De a poco se van acomodando las piezas para las elecciones presidenciales argentinas en 2019. Aunque todavía no hay candidaturas ni frentes confirmados, todo parece indicar que vamos a un escenario de tres fuerzas que lucharían por ingresar a una segunda vuelta. En el panorama actual no se percibe una propuesta política con posibilidades de imponerse en primera instancia.
Luego de la finalización del mundial de fútbol los tiempos se aceleraron y de a poco las declaraciones de los principales referentes políticos comenzaron a darle color al marco de situación. El que rompió el hielo fue Mauricio Macri, que cambió su posición con lo que en un momento denominó como el “peronismo responsable”. Al inicio de su mandato buscó generar gobernabilidad tendiendo puentes con referentes opositores como Sergio Massa o Juan Manuel Urtubey, que incluso lo acompañaron a diversos viajes oficiales para demostrar dos cosas: que había coincidencia entre el proyecto de país con un sector oposición y que el kirchnerismo ya era historia.
En una reunión de gabinete realizada hace poco, el presidente argentino afirmó que, a pesar de la corrida cambiaria y la difícil situación económica, ya no habría ninguna “foto de unidad” con los referentes peronistas. Para Macri “no hay interlocutor válido” en el justicialismo, sino demasiados caciques con poca representación.
Más allá de su opinión sobre lo que pasa en el peronismo, es claro que Macri no quiere darle “pantalla” a nadie. Su negocio está en la polarización con Cristina Fernández. La aparición de un peronista con un discurso moderado es una seria amenaza, tanto para el presidente como para el kirchnerismo. Si bien los números no le sonríen a ninguno de los que se quieren poner el traje de candidato, lo cierto es que todavía ninguno salió a la cancha y los amplios márgenes de rechazo hacia Cristina y hacia Macri podrían abrir una importante posibilidad para un “tapado”.
En la noche de ayer, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, tuvo su bautismo de fuego y en un mano a mano con Alejandro Fantino dejó en claro cual será el perfil de la nueva encarnación del peronismo: discurso concilidador y civilizado, lejos de la oposición que pretende representar el kirchnerismo.
En la línea de Urtubey estaría el jefe de bancada peronista, Miguel Ángel Pichetto, que en las últimas horas dijo que Kirchner sería candidata y que lo haría por su “frente de centro izquierda”. Las palabras no fueron bien recibidas en Unidad Ciudadana, desde donde Agustín Rossi salió a responderle. El actual diputado y exministro de Defensa de Cristina le dijo al senador peronista que no se meta “en los otros espacios políticos”. Estas declaraciones dejan en evidencia que hay pocas posibilidades de tener una gran primaria peronista con el justicialismo no K y el espacio de Cristina.
Hasta hoy el oficialismo iría con Macri, o en su defecto con la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, y enfrentaría dos versiones opositoras de origen peronista: una moderada, con un discurso de centro que planteará una gestión superadora de la de Cambiemos, y la versión kirchnerista, probablemente con la misma Cristina al frente.
Seguramente el candidato K lo decida el nivel de desgaste del Gobierno. Si Macri llega más golpeado, sin dudas será la expresidente la que lo confronte. Pero si el oficialismo llega con algo de aire, un candidato como Rossi podría garantizar el voto kirchnerista, pero a la vez tratar de seducir a un porcentaje del voto peronista tradicional.