
Cuando Mauricio Macri asumió la presidencia había una creencia instalada que el Gobierno de Cambiemos tendría una buena gestión en lo económico, pero que iría a los tumbos en materia política. Llegando hacia el final del mandato los hechos demostraron todo lo contrario. El programa “gradualista” para salir de la crisis heredada del kirchnerismo fue un fracaso total y el país está peor que en diciembre de 2015. Sin embargo, en lo que a las cuestiones políticas atañe, el Gobierno no solo lo ha hecho muy bien, sino que cuenta con una suerte excepcional.
En la víspera del debate sobre el presupuesto, que fue aprobado esta madrugada, el peronismo se volvió a pelear y la oposición unificada está cada vez más lejos. Como si fuera poco, dos hechos de violencia quitaron el foco de atención de lo que pasaba en el Senado y lo pusieron en dos estúpidos, que lejos de complicar al Gobierno, le hicieron un favor impagable.
Cristina Kirchner vociferaba desde su banca que el Gobierno es un desastre, pero no pudo tener a sus manifestantes destruyendo las inmediaciones, como de costumbre. Las fuerzas de seguridad cerraron toda la zona y Cambiemos pudo sesionar en paz. La votación fue afirmativa y terminó con 45 votos a favor, 24 en contra y una abstención. El Poder Ejecutivo obtuvo su presupuesto y con bonus track: toda la atención fue para los “anarquistas” que realizaron dos precarios atentados. Uno en la casa del juez Claudio Bonadio y otro en el Cementerio de la Recoleta.
Las voces de la izquierda y el kirchnerismo sobre el “presupuesto del ajuste” quedaron en un segundo plano cuando estalló (mientras transcurría la sesión parlamentaria) un artefacto en La Recoleta, más precisamente en la tumba del exjefe de policía Ramón Falcón. Mientras las noticias se hacían eco del “sincericidio” del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que había dicho que Cambiemos realizaba un ajuste record “sin que caiga el Gobierno”, toda la atención pasó a los inadaptadados y sus precarios explosivos.
La bomba de fabricación casera le explotó a la pseudoterrorista antes de tiempo y ahora se encuentra internada en grave estado. Perdió tres dedos y sufrió serias heridas en el rostro. Anahí Esperanza Salcedo entró disfrazada en una silla de ruedas e intentó dejar el explosivo en el monumento a Ramón Falcón (asesinado en 1909 por un anarquista) en el aniversario de su muerte. El operativo fracasó cuando el dispositivo detonó antes de tiempo, causando las graves heridas en el cuerpo de la militante. Las bromas en Internet no se hicieron esperar. La mayoría hicieron referencia a las virtudes del exjefe de policía que sigue ajusticiando revoltosos, incluso después de muerto.
Como si esto fuera poco, el otro ataque “anarquista” se dio contra la vivienda del juez Claudio Bonadio, que tiene la causa de los cuadernos de la corrupción del kirchnerismo. El artefacto fue interceptado por la custodia del magistrado y fue detonado sin víctimas. Un rápido operativo policial concluyó con diez detenidos y confirmó la conectividad entre los dos hechos de violencia.
En conclusión, Cambiemos logró aprobar el presupuesto, desarticuló las protestas en las inmediaciones del Congreso y, como si fuera poco, la atención terminó en otro lado. Macri y equipo, nuevamente, agradecidos.