La posibilidad de que el COVID-19 haya salido de un laboratorio y no de un mercado de mariscos, como alega el Partido Comunista Chino, comienza a perder la etiqueta de conspiración y se convierte en una hipótesis cada vez más fuerte.
No obstante, al parecer no se trataría de un ataque biológico premeditado, como alegan algunas teorías, sino de una fuga accidental desde un laboratorio que experimentaba con murciélagos.
Fue advertido en enero del 2018 el posible brote de una pandemia de coronavirus proveniente de Wuhan, China., luego que la embajada de EE. UU. en Pekín envió a un equipo de científicos al Instituto de Virología de Wuhan (WIV), donde observaron fallas en la seguridad y alto riesgo de exposición de los empleados que experimentaban con murciélagos.
“Durante las interacciones con los científicos en el laboratorio WIV, notaron que el nuevo laboratorio carecía de técnicos e investigadores debidamente capacitados para operar este laboratorio de alta contención de manera segura”, indica un comunicado que enviaron al Departamento de Estado el 19 de enero de 2018.
“El comunicado fue una llamada de atención”, dijo un funcionario estadounidense, “le rogaban a la gente que tuviera cuidado con lo que estaba pasando”.
Exclusive: State Department cables warned of safety issues at Wuhan lab studying bat coronaviruses https://t.co/kgwc21YwBP
— Josh Rogin (@joshrogin) April 14, 2020
El primer comunicado advirtió sobre el trabajo realizado en el laboratorio con coronavirus proviniente de murciélagos y cómo su posible transmisión a humanos representaba el riesgo de una nueva pandemia de SARS.
No sabemos si el nuevo coronavirus se originó en el laboratorio de Wuhan, pero el comunicado ha indicado el peligro allí, dijo Xiao Qiang, investigador de la Facultad de Información de la Universidad de California en Berkeley.
“No creo que sea una teoría de la conspiración. Creo que esta es una pregunta legítima que necesita ser investigada y respondida “, agregó. “Comprender exactamente cómo nació es un conocimiento esencial para evitar que ocurra en el futuro”.
Señala que mayormente la comunidad científica concuerda que el virus tiene origen animal. No obstante, aclara que eso no significa que no provenga del laboratorio, que ha pasado años haciendo pruebas murciélagos.
De acuerdo al comunicado de los científicos diplomáticos, se reunieron con Shi Zhengli, jefe del proyecto de investigación. La doctora Shi ha sido cuestionada internacionalmente por experimentar con murciélagos de la misma cueva de la cual salieron los especímenes que produjeron el brote de coronavirus del SARS en 2003.
Está disponible en la revista digital Nature un estudio conjunto en el que participó la científica china donde declara “generamos un virus quimérico que expresa el pico del coronavirus de murciélago SHC014 en una columna vertebral de SARS-CoV adaptada a ratón”. La finalidad de experimentar con ratones era medir la viabilidad de contagio a humanos. La conclusión fue: “Nuestro trabajo sugiere un riesgo potencial de reaparición de SARS-CoV de virus que circulan actualmente en poblaciones de murciélagos”. Es decir, de un nuevo brote y posible pandemia de coronavirus.
Ya en febrero del 2020 la doctora republicó en 2020 en la revista Nature que el nuevo brote de coronavirus que se vive es probablemente atribuido a los murciélagos.
More disastrous Chinese censorship: this virologist, Shi Zhengli, finished sequencing the genes for the new coronavirus on January 2, finding it was highly similar to SARS, but Chinese authorities suppressed her findings, allowing the virus to go global. https://t.co/MF67DaiQik pic.twitter.com/WQRwk3Sjga
— Kenneth Roth (@KenRoth) April 12, 2020
El Instituto de Virología de Wuhan emitió un comunicado de prensa en inglés sobre la última de estas visitas el 27 de marzo de 2018. Aunque el WIV eliminó esta declaración de su página oficial la semana pasada, sigue archivada en Internet.
La última delegación de EE. UU. que visitó el WIV fue dirigida nada menos que por el cónsul general en Wuhan, Jamison Fouss, y Rick Switzer, el asesor de la embajada para el Medio Ambiente, Ciencia, Tecnología y Salud.
Vale aclarar que se refiere a una “nueva pandemia de SARS”, puesto que no es la primera vez. Ya en el 2003 hubo un brote masivo. Hoy en día el mundo enfrenta el SARS2. Por sus siglas en inglés significa síndrome respiratorio agudo grave. Es un tipo de coronavirus que causa COVID-19, llamado así porque originó en el año 2019.
Según los comunicados del equipo científico de la embajada de EE. UU. En Pekín, Estados Unidos debería proporcionar apoyo adicional para el laboratorio de Wuhan, principalmente porque su investigación sobre coronavirus de murciélago era importante pero también peligrosa.
“Los investigadores también mostraron que varios coronavirus similares al SARS pueden interactuar con ACE2, el receptor humano identificado para el coronavirus del SARS. Este hallazgo sugiere que los coronavirus de tipo SARS en los murciélagos pueden transmitirse a los humanos para causar enfermedades similares al SARS. Desde una perspectiva de salud pública, esto hace que la vigilancia continua de los coronavirus de tipo SARS en los murciélagos y el estudio de la interfaz animal-humano sean esenciales para predecir y prevenir epidemias emergentes de coronavirus”, indica el comunicado de los científicos diplomáticos.
Según el New York Times, la comunidad de inteligencia no ha proporcionado evidencia para confirmar esto. Pero un comentarista del Washington Post se comunicó con un alto funcionario de la administración Trump y este indicó que los comunicados de la embajada de Pekín proporcionaron evidencia adicional para respaldar la posibilidad de que la pandemia fuera el resultado de un accidente de laboratorio en Wuhan.
“La idea de que fue un evento completamente natural es circunstancial. La evidencia de que huyó del laboratorio es circunstancial. En este momento, el libro de contabilidad en el lado del laboratorio con fugas está lleno de agujeros y no hay casi nada en el otro lado “, dijo el funcionario.
Además, según la revista semanal de medicina The Lancet, el primer paciente con COVID-19, identificado el 1 de diciembre, no tenía conexión con el mercado, tampoco más de un tercio de los casos en el primer grupo grande. Sumado al hecho que es un mercado de mariscos, por ende no vendía murciélagos.
En vista que el régimen comunista chino ha bloqueado información relacionada con los orígenes del virus, se dificulta el trabajo de investigación y la concreción de una hipótesis clara, ni se diga la detección de una posible cura.
De hecho, el Partido Comunista ha perseguido a los médicos y periodistas que han denunciado primero el surgimiento del brote y luego su propagación. Incluso las autoridades cerraron por “rectificación” el laboratorio de Shanghai que publicó el nuevo genoma del coronavirus el 11 de enero.
Mientras se liberan las trabas que inhiben la transparencia, los comunicados enviados al Departamento de Estado agregan evidencia de una posible causa.
Dado que la Organización Mundial de la Salud se ha regido a lo dicho por el régimen y no por los médicos, tanto las cifras de contagiados en el país de origen como la metodología sugerida tienen un impacto en el conteo total de afectados al igual que en la forma en la cual se busca prevenir y tratar el contagio.
El manejo de la pandemia por parte del régimen comunista chino ha debilitado el respaldo internacional a la OMS, al punto que EE. UU. le retiró los fondos.