Con cada vez mayor frecuencia se ven mezcladas la simbología y personajes comunistas con eventos las causas LGBTQIA+(cuyas letras van en aumento).
El anterior fin de semana, en un acto por los 47 años del partido de gobierno en Uruguay, Frente Amplio, una foto que representa este fenómeno causó controversia. Bajo el lema “Patota homo-lesbo comunista”, dos simpatizantes se sumaron al evento.
Fabiana Goyeneche empezó a ser una figura mediática -supuestamente de manera apolítica- en la campaña #NoALaBaja que refutaba la propuesta para bajar la edad de imputabilidad de 18 a 16. Sin embargo, ahora ostenta un cargo público. Es Directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo y segunda suplente del intendente.
Y ahora, por último, apologista del comunismo al que pretende vincular a la homosexualidad.
Para quien sepa cómo ha sido el trato a las personas con conductas -sexuales- no aprobadas por el régimen, bajo gobiernos comunistas, esto resulta cuanto menos contradictorio.
Al respecto, consultamos con Álvaro Zicarelli, analista político, conductor radial, panelista televisivo y conferencista de temas históricos, políticos y culturales, ex asesor en política exterior de la actual Vicepresidente de la Argentina y de la líder de del partido de gobierno, Elisa Carrió.
Como generador de polémicas en los medios de comunicación por su forma políticamente incorrecta, marca una diferencia entre un Marxiano y un Marxista, siendo el primero un estudioso de la obra, que la toma como un compendio teórico filosófico, mientras que el segundo convierte ese compendio en un instrumento político. Agrega: “con resultados trágicos para la humanidad”.
Distingue también a un intelectual de un ideólogo, pues el segundo pierde su calidad de libre pensador en pos de la propaganda política.
Peronismo y rechazo a la homosexualidad
Como discípulo de los pensadores y sociólogos Juan José Sébreli (miembro fundador del Frente para la Liberación Homosexual) y Carlos Escudé, Zicarelli remarca un momento histórico: la primera aparición pública de una agrupación homosexual en Argentina. En 1973, cuando asumió el gobierno Héctor Cámpora -a quien el propio Perón reprochó “Me ha llenado el gobierno de putos y de zurdos”, la plaza de la independencia (Plaza de Mayo) se llenó de simpatizantes del Peronismo.
Se pudo ver en medio de la plaza un cartel con una estrofa de la marcha peronista para el lanzamiento de su movimiento :”Para que reine en el Pueblo, el Amor y la Igualdad – Frente de Liberación Homosexual“.
Enseguida, el peronismo de derecha arremetió contra la agrupación con escupitajos y arrojando piedras. En respuesta, la izquierda peronista cantaba “No somos putos, ni faloperos, somos soldados de Perón, Montoneros”. Es decir, no solo que no respaldó a la agrupación de homosexuales pioneros sino que se distanció de ellos y les denigró públicamente.
Falopero en castellano rioplatense alude a la adicción a las drogas, sobre todo a la cocaína. La homosexualidad, entonces, se equiparaba a una conducta poco sana y de entornos viciosos.
Influencia soviética
El Partido Comunista Argentino expulso al director del FLH, Héctor Anabitarte, por su preferencia sexual. Sin embargo, le dieron la oportunidad de reingresar si se sometía a un tratamiento en Alemania Oriental, en ese tiempo del otro lado del Muro de Berlín bajo dominio soviético, para “reajustar su conducta”.
Pues, consideraban que la homosexualidad implicaba una reducción de la masculinidad y por tanto sería inútil para el rol combatiente del marxista.
Eso en la aplicación práctica. El fundamento teórico era que la homosexualidad era una desviación resultante de la sociedad capitalista que pregona la individualidad, cuando el guerrillero marxista debe tener primero al partido y la revolución. Su condición individual se anula en pos del colectivo. El amor romántico es, a fin de cuentas, un “fetiche burgués”.
Esta consigna fue adoptada por agrupaciones marxistas de América Latina y Europa Oriental, por órdenes de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) donde la homosexualidad -entre varones- era un crimen federal estipulado en el Artículo 121 del código penal castigado con hasta 5 años de prisión.
Persecución en Cuba
Apenas un mes después de la fundación oficial del Partido Comunista de Cuba (recordemos que inicialmente los Castro no se declaraban como tal, fue precisamente la denuncia del auge comunista lo que se presume le costó la vida a Camilo Cienfuegos), bajo recomendación soviética, se instauran las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, donde eran enviados quienes no eran aptos por “Conducta Impropia” para el servicio militar obligatorio (instaurado dos años antes por el régimen).
El propio Che Guevara dijo que “el trabajo os hará hombres”.
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Esto incluyó jóvenes homosexuales y también católicos y Testigos de Jehová, al igual que quienes pretendían huir del régimen.
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Colectivismo versus individualismo
Es fundamental visibilizar esto para comprender que la naturaleza colectivizante es lo que reduce y niega la individualidad. Para el socialismo, tanto en su variedad científica (marxista), internacionalista (soviética), nacionalista (Peronista), no hay un Dios que no sea el partido ni hay un amor que no sea por la revolución. Por eso persigue por igual al creyente y quien busca vivir su sexualidad fuera de la norma establecida.
Tanto es así que en la agrupación Montoneros, el ala izquierda del peronismo que formó una guerrilla, habían mujeres designadas para el rol de “reeducar revolucionariamente” a los varones homosexuales teniendo relaciones sexuales con ellos.
De acuerdo a la retórica feminista, esto sería una “objetivización”, ya que se convirtieron en instrumentos ideológicos.
No obstante, ni se menciona en las consignas de su causa. Hoy en día agrupaciones de diversidades sexuales llevan la bandera de partidos que excluyeron a sus semejantes; al igual que colectivos feministas que pretenden reformas legislativas con trato diferenciado, ostentando igualdad.
Zicarelli sostiene que en gran parte es por desconocimiento histórico, sumada a la fácil seducción de asumirse víctima – cuando la dialéctica marxista divide a la sociedad entre oprimidos y opresores- y como tal sentirse identificado con un grupo cuya política, económica y postura ideológica se sostiene con esta polaridad.
Propone en su lugar, como aplica en su caso, que la preferencia sexual sea apenas un rasgo más de la persona, como tener bigote, no un factor definitorio, mucho menos un distintivo ideológico.
Destaca que para esto el pensamiento crítico es fundamental, de lo contrario el individuo deja de ser sí mismo para adaptarse a las exigencias del colectivo. Aplica cuando la homosexualidad es prohibida y también cuando agrupaciones se apropian de la preferencia sexual como parte de su bandera y como tal pretenden que los integrante actúen de manera uniforme, lo cual contradice el concepto de diversidad.
Pues sostiene que los derechos no se otorgan ni deberían privarse de manera colectiva. Para esto es necesario reconocer los derechos individuales, donde la libertad de culto al igual que el derecho a la privacidad -que incluye la intimidad- se ven respetadas. Esto aplica al sexo biológico, preferencia e identificación sexual.
Advierte sobre la importancia de no negar la libertad de expresión del otro, aunque sea diametralmente opuesta a la propia. Ya que es a través del intercambio que se logran acuerdos, no por medio de la censura.