En el primer equipo que sacó a la cancha Mauricio Macri a finales de 2015 había un jugador un tanto díscolo para el promedio general y la estrategia elegida para sacar al país de la grave crisis que lo dejó el kirchnerismo.
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El debate entre los que proponían shock y gradualismo para enfrentar las reformas tuvo como ganadora a la facción cauta, la que recomendaba ir muy despacio, con un discurso de optimismo y esperanza.
Es por esto que Carlos Melconian no terminó como ministro de Economía y fue a parar a la dirección del Banco Nación. El economista tuvo un perfil incómodo para la estrategia de Durán Barba porque, a diferencia de muchos cuadros técnicos, tiene una visión propia a la hora de analizar la realidad. Fue señalado como el vocero de la facción más “liberal” del macrismo, y si hay algo que no quiere el gobierno nacional es ser relacionado con cualquier idea en concreto…menos una liberal. De lo único que se puede hablar es de “gestión”. El manual estratégico esquiva las definiciones y se sostiene, hasta ahora, en el pésimo recuerdo que los argentinos guardan del último gobierno.
Durante la gestión de Melconian en el Banco Nación se especuló con que, de fracasar el gradualismo, este podría pasar al ministerio importante, pero lo cierto es que, si bien la estrategia no funcionó, el economista salió del banco, pero para volverse a su casa. De esta manera el circulo íntimo del poder perdió una voz clara que pueda proponer una visión alternativa para revertir la situación.
“Ojo que se puede ir todo a la mierda”
Ya sin las obligaciones de funcionario, Melconian hizo la advertencia que intenta esconderse como un tabú en el medio de un año electoral.
En el marco de una conferencia, el extitular del Banco Nación opinó que estamos viviendo un “hipergradualismo fiscal hormiga” y un “gasto público muy elevado”.
“Algún día alguien va a tener que poner el culo en la silla para lograr el equilibrio macroeconómico”, resaltó.
La pregunta es “cuándo” ya que este gobierno sabe lo que tiene que hacer, pero no lo hace…y si la cosa no cambia incluso puede perder la oportunidad de llegar a hacerlo algún día. Lo peligroso es que si Cambiemos pierde esta oportunidad, la oposición de hoy presenta un panorama mucho más desalentador: si hoy gobierna un equipo que sabe lo que tiene que hacer, pero tiene miedo y va de a poco, los que están enfrente no tienen la más mínima idea y quieren volver al modelo que nos llevó hasta acá.
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La advertencia de Melconian es tan certera que inclusive el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, decidió no contradecirlo:
“No elegimos el gradualismo, lo impuso la sociedad. Fue una imposición de la realidad política y el contexto social”, manifestó esta mañana.