Como para que Don José de San Martín se revuelque en su tumba de la Catedral de Buenos Aires. Como para que el Virrey Cisneros se vuelva a morir, pero de risa… la Copa Libertadores de América tendrá un desenlace europeo.
Algo absolutamente inimaginable para cualquier sudamericano. El superclásico superpostergado, el histórico partido entre River Plate y Boca Juniors no se realizará en Argentina, sino en España. El fallo del tribunal de disciplina de la Conmebol se filtró y esta tarde los medios españoles dieron por hecho que el partido más importante de la historia en Argentina lo tendrán para ellos.
La Copa Libertadores de América es el trofeo más preciado en la región, la obsesión de todos los hinchas latinoamericanos. Pero el desastre total organizativo de Argentina y la vergüenza de los constantes cambios de la Conmebol hicieron que se desvirtúe por completo un torneo, que ya muchos seguidores de Boca y River reconocieron ha perdido interés. No es para menos.
Repasemos cronológicamente el bochorno más grande de la histórica superfinal
El delirio de Macri: El presidente argentino no pudo mostrarse al margen del partido más importante de todos los tiempos y no dejó comentario contraproducente por hacer.
Primero reconoció que no estaban dadas las condiciones para semejante acontecimiento y manifestó su deseo de que uno de los dos equipos quede descalificado en la semifinal, para no tener que lidiar con la difícil situación del superclásico. Sus palabras cayeron mal a todo el mundo. A los hinchas de Boca, porque Macri fue presidente del club y a los hinchas de River, por razones evidentes.
Una vez superada la llave contra rivales brasileros, Macri pasó del pesimismo al optimismo extremo e injustificado. Una mañana dijo que los encuentros se realizarían con público de ambos equipos, simplemente porque se le ocurrió. Las autoridades municipales quedaron en offiside y guardaron silencio ante la intromisión del Poder Ejecutivo y los mismos clubes tuvieron que salir a contradecir al presidente y a reconocer, lógicamente, que no estaban dadas las condiciones.
El día del escándalo: Luego de un 2 a 2 en el estadio de Boca debía jugarse la revancha en el Monumental de Núñez. En un hecho histórico, sin ningún precedentes y contra cualquier vestigio de sentido común, el micro que trasladaba al plantel visitante pasó por una calle colmada de simpatizantes del local que apedrearon las ventanas. Como si el daño de los impactos no fuera suficiente, la policía comenzó a tirar gases lacrimógenos, que ingresaron al bus por los agujeros de los vidrios rotos. Una vergüenza ante el mundo, en un partido que estaba esperando todo el planeta.
Las idas y vueltas de Conmebol: Empecinados en que haya partido y campeón, el órgano sudamericano de fútbol se encaprichó en que se juegue el mismo día, primero posponiendo el inicio una hora y luego una hora y media. No importaba si Boca tenía a su capitán en el hospital y si los jugadores estaban en medio de un ataque de nervios. La orden fue jugarlo. Las autoridades de River tuvieron que respaldar al histórico adversario para firmar un documento informal, que inicialmente hablaba de posponer el match por 24 horas. Todo el público del local abandonó el estadio y se dio cita al día siguiente. Pero nuevamente las 60 mil personas regresaron a sus casas, cuando se confirmó una segunda cancelación.
¿Traición?: Aunque los presidentes de ambos clubes acordaron posponer el partido, cuando el representante de Boca, Daniel Angelici, se encontró con el plantel y los dirigentes, tuvo que enfrentar un serio reclamo. Boca no quería jugar nunca el partido y quería pedir los puntos. Angelici tuvo que ceder y, en contra de lo que había firmado con su par riverplatense, Rodolfo D’onofrio, el equipo de la rivera pidió los puntos y que se lo declare campeón del torneo.
Las autoridades de River pusieron el grito en el cielo, ya que fueron los que aceptaron inicialmente posponer el encuentro, que si querían, se tendría que haber jugado. Este incidente rompió las relaciones institucionales entre ambos equipos y complicó aún más el clima de tensión.
Se juega en España: Finalmente la Conmebol no hizo lugar al reclamo de las autoridades de Boca y el castigo a River se limitó a perder la localía y a pagar una multa de 400 mil dólares. Los dos primeros partidos internacionales de local del año próximo deberán ser sin público y a puertas cerradas. La cita será el domingo 9 de diciembre en el estadio del Real Madrid, el Santiago Bernabéu.