En las calles de la provincia de Camagüey, provincia oriental de Cuba, ya se está hablando de un nuevo periodo especial; pues hace días no se consigue carne de cerdo, tal como sucedió en el primer periodo especial, la única carne roja a la que tienen acceso los civiles cubanos que ahora están a merced de robos para obtener ese bien tan preciado como escaso.
Hoy —quienes reciben dinero del extranjero— compraron cajas de pollo por un valor de 30 CUC, que equivale al mismo monto en dólares, más de un sueldo promedio cubano, tres veces más de lo que gana por mes un albañil camagüeyano. “Parecía el Armagedón”, decían los vendedores, pues existe temor de algo terrible que se avecina.
Las personas están comprando jabón, aceite y arroz, aquello que más faltaba en la peor crisis cubana, por si sucede de nuevo.
Quien conozca la historia de la isla, sabrá que cuando se desmanteló la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que unificó a Rusia con otros 14 países, además de las naciones satélites de ambos lados de la “cortina de hierro”, bajo una economía centralizada en Moscú, Cuba perdió su financiamiento luego de décadas de dependencia.
Eso condujo en Cuba a la crisis iniciada en 1989 conocida como Periodo Especial.
Durante ese periodo faltaban alimentos básicos. Y elementos que hoy el cubano debe comprar con “divisa”, la moneda convertible para turistas, el CUC, en ese momento no se conseguían: jabón, aceite de cocina, arroz, entre otros. Pues para obtenerlos era necesario tener dólares y durante el Periodo Especial era prohibido su uso. Tener dicha moneda era motivo suficiente para prisión.
De acuerdo a la lógica socialista, donde la riqueza se distribuye y se maneja de manera colectiva, en dicho periodo, no había derecho a comprar telas antisépticas ni ropa de bebé —ni se diga pañales— hasta que un bebé cumplía cinco meses, pues si moría antes estaría desperdiciando los recursos que podrían servir para otro.
Ahora la escasez, está logrando que surja una ola de delitos hacia sectores vulnerables. Como muchos sabrán, los alimentos de los cubanos son racionados mensualmente.
Pero el régimen no les da la comida, sino que raciona cuánto pueden comprar. Existen tiendas donde los productos se venden en CUP, el peso cubano —que vale alrededor de 2 por cada dólar— y hay tiendas donde se vende en CUC, el peso convertible para los turistas que vale lo mismo que un dólar de EE. UU.
La libreta contabiliza la compra de productos básicos en CUC. Para cada niño menor de 6 años viene incluida una ración de carne. Por mes, pueden consumir una libra de carne de res; alrededor de medio kilo.
Con lo cual, al ser tan escasa —y por ende preciada— las casas donde hay niños se están volviendo blancos para potenciales robos.
Robos a viviendas
En esta ocasión, le tocó a una madre soltera que vive con su hija que es menor y por lo tanto acreedora de la ración de carne de la libreta. Por su seguridad, omitiremos su identidad.
Tiene su casa bajo construcción, ya que el techo tenía filtraciones de agua, dadas las condiciones precarias de las viviendas en Cuba, como podemos observar en la puerta, entonces no duerme en ella. Estaba en la casa de una vecina, justo arriba de la suya, cuando fue notificada que su casa fue invadida.
Faltaban dos objetos en la vivienda: la cerradura de la puerta que fue no solo forzada sino incluso removida y la carne que estaba bajo refrigeración.
Consecuencias de los controles estatales
Políticas públicas que asignan la cantidad que el ciudadano puede comprar de acuerdo a estándares arbitrarios como la edad, vuelven a estos grupos vulnerables a ataques; como es el caso de robo a sus viviendas.
Asimismo, las personas con un diagnóstico médico específico, como diabetes, tienen habilitado el consumo de productos a bajo costo que son restringidos para ciudadanos comunes; en particular la carne. Esto ha producido la falsificación del diagnóstico, indicando que un ciudadano padece una enfermedad que le exige ciertos alimentos privativos para el cubano promedio.Ya que el consumo de carne de res, para un cubano civil, mayor de 7 años, sin condiciones médicas, se castiga con cárcel.
El sacrificio ilegal fue tipificado como delito en el primer Código Penal de la Revolución. Esta restricción ha producido casos donde los ganaderos cortan porciones del animal mientras sigue vivo, de modo quirúrgico, pues la carne roja en Cuba vale oro y eso en un régimen socialista, da al gobierno la potestad de distribuirlo y prohibirlo a quien designe de modo que prolifera el mercado negro y formas ilícitas para acceder a ella por parte de quienes de otro modo no podrían.