
El periódico La Nación es, sin dudas, uno de los más importantes de Argentina. Sus editoriales han sido siempre lectura obligada de toda la dirigencia política, intelectual y empresaria.
Más allá de la sintonía o discordancia con los gobiernos de turno, difícil sería imaginarse a un presidente argentino que no repare a diariamente en la clásica penúltima página del matutino vigente desde 1870.
El criterio editorial en la actualidad, ante el gobierno de Cambiemos, es de un apoyo crítico, visión que comparto totalmente. El gobierno de Macri dista mucho en lo personal de generarme entusiasmo, pero allá afuera está el abismo. La oposición está dividida entre el kirchnerismo, que casi nos lleva a Venezuela, y los sectores que pertenecieron al mismo kirchnerato hasta hace muy poco y convalidaron todas sus tropelías.
Hasta que el país logre revertir la decadencia cultural y este proceso se manifieste en una oferta política superadora, siempre se elegirá electoralmente por mal menor…claro, mientras se aporta del lugar de uno a la construcción del largo plazo.
En la editorial de ayer del diario fundado por el expresidente argentino Bartolomé Mitre, que en sus palabras representa una “tribuna de doctrina”, aparece el texto titulado “Mentiras y más mentiras”, que si bien en lo superficial parece cuestionar a los sectores populistas y sostener al gobierno, en el fondo termina haciendo todo lo contrario.
“Entre las falsedades que se propagan como si fueran ciertas, desde sectores opositores al gobierno se habló hasta de la privatización del INCAA”, destaca el artículo en referencia al conflicto con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
En este caso en particular, el kirchnerismo tomó como bandera el instituto (cuyo presidente fue removido por el gobierno) para hacer nuevamente gala de un estatismo exacerbado. Según ellos, sin los recursos impositivos extraídos a las cadenas televisivas y a cada entrada del cine en Argentina, la cinematografía nacional desaparecería. Por lo tanto y bajo la bandera del arte, el kirchnerismo marcó la cancha y logró poner al gobierno en el rol de “neoliberal sin interés en la cultura”, con la finalidad de mantener un ente otorgador de subsidios para los proyectos audiovisuales que considere este instituto que maneja fortunas que le llegan de la nada.
Ante esta situación, y con una opinión pública en su mayoría volcada a creer en las virtudes del Estado todo poderoso y necesario en todos los órdenes de la vida, el gobierno se puso a la defensiva argumentando que es falso que quieran cerrar el INCAA, que es falso que quieran reducir los subsidios y que es falso que el Estado “desfinanciará” la cultura.
Ya todos sabemos que es falso que el gobierno busque terminar con este instituto. Desde el Poder Ejecutivo probablemente quisieran acabar con él mismo como con tantas dependencias injustificables, pero consideran que no cuentan con las espaldas políticas para generar reformas en esta dirección. Desde el kirchnerismo también saben que lo que dicen son mentiras, pero cualquier excusa sirve para ubicar a Macri en el rol que a ellos les queda cómodo.
Pero si el gobierno se muestra timorato y dubitativo, una editorial de un diario referente debería mantenerse al margen del discurso políticamente correcto, ya que no tiene una gestión que mantener ante la opinión pública.
Cabe destacar que la crítica del diario al macrismo en esta editorial es la mala comunicación, que no puede dejar en claro ante la opinión pública sus posiciones concretas. En este caso, la mantención del INCAA y sus subsidios millonarios.
Resumiendo, el espacio editorial intenta explicar mejor que los voceros oficiales que nada cambiará en el INCAA y que el kirchnerismo miente, pero podría tener un rol mucho más ambicioso.
La corrupción heredada del kirchnerismo mucho tiene que ver con las miles dependencias estatales, sus privilegios y prerrogativas. Si en lugar de generar una voz fuerte y alternativa que proponga terminar con todos estos entes burocráticos, que no son más que nidos de privilegios para pocos, y se continúa desde afuera del gobierno repitiendo el mismo cuento que el macrismo adoptó sobre la “buena gestión”, ya que la opinión pública hoy no puede tolerar mucho más, jamás correremos el eje del debate para generar cambios de fondo.
Sostener hoy al gobierno ante la amenaza populista puede que no sea repetir sus argumentos, sino presentar la visión alternativa ausente en el debate público que abra el debate y genere el plafón para poder ir en esa dirección.