos, por tanto es menester agregar a la ecuación variantes que en la política tradicional no han sido cotejadas, y a su vez atar piezas que parecen extrañas, pero que de alguna forma terminan correlacionándose.
De lo único que podemos tener certeza los venezolanos es que vivimos bajo un sistema opresor y dictatorial, controlado por bandas criminales y terroristas. Hasta aquí todos acordamos. El problema comienza a darse cuando nos planteamos la primera pregunta: ¿y cómo salimos de este sistema bipartito de hegemonía política y criminal?
A raíz de la pregunta anterior, necesariamente debemos pensar en lo siguiente:
- ¿Existe posibilidad de que el régimen salga por medio de una negociación?
- ¿Van a abandonar las minas de oro los guerrilleros bajo protección del régimen, por las buenas?
- ¿Van a abandonar las armas los colectivos en las ciudades del régimen, por las buenas?
- ¿Van a entregar las rutas de narcotráfico los militares, por las buenas?
- ¿Van a salir los grupos terroristas árabes del país, por las buenas?
- ¿Van a entregar los privilegios y el botín de petróleo diario que tienen los cubanos, por las buenas?
- ¿Se puede garantizar la vuelta a la democracia con los grupos criminales y delincuentes sueltos en el país?
- ¿Es posible transición a la democracia sin justicia?
- ¿Existe la posibilidad de que el régimen salga por medio de elecciones?
- ¿Aceptarían un resultado adverso?
Si las respuestas a todas las preguntas anteriores son negativas, entonces hay que pasar la página y formular nuevas preguntas:
- ¿Cuál es la alternativa política a una negociación?
- Si no abandonan las minas de oro por las buenas, ¿cuál camino queda?
- Si no sueltan las armas los colectivos, ¿cuál camino queda?
- Si no entregan las rutas de narcotráfico, ¿cuál camino queda?
- Si no salen los terroristas del país, ¿cuál camino queda?
- Si no entregan los privilegios los cubanos, ¿cuál camino queda?
- ¿Se puede?
- ¿Hay democracia si no hay justicia?
- ¿Pueden haber elecciones comprendiendo el escenario planteado?
- ¿Lo aceptarían? ¿Por las buenas?
Al despejarse las X, se empieza a establecer un camino más claro. Es por ello que es tan importante hacerse las preguntas adecuadas para así poder obtener las respuestas correctas.
- ¿Está usted dispuesto a durar veinte años más intentando negociar con el chavismo?
- ¿Cree que el país soporta más tiempo bajo la catástrofe del chavismo?
- ¿Hay más de una forma de acabar con esta pesadilla?
Vamos a analizar la “salida electoral presidencial” en la que tanto insiste Juan Guaidó y por la cual ha huido a su responsabilidad de solicitar cooperación militar internacional para acabar con el mandato criminal de Nicolás Maduro. De avanzar o darse unas elecciones podríamos presenciar los siguientes escenarios:
- Gana chavismo por abstención. ¿Cuál es la estrategia para después?
- Gana chavismo con fraude, se alzan pruebas del fraude, militares apoyan al chavismo. ¿Cuál es la estrategia para después?
- Gana oposición, chavismo no reconoce, militares le apoyan. ¿Cuál es la estrategia para después?
Se sigue sin entender que los militares es el chavismo en sí, y que están igual que el chavismo político, inmersos en delitos y no van a entregar por las buenas. Al chavismo la institucionalidad y el reconocimiento le dejó de importar hace mucho, eso es algo notorio.
En el pasado la oposición ganó la Alcaldía Mayor de Caracas y el chavismo la robó; se ganaron gobernaciones y el chavismo las robó o instaló un “protector” para usurpar las funciones del gobernador; se ganó la Asamblea Nacional y ahora tienen a Luis Parra usurpando funciones junto a la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente. ¿Lo poco o mucho que ha podido hacer Guaidó ha sido por qué? Por el respaldo internacional y por la fuerza. Fue solo la fuerza lo que le arrebató a Maduro el control de Citgo y Monómeros, así como la Embajada de Venezuela en Washington, entre otros activos del país. Entonces, ¿de qué vale en teoría ganar unas “elecciones presidenciales” si el chavismo no va a reconocer resultados y los militares están de su lado?
En cualquiera de los escenarios se impondrá la fuerza: la militar del chavismo, o la que la oposición logre encausar. Si piensan que los militares respaldarán unas “elecciones”, ¿por qué no lo han hecho antes? o ¿por qué esperar elecciones para sublevarse a una tiranía?
De cualquier forma, todo desembocará en el uso de la fuerza, insisto. Se pueden ganar unas elecciones, pero sin fuerza no habrá cómo capitalizarla y el chavismo se aferrará a ella.
Entonces, ¿cuál es el plan para el día después? ¿Siguen esperando que los militares “recapaciten”? ¿21 años acaso no es tiempo suficiente para abrir paso a otras medidas que no involucren caminatas en la Francisco Fajardo, mensajes de autoconsolación y estafas electorales?