La historia es clara, sobre todo en Argentina. Para salir de una crisis, el “shock” puede ser más eficiente que el “gradualismo” (que mientras más lento se desarrolle, más chances tiene de fracasar). Pero nunca viene mal capitalizarse de la experiencia de algún vecino desafortunado. A horas del nuevo Gobierno de Brasil, todo parece indicar que la gestión de Jair Bolsonaro y su ministro de Economía,Paulo Guedes, irá en la dirección opuesta en la que fue Mauricio Macri. Seguramente los resultados también sean diferentes.
El error de diciembre de 2015
Cuando Mauricio Macri heredó una bomba de tiempo por parte de Cristina Fernández de Kirchner tuvo dos opciones: “blanquear” el Estado deficitario y proponer una reforma sustancial para poner a Argentina en marcha o ir por la senda del “gradualismo”. La opción fue la segunda y el fracaso fue estrepitoso. Macri creyó que la credibilidad de su imagen multiplicaría la llegada de inversiones sin la necesidad de bruscas reformas fiscales y laborales. En el mediano plazo, y ayudado por el endeudamiento, el país podría equiparar gastos e ingresos. En su plan optimista, los recursos del Estado se multiplicarían por la famosa “lluvia de inversiones”, y reduciendo muy despacio y de forma indolora el pasivo, el país ordenaría sus cuentas.
El resultado fue el conocido por todos: el maná del cielo nunca cayó y ante el primer sobresalto, Argentina terminó pidiendo auxilio al Fondo Monetario Internacional. El salvataje descomunal, e incluso, se adelantaron recursos acordados para los próximos años. Como no hubo ningún cambio de fondo, 2020 o 2021, al día de hoy, amenazan con el default.
A la hora de dar explicaciones, los funcionarios macristas siguen escudándose en su poca representación parlamentaria y en su debilidad política para encarar reformas de fondo. Aunque ganaron la elección legislativa de 2017 nada cambió y hoy piden un nuevo cheque en blanco para las presidenciales de este año.
Brasil, el polo opuesto: ni un día de espera y las manos a la obra
La primera presentación pública de Paulo Guedes como ministro de Economía dejó en claro que la intención de las nuevas autoridades es no perder tiempo. El nuevo funcionario agradeció el “patriotismo” y la “determinación” de Bolsonaro por su nombramiento y libertad de acción. También reconoció abiertamente que su gestión tendrá una orientación “liberal” y que se dedicará a “controlar el descontrol del gasto público”.
Guedes hizo referencia en su discurso a la necesidad de “privatizaciones aceleradas”, de “simplificación y reducciones en materia de impuestos” y de la aprobación de reformas de carácter “estructural”. A la hora de comparar el punto de partida de Macri y Bolsonaro, vale la pena destacar que el brasilero comienza su mandato con más debilidad legislativa que su par argentino. Pero parece que esto no ha sido un impedimento a la hora de poner en marcha sus propuestas de campaña.
Bajó la tensión y ¿le “marcó la cancha”?
La ausencia de Mauricio Macri en la asunción de Bolsonaro fue motivo de análisis y suspicacia. En Argentina el presidente recibió duras críticas por el “faltazo”, incluso desde el mismo Gobierno. Pero en vísperas a la reunión que mantendrán a mediados de enero, el nuevo presidente de Brasil le dedicó unas palabras afectuosas su par argentino en las redes sociales y hasta se acordó del kirchnerimo y del PT. En el Sur la preocupación sigue siendo la decisión del nuevo Gobierno de Brasil en cuanto al Mercosur. Macri sabe que Bolsonaro es su principal socio comercial y que si su vecino patea el tablero y busca nuevos tratados unilateralmente, Argentina deberá salir al mundo, ya no por elección, sino por obligación.
Gracias por sus palabras, Presidente. Sin duda Brasil y Argentina van a caminar juntos en direcciones diferentes a las pasadas por los últimos gobiernos. ¡Un gran abrazo! https://t.co/XUgBJ8lC9L
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) January 2, 2019