English“¡Usted nos abandonó en La Habana!”, exclamó con indignación el disidente cubano Veizant Boloy a José Miguel Insulza, Secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), en las afueras del centro de convenciones donde se celebra la 44ta Asamblea de la OEA en La Asunción, Paraguay.
Esta fue la primera vez en medio siglo que se les permite a disidentes cubanos participar en eventos regionales, y Boloy no perdió la oportunidad para levantar la voz y decirle a Insulza lo que pensaba respecto a su indiferencia hacia la oposición cubana durante su visita a la isla el pasado enero.
A este comentario, Insulza respondió al disidente cubano, “yo no lo vi a usted”.
“No podía verme. Yo estaba preso, al igual que otros defensores por la democracia en Cuba, cosa que usted sabía y no hizo nada por impedirlo”, replicó Boloy.
“Es un placer, luego podemos seguir conversando”, el secretario de la OEA respondió, interrumpiendo al representante cubano mientras continuó su camino hacia el centro de convenciones.
Boloy es un abogado independiente que trabaja en Cubalex —organización sin fines de lucro que ofrece asistencia legal gratuita a ciudadanos cubanos— y sus reclamos a Insulza no eran infundados. De hecho, estaban motivados por la complacencia de Insulza hacia el régimen de los Castro durante el encuentro de la CELAC, que se realizó en La Habana el pasado enero.
Funcionarios de los gobiernos de toda América Latina y representantes como Insulza de organizaciones internacionales se reunieron en ese momento en La Habana para discutir sobre el estado de la democracia en la región. Al mismo tiempo, casi 250 disidentes políticos fueron arrestados por organizar un foro paralelo que tenía como propósito debatir los derechos humanos en Cuba. Entre los detenidos se encontraban Lilvio Fernández Luis de Juventud Activa Cuba Unida (JACU) y varias integrantes de las Damas de Blanco.
Boloy, quien se desempeñaba como uno de los organizadores principales del evento, estaba entre los arrestados. Dado que se le negó el derecho a realizar una llamada telefónica antes de su arresto, y que el resto de los organizadores también fueron arrestados, el foro de los disidentes tuvo que suspenderse.
El Secretario de la OEA, que asistió a la cumbre de la CELAC como observador, fue el primer secretario general de la OEA que visitó Cuba desde que el país fue expulsado de la organización en 1959. Durante su visita, Insulza se vio complacido con los resultados y describió su experiencia como “instructiva“. No obstante, se negó a reunirse con disidentes políticos cubanos y permaneció callado ante los actos de represión.
El lunes de esta semana, un día antes de la inauguración de la Asamblea de la OEA, Boloy, junto a otros activistas de Cuba y Venezuela, aprovecharon la oportunidad para asistir al foro internacional patrocinado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), una fundación sin fines de lucro radicada en Argentina que promueve valores democráticos.
Gabriel Salvia, director de CADAL, también iba a asistir al foro paralelo que organizaba Boloy en Cuba en enero, pero fue detenido en el aeropuerto de La Habana y se le prohibió la entrada a Cuba. Salvia fue inmediatamente deportado a Argentina.
Mientras el lema en la Asamblea de la OEA fue “desarrollo con inclusión social”, disidentes políticos venezolanos y cubanos se reunieron para discutir en su lugar “¿Existe desarrollo con inclusión social sin democracia?”
Otros activistas cubanos como Leonardo Calvo, subcoordinador nacional del Comité Ciudadano de Integración Racial (CIR) y Kirenia Núñez, miembro de la Comisión Cubana para los Derechos Humanos y la Reconciliación Nacional, también participaron en el foro.
La Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia en Cuba fue otro organizador de este panel. Según Nazly Escalona, coordinadora de la organización, “la juventud cubana no tiene forma de hacerse escuchar a menos que no sea a través de la Juventud del Partido Comunista, y todos sabemos que un solo partido no representa a todas las opciones de una sociedad”.
Con respecto a la negativa de la OEA en cuanto a permitir que la oposición participe en las sesiones, Escalona comenta que “hoy la OEA considera que los Estados son solo los gobiernos, pero ¿quién escucha a las organizaciones y a los ciudadanos?”