El día de ayer los costarricenses acudieron a las urnas para lo que sería la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Tras una primera ronda con altos niveles de abstención (38,81%) y una campaña atípica, en la que el candidato del partido de gobierno Partido de Liberación Nacional (PLN), Johnny Araya se retirara de la carrera; con el 77,9% de los votos, Luis Guillermo Solís, candidato opositor del Partido de Acción Ciudadana (PAC), se convirtió en el nuevo Presidente de Costa Rica.
Dos horas tras culminar la jornada electoral, el Tribunal Supremo de Elecciones difundió los primeros resultados con el 92,6% de las mesas de votación escrutadas. Con 1.258.715 sufragios, Solís superó el millón de votos que se había propuesto recaudar, una cantidad considerablemente alta en comparación con los 357.496 (22,1%) de Araya.
La llegada del PAC no solo pone fin a dos gobiernos consecutivos liderados por el PLN, sino a un sistema bipartidista dominado por el PLN y el partido Unidad Social Cristiana. “Hasta aquí la política tradicional (…) Proclamo, como presidente electo, el inicio de una era de acción ciudadana”, afirmó Solís tras conocer los resultados.
Araya, quien había anunciado hace un mes que abandonaba la carrera por sus bajos niveles de apoyo en las encuestas y la incapacidad de su partido para asumir los costos económicos, reconoció inmediatamente la derrota: “Empiezo por reconocer con humildad y respeto los resultados que ya conocemos y por felicitar al presidente electo Luis Guillermo Solis”.
Por primera vez en 62 años, la salida de Araya llevó al PLN a unos comicios sin candidato ni recursos. Frente a este contratiempo, la dirigencia del partido creó minicomandos por todo el país. “La gente del PLN está haciendo de tripas, corazón”, afirmó el candidato del PLN antes de ir a votar, en referencia a la falta de recursos de sus partidarios para llevar a cabo la campaña.
A pesar de su retiro de la contienda, las leyes de Costa Rica no permiten que un candidato renuncie a su candidatura, por lo que el candidato del PLN igual figuró en la papeleta de votación. Sin embargo, lejos de tener un discurso derrotista, Araya no perdió las esperanzas de un vuelco en los resultados: “Cualquier cosa puede pasar (…) la moneda aún se encuentra al aire”, expresó el candidato, “es perfectamente posible (ganar), los liberacionistas están desafiando la adversidad”.
Antes de emitir su voto, el exalcalde de San José destacó que su deseo por la presidencia no ha desaparecido: “Tengo la esperanza de ser presidente. A partir de mañana, serviré a este país, ya sea como presidente o como ciudadano” y confirmó que seguirá participando en la política costarricense, “independientemente del resultado”.
La abstención: la ganadora de estos comicios
Una vez más, la abstención fue protagonista en estos comicios llegando a 43,16%. Cuatro de cada 10 votantes no acudieron a las urnas electorales, convirtiendo estas elecciones con el abstencionismo más alto desde 1953, según cifras del TSE.
Los observadores electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) destacaron el orden y el cumplimiento en esta segunda ronda electoral. Según el prominente diario costarricense La Nación, el único problema fue la ausencia de representantes del PLN en varias juntas receptoras de votos, al menos 15 centros electorales.
Esta fue la segunda vez desde 1949 que Costa Rica va a una vuelta adicional para elegir el presidente de la república. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) habilitó 2.112 centros de votación a nivel nacional, y 6.515 juntas receptoras de votos. La jornada, iniciada a las 6:00 am. finalizó a las 6:00 pm. y dos horas después, el TSE inició la sesión solemne en donde los magistrados informaron los primeros resultados.
La nueva era del PAC: ¿El inicio de un mayor intervencionismo?
Según Juan Carlos Hidalgo, analista de Políticas Públicas sobre América Latina en el Cato Institute, analiza los desafíos que deberá enfrentar el 47º presidente de Costa Rica: “Lamentablemente los retos que enfrenta Costa Rica requieren que esta luna de miel que disfrutará don Luis Guilllermo en los próximos días desaparezca pronto”.
Hidalgo enumera los problemas que la administración de Solís deberá lidiar, como la reciente decisión de Intel de trasladar fuera del país sus operaciones de chips y semiconductores. “El impacto económico será de tal magnitud que el país pasará de ser una nación de renta media alta a uno de renta media baja de la noche a la mañana”, comenta el analista. Asimismo, el PAC iniciará un gobierno con un déficit fiscal estimado para este año en 6% del PIB, el tema de las remuneraciones del sector público como el principal responsable del rápido crecimiento de erogaciones, el alto precio de la electricidad sin apertura del mercado, y la entrada del país a la Alianza del Pacífico.
El analista del Cato Institute lamenta que haya una alta la probabilidad de que muchas de las decisiones que tome Solís terminen en mayor intervencionismo estatal en la economía: “Ni modo. Es lo que los costarricenses decidieron esta vez. La lucha por que Costa Rica sea un país con una economía abierta, competitiva, dinámica y libre parte por que los costarricenses quieran eso. Por el momento, los liberales no hemos logrado convencer a la gente de que ese es el derrotero que el país debe seguir. La lucha continúa…”.