En una nuevo y peligroso avance contra las libertades individuales más básicas, el Senado argentino transformó en ley una iniciativa que propuso la vacunación obligatoria para los mayores de edad.
Cualquier ciudadano que necesite renovar su Documento Nacional de Identidad o tenga que tramitar pasaporte deberá acreditar un certificado médico que garantice que la persona tiene todas las vacunas al día. También será obligatorio presentar el comprobante a la hora de casarse o para tramitar la licencia de conducir.
La Cámara Alta aprobó la normativa casi por unanimidad. Registrando 59 votos a favor, solamente el legislador izquierdista Fernando “Pino” Solanas se opuso al proyecto. Hasta este momento, los menores eran los únicos que debían tener toda la vacunación al día. Con esta nueva iniciativa, la obligatoriedad se extiende para todos. Al menos los que necesiten hacer alguno de los dos trámites.
El diputado nacional al que se le ocurrió esta idea violatoria de los derechos individuales es Pablo Yedlin. Este legislador pertenece al peronismo y fue electo por la provincia de Tucumán. En sus redes sociales varios usuarios manifestaron un total apoyo a la iniciativa, mientras que otros la repudiaron y la denunciaron como una normativa contraria a las libertades más básicas de las personas.
Consultada por los medios, la doctora Carla Vizzotti, que trabajó la ley con Yedlin, dijo que ante la duda sobre la vigencia de alguna vacuna en particular, en caso de no encontrar el certificado, la persona debe aplicársela nuevamente.
Críticas y repudio desde los liberales argentinos
Eduardo Marty, titular de la Fundación para la Responsabilidad Intelectual, calificó la medida de “monstruosa”, digna de dictaduras:
“Los derechos de las personas están claramente enunciados en la Constitucion Nacional. La función del gobierno es proteger y preservar esos derechos. Las acciones excepcionales y compulsivas tienen que estar reservadas para emergencias por algún virus o plaga y por orden judicial ante una amenaza especifica. Una ley como la que acaban de pasar es un monstruosidad digna de los regímenes totalitarios . La Guillotina de Robespierre y los gulags de Stalin eran justificadas en nombre de la protección de la seguridad y de la salud publica”, resaltó.
El economista Agustín Etchebarne advirtió que la norma rebaja al ciudadano al nivel de “súbdito” ante el Estado. Para el director ejecutivo de Libertad y Progreso, Macri falló en su promesa de imitar a su homólogo chileno Sebastián Piñera en sus iniciativas de reducción de burocracia e intervención. “Debían hacerlo al revés. Aprovechar el momento del trámite y notificar a los ciudadanos en caso que les falte una vacuna, informándole los lugares y horarios para adquirirla”.
Por su parte, Carlos Moratorio, del Club de la Libertad de la provincia de Corrientes, también se manifestó en contra de la ley y resaltó que la salud para los mayores de edad “debe ser un asunto personal y una decisión individual”. Para Moratorio, la medida va en contra de los derechos constitucionales de permanecer, entrar y salir del territorio nacional.
Pablo Benítez Jacod, presidente de Progreso y Libertad de Neuquén, resaltó que los argumentos dados no pueden ser excusa para avasallar libertades. “Esta medida puede incentivar nichos de corrupción y sobornos para hacer la vista gorda ante alguna vacuna faltante. Esto además rompe con la idea de la igualdad ante la ley. Los ciudadanos jamás podríamos plantear exigencias similares ante los funcionaron por la enormidad de fallas que tienen los sistemas públicos”.