
En una entrevista exclusiva para la revista Forbes, el presidente Donald Trump anunció un plan para el desarrollo económico que hasta ayer era secreto. Pretende estimular a las empresas nacionales y castigar a las que producen en el extranjero.
Con un lenguaje que caracteriza al mandatario, propio del marketing de un programa de televisión (porque mantiene al espectador atento), generando expectativa y a la vez destacando lo propuesto por él como lo más maravilloso, dijo: “Un proyecto de ley de desarrollo económico, que creo que será fantástico, que nadie conoce, de lo que usted está escuchando por primera vez”.
Por medio de una alegoría, dijo que “es una zanahoria y un palo”. La zanahoria sería el incentivo para quienes producen dentro de los EE. UU. En contraposición, el “palo” sería el castigo; el azote. En palabras de Trump: “Es un incentivo para quedarse, pero quizás sea aún más … si te vas, va a ser muy difícil para ti pensar que vas a poder vender tu producto a nuestro país”.
Una de las promesas de campaña del entonces candidato y ahora presidente fue el trabajo por medio de la producción nacional. Por lo cual advierte que las empresas que lleven puestos de trabajo al extranjero serán “penalizadas severamente”.
La plataforma digital Reason plantea en un artículo publicado este martes 10 de octubre que posiblemente no pase de las palabras a la acción esta supuesta propuesta. Pues, hasta el momento, la Casa Blanca no ha respondido a las preguntas de varios medios de comunicación que pidieron más detalles sobre el plan de desarrollo económico secreto del presidente. Mientras tanto, un funcionario anónimo de la Casa Blanca le dijo a cadena CNBC que luego de lograr la aprobación de la reforma tributaria y los proyectos de ley de infraestructura en el Congreso, se debatirá el plan de desarrollo económico planteado.
De manera ambigua, en la entrevista de Forbes, Trump explicó cómo funcionaría la propuesta. Dijo: “Lo que quiero hacer es recíproco”. “Si alguien nos cobra un 50 %, debemos cobrarles el 50 %, ahora nos cobran el 50 %, y no les cobramos nada, eso no funciona conmigo”.
Pero no dice 5o % de qué. No se sabe si se refiere a los costos de producción, exportación o qué. Desde la primera etapa de su campaña presidencial Trump ha hablado de aranceles recíprocos sobre los bienes importados. Así que es posible que se refiera a eso, aunque no está claro. Sin embargo, si se aplican dichos aranceles a las mercancías importadas —a modo de sanciones recíprocas— para otros gobiernos que aplican aranceles a los productos estadounidenses, el castigo recae sobre los trabajadores estadounidenses (por el alza de los precios) y sobre las compañías estadounidenses (por la misma razón); sobre todo para aquellas que buscan exportar sus productos o que necesitan elementos importados para su producción. Por ende, tampoco equivale a un incentivo para las empresas que mantienen puestos de trabajo en los EE. UU.
Asimismo, el artículo de Reason destaca que mayor gasto federal y estatal en empresas locales no implica mayor ganancia. En palabras del autor, “Si el secreto del desarrollo económico es el gasto del gobierno, todos deberíamos estar cansados de ganar ahora”.
Pues, expone que a través de préstamos emitidos por la Administración de Pequeños Negocios, subvenciones a través de varios programas de energía verde, el Banco de Importación-Exportación y más, se ha invertido por años en empresas locales y los resultados no han sido evidentes. Mientras que proponen medidas que Trump también ha mencionado, como impuestos más bajos y menos regulación —salvo en el caso de la importación de bienes— sí impulsarían las ganancias de los negocios estadounidenses. Esto a su vez se reflejaría favorablemente en los sueldos de los trabajadores, más que un trato especial para las empresas favorecidas por la política.
Aunque Trump llegó a la presidencia haciendo campaña de ser un hombre distinto al político de siempre, al igual que sus predecesores propone medidas de intromisión estatal que fracasaron anteriormente.
Esto contradice tanto su carrera profesional de empresario como el partido que representa. Así lo dijo el entrevistador de la revista Forbes: “Y aquí estamos, el primer presidente que viene exclusivamente del sector privado, representando al partido que durante más de un siglo defendió el capitalismo de laissez-faire y el libre comercio, proponiendo que el gobierno castigue y recompense a las empresas, basándose en dónde eligen ubicar fábricas y oficinas”.
Entonces preguntó: “¿Está el presidente cómodo con esa idea?”
Trump respondió: “Muy cómodo”.
Es incierto aún si la medida trascenderá. Lo que sí se puede evidenciar es la forma de gobernar del mandatario, impredecible.