
La elección de Jorge Bergoglio como papa en 2013 causó una verdadera revolución en su Argentina natal. De repente las iglesias se vieron desbordadas en las misas los domingos (por un tiempo, claro) y mucha gente renovó su fe. El inesperado nombramiento emocionó a la mayoría de los argentinos, sin importar la religión que practicaran.
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Claro que semejante fenómeno social tuvo su correlato en la arena política. Hasta el momento de la “fumata blanca” en el Vaticano, Bergoglio era para el kirchnerismo un enemigo. El gobierno anterior solía acusar al ahora papa de ser cómplice de la última dictadura militar.
A los pocos días de ser nombrado, los estrategas políticos vinculados a la expresidente Cristina Kirchner le recomendaron dar un vuelco respecto al trato con el pontífice y así lo hicieron. De la noche a la mañana (literal) el kirchnerismo se hizo, como suele decirse, “más papista que el papa”.
Desde entonces la figura de Jorge Bergoglio se convirtió, valga la redundancia, en “sagrada” para los medios de comunicación. Si bien el hecho de haber recibido a muchos dirigentes kirchnersitas, necesitados de agua bendita para limpiar su imagen, les generó algunas criticas moderadas de algunos dirigentes, nadie se había animado a “humanizarlo” y bajarlo al llano como hizo el diario Clarín la mañana del sábado 5 de agosto.
El principal periódico argentino tituló en su portada “El Papa llegó tarde” con relación a la demorada solicitud vaticana de frenar la fraudulenta Constituyente de Nicolás Maduro.
Más allá de las especulaciones sobre si se tardó más de lo necesario o hubiese cambiado algo la situación otra reacción más rápida de Bergoglio, la portada del diario más importante de Argentina cuestionando al papa es todo un acontecimiento. La elección editorial de presentar la información de la Constituyente en marcha desde esa perspectiva es una importante decisión editorial que marca un antes y un después.
“Luego de haber guardado silencio durante los últimos meses de la crisis, con 125 muertos, a pocas horas del acto protocolar, Francisco difundió un comunicado donde solicitaba que se eviten o se suspendan las iniciativas en curso como la nueva Constituyente”, escribe el periodista Julio Algañaráz en el interior del diario de hoy.
Sin dudas Francisco sabe que se equivocó y que sus inquietudes ideológicas, no necesariamente izquierdistas, pero sí profundamente anticapitalistas, lo dejaron en offside políticamente hablando. Ya su figura no es incuestionable en su país.