El pasado jueves 26 de julio en el artículo La quita de ceros de Maduro, una estafa conocida en Argentina” ya advertíamos que de no haber cambios de fondo en la estructura económica de Venezuela, la nueva moneda que se lanzará en agosto estaría condenada al fracaso. Lo que nunca imaginamos es que fracasaría antes de su lanzamiento y a horas del anuncio oficial. Pero Nicolás Maduro lo hizo y batió un récord digno del Guinness.
En una presentación pública, el mamarracho que lamentablemente dirige hasta el momento la suerte de Venezuela, amenazó con terminar de “nacionalizar” la economía y volvió a amedrentar a la población: “por las buenas, o por las malas”. Pero más allá de las usuales bravuconadas, Maduro se dedicó a hundir a su último proyecto: la nueva moneda, a la que le quitó cinco ceros.
Intentando mostrar poder y capacidad, el discípulo de Chávez dijo, para que no le quepan dudas a nadie, que ya tienen “diez veces más billetes de lo que necesita este país”. La horda de seguidores pagos aplaudía impunemente, como si se tratara de una buena noticia.
“Ya los tenemos impresos, en la mano. Aquí compadre”, gesticulaba Maduro haciendo gala de su nuevo arsenal monetario.
Este discurso dejó varias tragedias en evidencia. Pero, por sobre todo, que Maduro no tiene la más puñetera idea de los motivos que lo llevaron a una hiperinflación; y que, además, el dictador está aislado. No lo asesoran, ni tiene a nadie que le pueda decir medianamente lo que debe manifestar, sobre todo en un momento clave como un cambio de índole monetaria. Venezuela va totalmente a la deriva con una dictadura tan intolerante como ignorante.
Aunque Maduro haya pensado que tener muchos billetes es una muestra de fuerza, lo que en realidad hizo al decir que tienen impresos “diez veces más de lo que necesitan”, es atentar gravemente contra el nuevo bolívar. A pesar de que dijo que la nueva moneda tendría un “anclaje” a la pseudocriptoestatal “petro”, al reconocer que hay sobrante de billetes de libre disponibilidad, Maduro reconoció que esa convertibilidad no vale absolutamente nada.
En el momento donde más necesitaba mostrar credibilidad, Maduro dilapidó la confianza de una moneda que todavía no vio la luz. Hasta Hugo Chávez y Fidel Castro tenían concepciones monetarias básicas, cosa que demostraron en más de una oportunidad al criticar al dólar norteamericano por falta de respaldo. Maduro no tiene ni eso. No sabe qué es un billete, para qué sirve, qué es lo que le da valor y qué es lo que se lo quita.
Tener “diez veces más billetes de los que necesita” un país, listos para inundar las calles es una pésima noticia, ya que la emisión monetaria, no demandada por el mercado, lo único que hace es devaluar las unidades monetarias circulantes. Es curioso que en medio de un desastre monetario como el de Venezuela Maduro todavía no lo haya advertido.
Quiso dar una muestra de fuerza, pero tener “diez veces más billetes” de lo necesario, listos para usar, no es tener un ejército diez veces más grande, o un arsenal diez veces mas grande. Es tener una pistola, que para lo único que sirve es para dispararse en el píe y Maduro lo acaba de hacer… otra vez.