En algún momento de su vida política el expresidente y Senador Álvaro Uribe Vélez, conocido por su “mano dura” en la lucha contra el narcotráfico, defendió el uso de la dosis personal en Colombia.
Precisamente, cuando fue elegido presidente en 2002 se lanzó la política de defensa y seguridad democrática, programa de Gobierno que diseñó las bases de la seguridad y estructuró una ofensiva contra los cultivos ilícitos ligados a los grupos guerrilleros y de crimen organizado.
Pese a lo que se conoce de Uribe y de su línea fuerte contra el consumo de la dosis personal, en 1989 estuvo de acuerdo en apoyar la despenalización en medio del auge y terror sembrado por el Cartel de Medellín.
Uribe el liberal
En ese entonces, Pablo Escobar, capo del narcotráfico oriundo de la ciudad de Medellín, lideraba una guerra contra el Estado colombiano junto a la organización criminal denominada ‘Los Extraditables’. Su objetivo consistía en impedir la extradición mediante la utilización de amenazas y sentencias de muerte sobre aquellos que estaban a favor de esta medida contra los líderes del narcotráfico.
El 15 de diciembre de 1989 el Senado de la República se encontraba en pleno para debatir un álgido tema de coyuntura nacional e internacional. Se proponía un referendo para que los ciudadanos colombianos votaran si estaban de acuerdo o no con la extradición de narcotraficantes hacia los Estados Unidos.
Uribe quien fungía como Senador del Partido Liberal (movimiento socialdemócrata)
pidió la palabra y presentó una proposición al proyecto de reforma constitucional, con el argumento de estar a favor de la extradición, pero condicionado a que se cambiara la fecha para así evitar que coincidiera con otras elecciones en el país y evitar constreñimiento a los votantes por parte del Cartel de Medellín.
En su intervención, Uribe dijo, “He creído que esta proposición es responsable (…) no suscita aplausos inmediatos ni alcanza a impactar el delirio colectivo”. Señaló que la pretensión de extraditar a los grandes capos del narco no era una estrategia efectiva e invitó a sus colegas a “buscar soluciones imaginativas”.
Y citó al economista de la Escuela de Chicago, Milton Friedman, al exsecretario de Estado de Ronald Reagan, George Shultz, y algunos políticos italianos: “Todos ellos están dando argumentos a favor de la despenalización para acabar con el narcotráfico como negocio criminal”, puntualizó Uribe.
Según New York Times, tres meses antes de la intervención de Uribe, Friedman publicó una columna de opinión en el Wall Street Journal (WSJ) donde criticaba la guerra contra las drogas y apuntaba como fracaso a la política prohibicionista de George H.W. Bush. “Colombia, Bolivia y Perú no estarían sufriendo el narcoterrorismo”, e instó a las autoridades despenalizar el consumo de drogas.
Para ese mismo año, Shultz sostuvo también estar contra de la criminalización del consumo personal de estupefacientes.
El libertario Daniel Raisbeck, máximo defensor de la despenalización de drogas, le dijo al PanAm Post que si Colombia hubiese adoptado las medidas del Uribe de ese entonces sí se habría podido derrotar completamente a la guerrilla de las FARC:
El negocio de las drogas y la cocaína no estaría en manos de delincuentes y criminales, sino en manos de empresas privadas. Entonces no sería el motor de la violencia de Colombia que ha estado presente durante las últimas décadas relacionadas con el narcotráfico.
El viacrucis de la dosis personal en Colombia
A través de la sentencia de la Corte Constitucional C-221 de 1994, se declararon inexequibles los artículos de la Ley 30 de 1986 que establecían las sanciones para quienes portaran o usaran la dosis mínima de droga permitida.
La corporación sostuvo en la decisión judicial que el consumo de drogas es una actividad que incumbe a la esfera individual de la persona y que, al no transgredir derechos de terceros, se instala dentro de una moral interna y de consumo personal.
Pese a esto, Uribe propuso de nuevo penalizar el consumo en la campaña por la reelección presidencial del 2006. Para esa epoca, el jefe del Centro Democrático explicó que esa decisión ponía en peligro a los jóvenes y estaba estrechamente ligada con el narcotráfico.
En 2003, la bancada uribista también promovió acabar con la dosis personal, iniciativa que fue incluida en el referendo que no pasó por no haber logrado los votos suficientes de acuerdo con el umbral.
Para 2009, casi en el último año de su reelección, Uribe logró que las mayorías en el Congreso aprobaran un proyecto que solo habilitaba el porte y consumo de la dosis personal para el consumo por prescripción médica.
Este discurso se mantiene, la actual tesis del Centro Democrático es que el tráfico de drogas ha venido en aumento en las grandes ciudades del país disfrazado con un porte y consumo de la dosis personal. Consideran que los traficantes ahora buscan hacerse pasar por consumidores.
Por su parte, Iván Duque candidato presidencial de ese partido, ha enarbolado las banderas de la prohibición y ha asegurado que en su Gobierno la dosis personal será de nuevo prohibida.