El día de ayer, el Senado de los EE. UU votó a favor de una enmienda histórica, pues marcó precedentes en varios sectores. Impide el uso de fondos federales para exigir la aplicación de medidas sobre el uso de marihuana a cada estado. Esto marcó un hito no solo en el uso de la sustancia, sino en la división de poderes —propia de una república— al lograr que el legislativo soslaye una orden de la rama judicial, además que fue una medida no solo adoptada sino promovida por ambos partidos imperantes.
En teoría, la base de una república es la división de poderes; así ninguno se superpone sobre otro y así se auto-regulan para impedir una tiranía. El concepto nace del desapego de la monarquía donde un soberano dictaminaba sobre la suerte del resto. Con la fundación de las repúblicas, se busca descentralizar el poder. A través del Senado y el Congreso, se pretende representar a la población por medio de candidatos elegidos. En el caso de EE. UU. es una república federal, por ende hay un Gobierno central pero los estados gozan de autonomía.
En el 2014 se creó la enmienda Rohrabacher-Farr que protege el derecho de los pacientes a usar marihuana medicinal en los estados que es permitido sin intromisión del Gobierno nacional. Esta medida fue revocada por el Fiscal General de la Nación, Jess Sessions. Este año inauguró esa función. Por 20 años fue senador del partido republicano. Lo cual nos expone a un nuevo precedente. Los excolegas del Senado de Jeff Sessions, consternados por los humillantes a través de la red social Twitter de Donald Trump y sus comentarios sobre él, se están uniendo a su defensa, instando al presidente a dejar de castigar a un fiscal que describe como una decepción “muy asediada” y “muy débil“. Pero su solidaridad con Sessions no implica que estén de acuerdo con sus medidas. Así lo demuestra el voto el día de ayer que refuta la revocación del fiscal general sobre la interferencia del Departamento de Justicia con las leyes de marihuana medicinal.
Ayer, el Comité de Apropiaciones del Senado, aprobó la enmienda Rohrabacher-Farr, por votación verbal, indicando que no fue polémico entre los miembros del panel, que incluye 16 republicanos. Por lo tanto, la comisión rechazó una petición personal del fiscal general que quiso evitar que pase la enmienda.
El primero de mayo, en una carta al Senado y los líderes de la Cámara, el fiscal general dijo: “Escribo para renovar la oposición del Departamento de Justicia a la inclusión de lenguaje en cualquier legislación de asignaciones que prohíba el uso de fondos del Departamento de Justicia o de cualquier manera inhibir su autoridad para hacer cumplir la Ley de Sustancias Controladas. Creo que sería imprudente restringir la discreción del Departamento para financiar procesos particulares, particularmente en medio de una histórica epidemia de drogas y posiblemente un aumento a largo plazo de los delitos violentos”.
Evidentemente, los antiguos colegas de Sessions encontraron esa lógica, vinculando la marihuana medicinal a la violencia y el uso de heroína, poco convincente. La aprobación por parte del comité de las sesiones de los pilotos se opone, que se promulgó por primera vez en 2014 y se ha renovado cada año desde entonces, prepara el terreno para su inclusión en el proyecto de ley final de financiación para el Departamento de Justicia.
El primero en dar cobertura a la carta Sessions fue el presidente de la asociación Marijuana Majority, Tom Angell. Por ello la revista libertaria mensual Reason tomó su testimonio luego de la votación. Dijo: “Este voto no es sólo un golpe contra una mentalidad obsoleta de cuando se creía que la marijuana provocaba locura (Reefer Madness)”, “El fiscal general, en contravención de las promesas de campaña del presidente Trump y de la opinión pública, pidió específicamente al Congreso que le diera el poder de arrestar y procesar a pacientes y proveedores de marihuana medicinal que cumplan con las leyes estatales. Un grupo bipartidista de sus antiguos colegas del Senado acaba de decir que no. La mayoría de los estados ahora permiten marihuana medicinal, y no vamos a permitir que los guerreros de la droga en el Departamento de Justicia para revertir el reloj. La guerra contra la marihuana está terminando, incluso si Jeff Sessions todavía no lo entiende.
Hace dos semanas, el mismo comité del Senado, por un voto de 24 a 7, aprobó una enmienda que habría permitido a los médicos de Veterans Health Administration (Administración de la Salud de los Veteranos de Guerra) recomendar la marihuana como tratamiento en los estados que permiten el uso médico. El año pasado esa enmienda fue aprobada por el Senado y la Cámara por amplios márgenes, pero no terminó en el proyecto de ley de asignaciones finales. Ayer, el Comité de Reglas de la Cámara de Representantes votó para evitar que la enmienda proceda a una votación.
La legalidad del uso de la marihuana medicinal avanza y consigo expone cómo opera una república federal. Pues miembros del legislativo abiertamente confrontan al líder del ejecutivo —el presidente— cuando este arremete contra un integrante de la rama judicial y miembro de su partido. Paralelamente, aunque defendieron al exsenador, ahora fiscal general, su empatía hacia él no les impidió refutar sus acciones, aunque esto implicó aliarse de sus rivales políticos del bando contrario, en este caso los burócratas. Entre otras cosas, el partido republicano ha sido reconocido por su preferencia a los recortes presupuestarios y mayor autonomía estatal, en este sentido se alinea con sus preceptos. Mientras que los demócratas han sido históricamente más permisivos en lo social. Encontraron un punto común. Dentro de poco,, esta sustancia ahora podrá ser accesible sin recriminación a sus usuarios y si se confirma el voto, también para veteranos de guerra que sufren incontables casos de síndrome de estrés postraumático.