Llegan a la pantalla gigante dos películas que relatan la historia de cinco cubanos que fueron prisioneros en EE. UU. por espionaje e intento de asesinato, y donde serán resaltados como héroes.
Una es francesa (Red Avispa), la otra canadiense (Los Cinco), ambas con elenco internacional, en cooperación con el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Entre sus protagonistas estarán Penélope Cruz, Gael García Bernal, Wagner Moura, entre otros.
Es decir, artistas de renombre se prestarán para una recreación histórica donde serán proyectados como héroes los hombres que hicieron posible un asesinato perpetuado por fuerzas del Estado. Así lo manifiestan múltiples exiliados.
“No se puede reescribir la historia de esa manera. Los verdaderos héroes eran los cuatro muchachos que ellos ayudaron a asesinar”, explica Orlando Gutiérrez Boronat, director del Centro Democrático Cubano, en referencia a los cuatro pilotos de Hermanos al Rescate asesinados por los militares cubanos cuando patrullaban aguas internacionales para rescatar balseros.
“Hay que leer las transcripciones de estos individuos con sus jefes en La Habana para darse cuenta que de héroes no tienen nada. De terroristas sí, y mucho. El objetivo de ese grupo era cometer acciones violentas contra opositores no violentos de ese régimen”, agrega.
Sobre este tema, el cineasta Lilo Vilaplana, creador de la serie documental Leyendas del Exilio, les explica a los lectores del PanAm Post la importancia que ha tenido el rubro audiovisual para mantener a flote la mentira oficial impulsada por la dictadura Castro.
¿Qué función tiene el sobre la cultura y la censura del régimen?
En Cuba, desde 1959, todos los medios permanecen controlados por el castrismo. Cualquier funcionario o periodista para emitir algún criterio acerca de un hecho determinado, espera la versión oficial que imponen desde el comité central.
La opinión individual no existe, y quien ose ejercerla es castigado severamente. El ICAIC no escapa a esa censura que se mantiene en la isla desde que el tirano Castro lanzó la amenaza: “Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”. Todo el que disienta sufre el embate de un sistema macabro y cruel.
Las obras que produce el ICAIC tienen que ser aprobadas por los censuradores, y casi siempre son para contar la historia de acuerdo con su conveniencia.
¿Por qué es preocupante que artistas de renombre se presten para la difusión de una mentira como esta?
Es triste que la izquierda de Hollywood, y muchos artistas, confundan ser “progresistas” con convertirse en cómplices de ese sistema que durante casi 60 años ha arruinado la vida de los cubanos, ha separado familias y cometido infinitos crímenes solo por permanecer en el poder.
También conozco de casos donde el castrismo, a través de productores foráneos, han comprado los derechos de historias que comprometen o evidencian lo maquiavélico de la dictadura, o pasajes donde han quedado en ridículo los Castro. Les hacen firmar contratos de exclusividad, les pagan una cifra prometiendo que van a realizarlos y luego archivan esas historias para siempre.
Es lamentable, después de interpretar estos papeles de manera errónea, ver a esos artistas que entusiasmados le hacen el trabajo sucio a la historia, y luego quedan en ridículo frente a algún aguzado periodista que le cuestiona su trabajo y el público se percata de que no investigaron lo suficiente para crear su personaje. Los espectadores se dan cuenta que se comportaron como cortesanas entusiasmadas con el dinero, la fama y la bobería. Ya le pasó a Benicio del Toro cuando en una entrevista, a propósito del estreno de su película Che en Miami, donde interpretó al asesino Guevara, se evidenció que desconocía o quiso ignorar aspectos de la vida de este guerrillero.
Como productor de contenido audiovisual, ¿qué podrías decirle a los lectores sobre los embates que sufren los creadores de arte independiente en Cuba?
Un artista es un alma libre, no se le pueden poner esposas a la creación. Desde 1959 los gendarmes encargados de la cultura que impone el régimen han querido amordazar y controlar a los creadores en la isla. Intentan estatizar el arte, imponer una dictadura artística dentro de la dictadura que controla la nación. A los artistas que intentan hacer un arte en resistencia tienen que imponerse por encima de la represión, el miedo, la censura, los actos de repudio, la exclusión y hasta la muerte.
El artista que vive en dictadura tiene que convertir su arte en una herramienta imprescindible para despertar conciencias. Los artistas siempre lo intentan, unos buscando analogías para burlar la censura, otros de manera más frontal, pero siempre el creador libre de espíritu tropezará con un problema: los sicarios del régimen.
Mi respeto a los artistas que dentro de Cuba se imponen con su obra y su mensaje.
Si los Hermanos al Rescate tuviesen la misma visibilidad, ¿cómo sería su historia?
Los cuatro mártires de Hermanos al Rescate quedarían como unos humanistas que cumplían su misión de rescatar balseros en busca de libertad en el estrecho de la Florida donde estaban abandonados a su suerte.
Sin embargo, si el argumento de la película es fiel a los hechos, los espías castristas quedarían como lo que son, criminales juzgados por delitos que van desde espionaje hasta conspiración para asesinar.
Son cómplices del crimen de los cuatro integrantes de Hermanos al Rescate. El principal involucrado, Gerardo Hernández, cumplía en EE. UU. una condena de dos cadenas perpetuas por su implicación en el derribo de las dos avionetas donde se encontraban las víctimas.
Armando Alejandre, Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales murieron el 24 de febrero de 1996 cuando fueron abatidos por aviones de guerra castristas en espacio aéreo internacional. Ellos volaban en avionetas Cessna, como se comprobó en un informe de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), adscrita a la ONU. Fue un acto terrorista, premeditado, contra dos avionetas desarmadas.