
Durante su campaña electoral, el actual presidente de México prometió “abrazos, no balazos” para traer la paz a México luego de años de violencia criminal. Pero una reciente masacre desató protestas contra la gestión de Andrés Manuel López Obrador, pues quedó al descubierto que hay 8,493 asesinados en lo que va del 2019.
La violencia es tal que en promedio un alcalde es asesinado cada semana. David Otlica Avilés, alcalde del municipio indígena purépecha de Nahuatzen, Michoacán, fue la última víctima el martes 23 de abril al ser secuestrado por un grupo armado.
Desde que se creó el registro en el registro en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en 1997, el año con más homicidios fue el 2018 con 33.369 fallecidos.
Bajo la gestión de AMLO, aumentó un 10% de acuerdo a la organización Semáforo Delictivo a este mismo periodo en el 2018.
Solo en Viernes Santo, siete hombres, cinco mujeres y un niño fueron asesinados a balazos, cuando hombres armados irrumpieron un cumpleaños al sur de México, en el estado de Veracruz.
“Fue un ataque perfectamente dirigido y coordinado”, explica el Fiscal Jorge Winckler.

De acuerdo a la Fiscalía de Veracruz la matanza fue perpetrada un grupo de entre cinco o seis miembros del Cártel de los Zetas y del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Dispararon a quemarropa contra las personas que trataron de defender a Beky (también asesinado), un transexual propietario de los bares que presuntamente vendían drogas de uno de los carteles a pesar de a presión del otro grupo criminal.
Como respuesta, “en seis meses, los niveles de delincuencia disminuirán”, dijo AMLO a los veracruzanos, alegando que heredó este problema.
Pero las cifras que brindó el fin de semana el gobierno federal dieron a conocer que el primer trimestre del año fue el más violento en la historia reciente de México.
Desde el 2006 hasta el 2018, los grupos del crimen organizado han matado a unas 150.000 personas, según un informe del Servicio de Investigación del Congreso de los EE. UU.
“Esta es una indicación de que tener más fuerzas militares participando en la seguridad doméstica no es la solución”, dijo Ricardo Márquez, quien fue parte los servicios de inteligencia y seguridad de México.
Plantea que es errada la solución que propone AMLO, de crear una Guardia Nacional –como lo hizo Hugo Chávez– de 80.000 integrantes, pues hasta la fecha la militarización de las calles no ha cobrado frutos.
De 37.000 a 63.000 aumentó el personal militar involucrado desde que México declaró una ofensiva total contra las bandas de narcotraficantes en 2006.
Por eso aumentan las críticas, puesto que AMLO fue elegido porque proponía soluciones diferentes. Pero hasta el momento opta por una metodología no solo ya existente, sino inoperante.
Al respecto, Mauricio Merino, científico político del Centro de Investigación e Instrucción Económicas, o CIDE, escribió: “¿No es este el mayor desafío al que se enfrenta el gobierno federal?”.
“¿Qué más tiene que pasar para que entendamos que la función principal de los políticos es rescatar al estado mexicano y no destruirlo mientras luchan por el botín?”, agrega.
“Estamos estabilizando para que ya no continúe la tendencia al crecimiento en la violencia. Yo considero que nos va a llevar algún tiempo, pero va a empezar a bajar”, dijo AMLO en Veracruz donde viajó para celebrar 500 años de su fundación como puerto.
AMLO enfatiza a “la pobreza como causa de violencia”. Por eso propone programas de ayuda económica para los sectores más vulnerables.
En respuesta, Santiago Roel, director de la organización Semáforo Delictivo “la pobreza no causa violencia, pero la violencia sí causa pobreza”.
Advierte Roel, por medio del primer informe semestral del 2019, que si el ritmo se mantiene como está, para fin de año habrá 24 asesinatos por cada 100.000 habitantes, en lugar de 5,9 como en la actualidad.

Insiste que estos datos “deberían hacer sonar las alarmas”.
Señala al narcotráfico como el causante de la violencia.
“Donde domina un solo cartel, está más tranquilo. (…) También pasa que en las ciudades grandes o turísticas hay más peleas por la plaza, porque se mueve más dinero”, afirmó.
En lugar de seguir “combatiendo el narcotráfico con policía”, Roel sostiene que el Gobierno debería “quitarles el dinero”.
Para ello, propone que se legalicen las drogas. De modo que en lugar de competir por el mercado negro, al margen de la ley, dejaría de haber monopolios y en su lugar habría libre competencia.
“Si regulamos drogas vamos a caer en una tasa de homicidios por debajo de la mundial”, asegura Roel, o sea 4,6 homicidios por cada 100.000 habitantes.