
El exdictador Gregorio “Goyo” Álvarez, que gobernó ilegítimamente entre 1981 y 1984 durante la dictadura militar en Uruguay, murió debido a una falla cardíaca la madrugada de este miércoles 28 de diciembre.
El exmandatario murió a los 91 años de edad, tras pasar diez años de ellos en prisión por violación de los derechos humanos.
Gregorio Álvarez más conocido como “Goyo”, fue uno de los principales artífices del golpe de Estado (1973-1985) y el último presidente de facto del gobierno cívico militar que dio un golpe de Estado en 1973.
Álvarez, nacido el 26 de noviembre de 1925 en una familia de militares, inició su carrera militar en 1940 y se graduó como oficial del Regimiento de Caballería en 1946, integrándolo hasta 1959.
El exdictador también fue jefe de Operaciones de Caballería en la Escuela de Instrucción Militar y de la Guardia Republicana de Montevideo.
El 23 de febrero de 1973, meses antes del golpe de Estado, Álvarez fue designado secretario permanente del recién creado Consejo de Seguridad Nacional creado tras el acuerdo de Boiso Lanza, que asesoraba al entonces presidente Juan María Bordaberry (1928-2011).
Luego del golpe de Estado del 27 de junio de ese año, fue uno de los militares que ingresó en el Palacio Legislativo, junto al general Esteban Cristi, a los coroneles Alberto Ballestrino y Hugo Arregui y al teniente coronel Julio Barrabino.
Desde el día que asumió como presidente es recordado por la represión que ejerció durante su mandato.
El exdictador fue procesado como coautor de varios delitos de desaparición forzada vinculadas a los traslados clandestinos de detenidos desde Argentina ocurridos en 1978, cuyos protagonistas fueron asesinados. Luego, se le agregaron otros delitos como el del homicidio de 37 personas cuando ejercía la comandancia del Ejército.
Álvarez cumplía prisión en una cárcel especial para los condenados militares por aquellos casos y a mediados de mes debió ser trasladado al Hospital Militar.
Álvarez murió hoy a las tres de la madrugada, tras una agonía de dos semanas en el hospital ya mencionado.
Fuentes: El Observador; La Nación; El País.