
Leopoldo Moreau, diputado kirchnerista, y vocero del espacio de Unidad Ciudadana que comanda Cristina Fernández, fue embargado y procesado por la justicia con motivo de sus dichos contra el diputado de Cambiemos, Waldo Wolff, al que relacionó sin ninguna prueba con los servicios de inteligencia israelíes.
El pasado 2 de noviembre en un programa televisivo, en el marco de una conversación relacionada con la muerte del fiscal Alberto Nisman, el diputado kirchnerista Moreau (que acababa de ser electo y todavía no ocupaba su banca) manifestó que Wolff estaba trabajando en el país con “otros” agentes del Mossad.
Waldo Wolff no dejó pasar por alto los polémicos comentarios y advirtió que es “indispensable que se sepa que desde lugares de alto impacto comunicativo, adjetivar a un compatriota que piensa distinto como representante de intereses extranjeros implica usar los mismos argumentos que usaron los más sangrientos totalitarismos a lo largo de la historia”.
Finalmente, Wolff consideró que las palabras del dirigente kirchnerista debían ser llevadas a la justicia y el juez federal Torres le dio la razón: “Leopoldo Moreau conocía plenamente el significado y las consecuencias de sus dichos. Esto ya que él es un político con una gran experiencia y que participó en la vida pública durante, incluso, los años más oscuros de la historia argentina. Por lo tanto, bajo ningún aspecto puede alegar desconocimiento del alcance de sus dichos y del alto contenido discriminatorio y antisemita, ni negar su intención.
Para el magistrado, el diputado kirchnerista no tiene ningún argumento en concreto para vincular a Wolff con el servicio de inteligencia israelí, más que el hecho pertenecer a la colectividad judía.
“Fue un fallo ejemplar”
PanAm Post conversó en exclusiva con el diputado de Cambiemos Waldo Wolff, que defendió el fallo en su favor y lo describió como “ejemplar”. Para el legislador del macrismo, las palabras de Moreau revisten gravedad, ya que se relaciona con la “clásica conducta antisemita radical y vernácula de extranjerizar al judío”.
Según Wolff, si Leopoldo Moreau considera que él es un agente de un Gobierno extranjero, tiene la “obligación” de denunciarlo. “Ser legislador no le da derecho a decir estas cosas. Todo lo contrario, tiene más responsabilidad”.
Un diputado al que lo echó su propio partido
Antes de pertenecer al nuevo espacio de Cristina Fernández de Kirchner, Leopoldo Moreau fue dirigente de la Unión Cívica Radical, partido por el cual fue senador y donde dejó un triste recuerdo: fue el candidato a presidente que menos votos sacó a nivel nacional en la historia del centenario partido con tan solo un 2 %. En aquellas elecciones de 2003, los otros dos candidatos que provenían del radicalismo y formaron sus propios espacios independientes tuvieron más aceptación en el electorado nacional: Ricardo López Murphy se llevó un 16 % y Elisa “Lilita” Carrió, el 14 %.
En 2015, ya alineado firmemente con el kirchnerismo, el Tribunal de Ética de la UCR lo expulsó por su “manifiesta inconducta ética y moral”.
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