La organización de las Naciones Unidas presentó un informe en el que se ubica a Colombia como el principal productor de cocaína en el mundo. El cultivo de coca en el país sube constantemente desde 2013, de las 48.000 hectáreas registradas en 2013 hasta las 171.000 en 2017, señalan.
“Nos preocupa el aumento del cultivo ilícito de arbusto de coca y de la fabricación ilícita de cocaína en Colombia”, indicó Viroj Sumyai, presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en el informe anual de este organismo, presentado este martes en Viena.
El arbusto de coca y la fabricación ilícita incrementó en 2017 un 17 % y un 31 %, respectivamente, alcanzado un máximo histórico.
El organismo hizo énfasis en el pacto de un plan quinquenal para reducir los cultivo ilícitos en un 50 % para 2023, entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos.
“El objetivo principal del plan es revertir la tendencia del aumento de cultivos desde 2013. Además, el plan está destinado a garantizar la continuidad de los esfuerzos actuales dirigidos a la erradicación e interdicción y al fortalecimiento de la cooperación con los Estados Unidos”.
Los planes de Colombia
Colombia busca erradicar de forma manual 70.000 hectáreas. De acuerdo con el ministerio de Defensa, a junio de 2018 se habían sustituido voluntariamente 42.000 hectáreas más, de las cuales 14.000 han sido certificadas por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Pese a los esfuerzos del Gobierno, explica la JIFE, que esto no significó una disminución sustancial en las cifras de producción cocaína. Por el contrario, según los datos del informe, la producción pasó de 1.053 toneladas métricas en 2016 a 1.379 toneladas métricas en 2017.
Según datos del Observatorio de Drogas de Colombia, en 2017 se incautaron 435 toneladas de cocaína, 52 toneladas de pasta base de cocaína, 240 toneladas de cannabis y 521 kg de heroína. Sumado a esto, se desmantelaron 321 laboratorios de cristalización de cocaína.
Glifosato: la solución y la discordia
Un sector cercano al Gobierno señala que la única forma de erradicar el auge de coca y controlar la producción es a través del uso del glifosato.
Ante de su salida, el expresidente Juan Manuel Santos había autorizado el uso de drones para la pulverización de glifosato a un nivel de concentración 50 % más bajo que el utilizado anteriormente; la fumigación aérea de glifosato en cultivos de coca se había suspendido desde octubre de 2015, por orden de la Corte Constitucional, para evitar riesgo a la salud.
De acuerdo con presidencia, los drones que volaban a baja altura se equiparaban a la práctica actual en la que las cuadrillas de erradicación en tierra pulverizaron herbicida de glifosato desde tanques montados en su respaldos.
Precisamente, este jueves es la cita entre el presidente Iván Duque y el expresidente Juan Manuel sobre el uso del gilofosato, a propósito de la demanda de las comunidades de Novita en el departamento del Chocó por el uso de la aspersión aérea.
El uso del glifosato no ha sido prohibido de manera expresa en Colombia, fue condicinado en 2017 por la sentencia T-316 de la Corte Constitucional. Cabe destacar que la suspensión del programa de aspersión se dio para el año 2015 por decisión del Gobierno Santos.
La principal critica al uso de glifosato es por su clasificación, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) este herbicida hace parte de la categoría 2A como “posiblemente cancerígeno”.
Rafael Nieto Loaiza, exviceministro de Justicia, ha señalado que la erradicación manual de coca ha costado miles de policías y civiles muertos y heridos.
Erradicación manual de coca ha costado miles de policías y civiles muertos y heridos. Mientras, la Constitucional prohibe fumigación con glifosato porque "podría ser" carcinógeno. ¡Pero permite usarlo sobre otros cultivos! ¿A quién beneficia prohibición? https://t.co/OSs5F52Rv8
— Rafael Nieto Loaiza (@RafaNietoLoaiza) February 28, 2019
Al respecto, en una columna de opinión, el investigador Daniel Rico explicó que en las más de mil publicaciones científicas que van desde las más rigurosas hasta las que ponen datos amañados, hay respuestas para todos los gustos.
“Unas dicen que sí de manera vehemente, otros que tal vez, la mayoría coinciden en que toca seguir investigando y otras con la misma vehemencia de los del sí afirman que no”.
Y agregó, que en lo que si hay consenso es en la interpretación de la evidencia por parte de las principales agencias internacionales de salud, alimentos y medioambiente.
“Los pronunciamientos de la OMS, la FAO, la Unión Europea, la EPA de Estados Unidos, las agencias nacionales de Alemania, Corea, Japón, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y el Reino Unido coinciden en el mismo punto. No reconocen en la evidencia científica una relación causal entre glifosato y desenlaces en salud, pero la mantienen como un factor de riesgo”.