La Confederación General del Trabajo (CGT), a dos meses del último paro nacional contra el Gobierno de Mauricio Macri, analiza una nueva medida de fuerza que podría confirmar en los próximos días.
Carlos Acuña, miembro del triunvirato que comanda la central sindical, afirmó que en la próxima reunión del Consejo Directivo podría considerarse la realización de un nuevo paro para visibilizar sus reivindicaciones.
“Yo estoy de acuerdo en hacer una medida. Podría ser una movilización en contra de los precios que atacan el bolsillo de los trabajadores”, declaró Acuña.
Según manifestó el gremialista, una de sus principales preocupaciones es la “pérdida del poder adquisitivo del salario”, ya que los sueldos “suben por la escalera”, mientras que los precios “suben por el ascensor”.
Más allá de la ridícula intención de hacer una “movilización en contra de los precios”, que demuestra que los sindicalistas no tienen la más mínima idea de lo que es un precio, la ironía es que la CGT propone una serie de cosas que se contradicen absolutamente en término de medios y resultados.
Este grupo de presión es defensor de un “Estado grande”. Probablemente no por razones ideológicas, ya que sus recursos en su mayoría vienen del sector privado (salvo los estatales) pero necesitan un Gobierno fuerte para garantizar la transferencia de recursos forzosos que llegan a sus arcas. Este Estado fuerte es caro, por lo que la presión impositiva es alta.
Esa presión impositiva afecta al poder de compra de los salarios, como al salario en sí.
Otra bandera de los sindicalistas es la “defensa de la industria nacional”, o mejor dicho, la prohibición de que entren al país productos importados. Además de la clásica inflación, producto del déficit fiscal y la impresora de billetes, el modelo de sustitución de importaciones es uno de los principales responsables de que en Argentina muchos bienes básicos, como la ropa o la comida, tengan costos altos.
El problema de tener una economía cerrada al mundo no se limita a que en el país se consuman bienes caros, productos de industrias ineficientes, sino que también se pierde productividad, ya que esos recursos pierden la oportunidad de ir hacia rumbos más eficientes.
Resumiendo, los reclamos de los sindicatos tienen contradicciones insalvables entre sus propuestas económicas y los resultados que esperan. A pesar de lo que manifiestan, sus propuestas, de seguir llevándolas a la práctica, no harán otra cosa que seguir reduciendo el empleo con salarios miserables…salvo los ingresos de los líderes de los gremios que se nutren de los recursos forzosos de esos salarios que ya de por si son escuetos.