El 27 de mayo se abre en la capital de Uruguay la Sede de la Libertad, un espacio para debatir la filosofía necesaria para lograr la prosperidad en un país que se ha vuelto ejemplo de lo contrario a sus valores fundacionales, tanto a nivel local como regional.
No es un dato menor que el hijo del presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, es quien ha provisto seguridad informática para Nicolás Maduro. Como tal, mientras los mandatarios regionales se reunían para abordar la restitución de la democracia -de la mano del presidente constitucional- en Venezuela, Uruguay y México (con AMLO) buscaban forjar el diálogo con el presidente ilegítimo.
Frente al socialismo del siglo XXI y las aspiraciones de la Patria Grande, surge en Uruguay una iniciativa que promueve un Estado pequeño, limitado y con mayor autonomía individual.
PanAm Post se comunicó con Juan Friedl, presidente de la Agrupación Libertad, que opera dentro del Partido Colorado, el mismo cuya bancada se retiró de la sesión del parlamento cuando el partido de gobierno le hizo un homenaje al Che Guevara, para conocer desde adentro.
¿En qué consiste el lanzamiento de la Sede de la Libertad?
Vamos a estar unos cuantos liberales reunidos en torno a la inauguración de la Sede. Va a hablar el expresidente (Julio María) Sanguinetti en calidad de precandidato, es un evento eminentemente social. Una celebración, de cierto modo, del principio de una etapa en la que tendremos la posibilidad de llevar a la realidad estas ideas.
¿Qué función tendrá la Sede de la Libertad?
La sede es un local de reunión. De los que integramos la agrupación, de quienes quieren conocer más del asunto, conseguir listas, preguntar cosas. Un lugar físico de reunión, de trabajo, de socialización entre quienes compartimos un ideal y queremos poner algo de nosotros para que se haga realidad.
De acuerdo al video promocional, buscan rescatar los valores del Artiguismo. ¿A qué se refiere?
Los valores de libertad. La bandera nuestra dice “Ni ofendo ni temo”, no dice Don’t tread on me (no me pisotees). Pero es lo mismo. Hay una parte de la historia fundacional de nuestro país que está muy emparentada con el liberalismo de la época, no el francés sino el norteamericano. Jorge Batlle (expresidente uruguayo) abordó esto en muchas ocasiones, y Sanguinetti también, en la visita de Estado a (Ronald) Reagan.
En un país como Uruguay, con referentes como (José Alberto “Pepe”) Mujica y un gobierno como el del Frente Amplio, ¿cuán difícil es difundir las ideas de la libertad?
Yo creo que la dificultad es en todos lados la misma, salvo que te corten la luz, o que los servicios decidan que tenés las uñas demasiado largas y se pongan creativos, como les pasa a los cubanos. Ellos la tienen difícil. No nosotros. Por el momento, claro.
¿Qué les dirías al resto de hispanoamericanos sobre buscar formar espacios similares en sus respectivos países?
Que lo fundamental es trazar los puntos de acuerdo, ser transparentes ideológicamente, y siempre mantener la libertad como eje de la propuesta. Y defenderla con ganas.