En vista del agotamiento de recursos en Venezuela y las sanciones impuestas por EE. UU., Maduro está en búsqueda de financiamiento en otras partes del mundo. Dentro de esas naciones hay varios regímenes autoritarios que persiguen a los cristianos. La persecución va desde la expropiación de los templos hasta la privación de libertad de los feligreses. A Maduro no solo le genera empatía sino que se alinea a su estilo represivo para gobernar.
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De regreso al suelo sagrado de la Patria, luego de la victoriosa Gira Relámpago de grandes triunfos para Venezuela https://t.co/jDTtGXTkUw
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) October 7, 2017
A principios de este mes concluyó su gira titulada “La ruta del nuevo mundo”. Entre los países que visitó están Rusia y Turquía. Luego del supuesto golpe de Estado contra el presidente turco en el 2016, el autoritarismo en la nación que divide a Asia de Europa aumentó. Bajo el discurso de limitar la posibilidad de futuros levantamientos, los poderes del Estado se expandieron y consigo el nacionalismo que va vinculado a la religión imperante: el Islam. En el último año el gobierno ha expropiado 50 iglesias ortodoxas. Sumado al asesinato de un sacerdote y un obispo en la última década, desde la llegada al poder de Erdogan, está en proceso de islamizar varias; entre ellas Hagia Sofia, una reliquia de Constantinopla.
Con más de 80 millones de habitantes, los alrededor 187.000 cristianos son menos del 1 % de la población. De acuerdo a la organización Open Doors USA (Puertas Abiertas EE. UU.), que estudia la persecución a cristianos en el mundo, la creciente persecución a cristianos hizo que Turquía pase este año del puesto 45 al 37 en la escala de los países que más persiguen cristianos en el mundo.
La organización surgió en la década de 1950 para ayudar a las comunidades cristianas que practicaban su fe de manera clandestina en Europa del este, durante la Unión Soviética; que fue cuando más se perseguía a cristianos.
Sostiene la organización que en las naciones del centro de Asia —la zona donde más se persiguió cristianos cuando imperaba el socialismo— que estuvieron bajo mandato soviético, el fundamentalismo islámico está creciendo y consigo la persecución pos-comunista. Usa como ejemplo de este fenómeno el atentado terrorista en el aeropuerto Atatürk en Estambul, Turquía en el 2016; donde murieron 41 personas y hubo al menos 239 heridos. Los terroristas eran de Kirguistán, Uzbekistán y Rusia. Cabe resaltar que en abril de este año Rusia prohibió el ejercicio de su fe a los Testigos de Jehová, primero porque prohibió la evangelización fuera de los templos religiosos y luego los denominó fundamentalistas.
La lucha contra el extremismo religioso en Rusia surgió luego del último enfrentamiento armado a gran escala con grupos separatistas de Chechenia, la región dentro de Rusia de población predominantemente musulmana que busca independizarse. Pese a no tener antecedentes de violencia, los Testigos de Jehová quedaron en esta categoría.
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En un artículo —previo— recopilamos los mayores atropellos sufridos por parte de cristianos en el mundo y cómo este fenómeno no genera repercusión en los medios masivos. De la misma manera, no trasciende esta información como dato relevante cuando Maduro busca financiamiento con estos regímenes; entre ellas miembros del BRICS, la asociación económica de las cinco de las economías nacionales emergentes más grandes del mundo. Las siglas incorporan a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
De esos cinco países, tres aparecen en la lista de ACN (Ayuda a la Iglesia Necesitada por sus siglas en inglés). Se trata de una organización que investiga e informa sobre la persecución de cristianos en el mundo. En el caso de la India, desde que llegó al poder el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP) liderado por el primer ministro Narendra Modi en 2014, al igual que en Turquía, el nacionalismo tomó un tinte religioso. Por ello en tiempos de elecciones el sentimiento se potencia y consigo los ataques hacia quienes no forman parte. Desde las elecciones de marzo de este año, los ataques contra cristianos reportados suman 317.
La misma organización reporta que en China: “las nuevas regulaciones de mayo de 2015 aumentaron los problemas; restringiendo el color, el tamaño y la ubicación de las cruces, y la altura de los edificios. Los lugares de culto no pueden exceder los 24 metros de altura; las cruces deben insertarse en las paredes del edificio; no pueden estar en la parte superior de edificios o campanarios; su color puede no sobresalir, y su longitud no puede exceder una décima parte del edificio”.
Reportan que en abril de 2016, el edificio de tres pisos de una iglesia cristiana fue demolido después de que las autoridades afirmaran que violaba varias reglamentaciones, incluida la posición de su cruz. Hasta ese momento, más de 2000 iglesias y cruces ya habían sido demolidas como parte de la campaña. En Viernes Santo de ese mismo año una mujer fue hospitalizada luego de ser pisoteada por un equipo de construcción de 100 personas que iba a remover la cruz de su iglesia en Wenzhou.
Y es que la organización sostiene que los adeptos al cristianismo ya superan a los miembros afiliados al partido comunista en China. Por ello el régimen intenta alinear el cristianismo y otros grupos religiosos con los principios del Partido Comunista. “Oficialmente” se reconocen cinco comunidades religiosas: budista, taoísta, musulmana, católica y protestante. Los seguidores de estas religiones pueden practicar bajo los auspicios de una de las “asociaciones patrióticas” sancionadas por el Estado. Para los católicos, esta es la Asociación Patriótica Católica de China (CPA) y para los Protestantes, el Movimiento Patriótico de los Tres Yoes. Buscan controlar el cristianismo de acuerdo con los principios del Partido Comunista. Pero muchos adoran fuera de estas estructuras oficiales en lo que a menudo se conoce como iglesias “clandestinas”.
Esta metodología no dista del Chavismo, pues el régimen convirtió a la oración cristiana del Padre Nuestro en “la oración del delegado”. En lugar de ‘padre nuestro que estás en el cielo’, dice: ‘Chávez nuestro que estás en el cielo, en el mar y en nosotros’… Asimismo, en vez del original “no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal” dice: “no nos dejes caer en la tentación del capitalismo”.
Así como el Chavismo, ahora de la mano de Maduro, adapta la fe de las personas a su régimen, como lo hacen en los gobiernos con quien busca forjar alianzas, al igual que ellos, también reprime. Es que para regímenes autoritarios la religión juega un rol fundamental para controlar a las masas. Por ello, si pone en peligro la obediencia y unanimidad que exige el régimen, con frecuencia o la anulan o la amoldan para adiestrar a sus gobernados.
El trato que estos gobiernos dan a sus gobernados no solo genera empatía a Maduro para negociar con ellos, sino que se alinean por su estilo de gobierno, un régimen que limita las libertades civiles, por supuesto las individuales y por tanto reprime a quién se oponga.