Mauricio Macri termina su presidencia con una economía peor que la recibida en diciembre de 2015. Con un control de cambios “light“, que ahora parece ser flexible para ciertas operaciones, como la compra de inmuebles, y una inflación fuera de control. Los reclamos por más subsidios y asignaciones sociales están a la orden del día.
Luego del resultado de las primarias del 11 de agosto, las mal llamadas “organizaciones sociales” incrementaron la presión para que el Gobierno les entregue más y más fondos públicos. Para esto, los grupos vinculados a la oposición solicitan la aprobación de la denominada “emergencia alimentaria”, que ya tendría acuerdo parlamentario.
Los grupos que llevan la voz cantante son los de Barrios de Pie, Somos, la Corriente Clasista y Combativa, el Frente Darío Santillán y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) de Juan Grabois. Esta ya avisó que a partir del próximo año luchará por la implementación de una reforma agraria.
Mientras en el Congreso se discute la ley en cuestión, los grupos piqueteros acamparon en las inmediaciones del Parlamento, generando una vez más caos vehicular en el centro de Buenos Aires. Pero la nueva presencia de dichas organizaciones, esta vez enciende algunas alarmas.
En la jornada de ayer, Alberto Fernández brindó una conferencia de prensa desde la provincia de Tucumán, donde, si bien reconoció lo complicado de la situación, pidió a las organizaciones no salir a la calle:
“Lo que le pido a todos los argentinos es serenidad. Lo peor que nos puede pasar es que los nervios abran paso a los violentos y que los violentos se lleven la salud o la vida de alguien. Yo quisiera que en eso los argentinos seamos prudentes”, señaló.
Para que no queden dudas, el candidato a presidente de la oposición aclaró la noche de este miércoles: “Evitemos estar en las calles. Evitemos las situaciones que puedan generar confrontación o violencia”.
El líder del Movimiento Evita (izquierda peronista), Emilio Pérsico, le respondió a Fernández y justificó su presencia en las calles, a pesar del pedido claro de su candidato unas horas antes:
“Estamos preocupados por la situación que se vive. Alberto tiene consciencia, pero a veces no hay consciencia de la situación difícil que se está viviendo, el país está quebrado y destruido”.
Estos primeros vestigios de interna del espacio que seguramente gobernará a partir de diciembre de 2019 le quitan el sueño a más de un analista político en Argentina. Los antecedentes indican un archivo peligroso: cuando el peronismo llegó al poder de la mano de un espacio demasiado heterogéneo, los enfrentamientos internos fueron trágicos. El hecho de que la dirigente de peso esté en la vicepresidencia, es otra cosa que llena el panorama político de interrogantes. Las señales que hasta el momento dio el Frente de Todos muestran un Alberto moderado, pero sin control, por ahora, de todo el espacio que lo llevaría a la Presidencia.
Si Fernández piensa dar un paso al costado, real o simbólicamente, y le deja el mando a Cristina Kirchner y su séquito, es claro el destino de Argentina. Pero si Fernández tiene en mente otra cosa, deberá enfrentar un serio desafío: para empezar, buscar gobernabilidad con una coalición distinta a la que lo está llevando a la Casa Rosada.