
En estos días se vivieron momentos tensos en Paraguay debido al veto del Poder Ejecutivo al proyecto de ley jubilatorio propuesto por el sector médico del país. La propuesta consistió en que puedan jubilarse a los 60 años de edad, aportando 30 años y con el 100 % de sus haberes.
Ante este pedido, Mario Abdo Benítez, presidente del Paraguay, vetó parcialmente el proyecto pero aceptando que las jubilaciones estén disponibles a los 60 años de edad, aportando durante 30 años, aunque con el 75% de sus aportes. Esta situación enardeció al gremio que amenazó con ir a una huelga general.
Según Benigno López, ministro de Hacienda, el problema de la ley propuesta deriva en la sostenibilidad de la Caja Fiscal que, según el informe de dicho Ministerio al cierre del primer bimestre del año, acumula un déficit de 27 % que representa 22,8 millones de dólares.
Sin embargo, el miércoles en Cámara de diputados y el jueves en Cámara de senadores, se rechazó el mencionado veto del Ejecutivo, por lo que quedó promulgado automáticamente el proyecto presentado por el gremio de médicos. Ahora bien, lo importante a ser analizado es el sistema jubilatorio.
Actualmente, en Paraguay, al igual que en otros Estados, se mantiene el sistema jubilatorio de reparto. En simples palabras, significa que aquellas personas que se encuentran inmersas en la Población Económica Activa tienen la obligación de “realizar” un aporte obligatorio con los que se forma un fondo común dirigido a la atención de los pensionados y jubilados.
Uno de los principales problemas que puede acarrear el colapso de este sistema es el decrecimiento del bono demográfico: se tornaría imposible su mantenimiento si, así como lo estipula la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos, “hay un descenso de la población de niños y adolescentes, mientras que hay un aumento de la población de adultos jóvenes”.
El mismo ente gubernamental determina que en el año 2018 la tasa de crecimiento anual de la población total fue de 1,43 %, mientras que las proyecciones para el año 2024 indican que disminuirá al 1,33 %. Por mucho que la mayoría no quiera verlo, el sistema jubilatorio vigente en el país es similar (por no decir exactamente igual) a un esquema Ponzi.
Sin embargo, no necesariamente se debe seguir transitando por este camino. Existe otro modelo, uno que está basado en el ahorro, la propiedad y la responsabilidad. Uno en el cual cada individuo es el protagonista principal para lograr tener una vejez digna.
Si lo que realmente uno busca es esto último, es menester modificar el sistema jubilatorio actual y establecer un sistema de capitalización individual. El caso chileno, país donde nace el sistema, es un ejemplo del éxito de la implementación de este tipo de régimen jubilatorio.
En dicho sistema, cada trabajador ahorra durante su vida laboral, depositándolos en la administradora de fondos que mejor se adecue a sus intereses. Esto crea un estrecho vínculo entre el ahorro y los beneficios esperados por los trabajadores, evitando de esta manera colocar sobre los hombros de las futuras generaciones las pensiones por cubrir.
La problemática suscitada en torno a las jubilaciones seguirán por el mismo camino, incluso capaz se incrementen, a menos que se le otorgue al individuo la posibilidad de ser responsable por su propio bienestar, una vez llegada su jubilación, sin depender de terceros.