
Fue asesinado de un tiro en el pecho uno de los autores del Estatuto de Desarme vigente en Brasil desde 2003. El tres veces senador y primer gobernador del estado de Espíritu Santo en Brasil, luego de la dictadura militar, Gerson Camata, recibió disparos desde un arma no registrada y el asesino confesó que no tenía permiso de porte ni entrenamiento.
Según el Monitor de Violencia, en el último año hubo condenas para apenas el 2 % de los crímenes violentos. También indica que el estado donde fue asesinado recientemente Camata está entre los diez más violentos del país. En el primer trimestre del año, ahí se produjeron tres muertes violentas por día.
El día 26 de diciembre de 2018 le tocó a Camata, a pocos días del cambio de mando en Brasil, lo cual desató nuevamente el debate sobre la efectividad (o no) del desarme civil.
La promesa de devolver a los ciudadanos el derecho a la legítima defensa, por medio de la portación de armas, de la mano de la campaña para combatir el crimen, del cual él mismo fue víctima, fue una de las causas determinantes para que el 1 de enero de 2019 Jair Bolsonaro sea investido como presidente de Brasil.
Los brasileros perdieron el derecho a la autodefensa legalmente durante la gestión de Lula da Silva, respaldado por el ahora fallecido Camata, miembro del partido del actual presidente, el Movimiento Democrático Brasilero (MDB), Michel Temer.
Sin embargo, como mostró la partida de Camata, quienes cometen crímenes violentos consiguen las armas por vía ilegal, dejando indefensos a quienes cumplen la ley, comenzando por su propio creador.
Lamento a morte do grande político, ex-jornalista, deputado estadual, deputado federal, senador constituinte, governador do Espírito Santo e meu amigo, Gerson Camata. Meus sentimentos de sincero pesar à família.
— Michel Temer (@MichelTemer) December 26, 2018
“Lamento la muerte de un gran político, experiodista, diputado estatal, diputado federal, senador constituyente, gobernador de Espíritu Santo y mi amigo, Gerson Camata. Mis sentimientos de pesar sincero a la familia”, dijo el actual presidente en su cuenta de Twitter.
Por el momento, el principal sospechoso está detenido en la Comisaría de Homicidios y confesó el crimen. Se trata de Marco Vinicio Moreira Andrade, quien fue asesor de Camata por 20 años, pero que tras una orden judicial emitida en su contra por el ahora fallecido, su cuenta bancaria fue congelada con 60.000 reales en su interior y esto condujo a una discusión acalorada que terminó en disparos.
Como el exgobernador, un promedio de 62.000 personas mueren cada año en Brasil y no tienen la capacidad de defenderse. Y fue él quien en 1999 propuso un proyecto de ley en el Senado que cuatro años más tarde se convirtió en la ley, y con el cual se les prohibió a los brasileños comprar y portar armas.
De acuerdo con el Mapa de Violencia, desde que se aprobó el proyecto de ley de Camata, la cifra de muertes violentas va en aumento. En el primer año, 2004, se registraron 48.374 homicidios en el país, de los cuales 34.187 correspondieron al uso de armas de fuego.
Acorde aumentaron las restricciones, aumentaron las víctimas. Entre 2004 y 2012, las muertes por armas de fuego aumentaron un 17.23 %, llegando a superar el número de personas muertas por otros medios.
Aunque el proyecto de ley estaba sujeto a la voluntad ciudadana, la clase política la ignoró. En el referéndum para prohibir las armas de fuego y municiones de 2005, más del 60 % de los civiles votaron en contra de ceder su derecho a portar armas.
Por su parte, el Instituto Mises Brasil preparó un informe en defensa de la portación de armas tomando en consideración cómo la prohibición ha aumentado la violencia a lo largo de la historia y alrededor del mundo.
El instituto apela a la defensa de los derechos naturales, siendo el primero la vida. Por tanto, plantea que impedir de la defensa de esta es negar el derecho más básico de todo ser humano.
Citan ejemplos en EE. UU., donde los ocho estados americanos con más restricciones a la posesión de armas tienen un índice de homicidio con armas de fuego per cápita un 60 % mayor que los ocho estados americanos menos restrictivos.
Asimismo, expone que en los nueve países europeos con menos armas de fuego por habitante presentan una tasa de homicidios per cápita tres veces mayor que los nueve países europeos con más armas de fuego por habitante.
Mais de 62.000 assassinatos por ano. Já basta. É hora de mudar! pic.twitter.com/SsBhfo9On6
— Eduardo Bolsonaro🇧🇷 (@BolsonaroSP) December 28, 2018
No solo eso, ante las restricciones existe un estado de vulnerabilidad frente a los ataques. Esto fue evidente en el atentado terrorista de Bataclán, en París. En los ataques del 2015, 130 personas perdieron la vida, 413 resultaron heridos. 90 murieron dentro del concierto del conjunto musical Eagles of Death Metal, cuyo cantante no fue invitado a la conmemoración por la élite artística que pedía más restricciones contra las armas como solución.
Y es que Jesse Hughes cuestionó duramente ante la prensa las leyes contra las armas en Francia donde evidentemente los criminales las consiguen y los civiles que obedecen las leyes están indefensos. Parafraseó el lema del fabricante de armas Samuel Colt diciendo: “Dios creó al hombre y la mujer, pero las armas los hicieron iguales”, y agregó que “hasta que nadie pueda tener un arma, todos deberían tener una“. Concluyó que no quiere que algo así vuelva a suceder, quiere que todos puedan vivir.
“Las consecuencias de evitar la realidad, en este caso, evitar que los hechos y las cifras los convenzan de que el control de armas privilegia solo a los delincuentes a costa de vidas inocentes, han ido demasiado”, explica Rafael Ribeiro, máster en relaciones internacionales.
Riberio se refiere sobre todo al caso de Brasil, y resalta cómo más de 55 millones de brasileros demostraron en las urnas, a través de su respaldo a Bolsonaro, que quieren que este cambie, para quitarle al Estado el monopolio de la defensa y a los criminales la impunidad de atacar a indefensos.
Resalta que el presidente electo está determinado, junto a su equipo en el Congreso, a revocar la ley del desarme que ayudó a que más de medio millón de brasileros muriera, sino también a su creador.