Argentina espera con ansias alguna definición del presidente electo, Alberto Fernández. Sin embargo, el compañero de fórmula de Cristina Kirchner logra que pasen los días sin dar ninguna certeza sobre su futuro gabinete y, por ende, del destino del país. Las especulaciones alrededor de su Gobierno son diversas. La más clásica es la pesimista y se basa en su vicepresidente: con CFK a bordo, no hay otra posibilidad que el desastre total. Sin embargo, hay analistas que son más cautos a la hora de proyectar lo que podría pasar. Para ellos, su pasado conservador, el perfil dialoguista y su relación con el establishment preveen con Alberto un peronismo de centro (o incluso de centro derecha) alejado del perfil kirchnerista 2003-2015. Los rumores de Guillermo Nielsen como posible ministro no hacen otra cosa que incrementar esta esperanza (y la preocupación del kirchnerismo radical).
Que corran los días sin formalizar enemigos internos fortalece el capital del el futuro presidente. Mientras corre el reloj, Alberto logra consolidar su vínculo con los gobernadores peronistas y empareja un poco la disputa de poder con la exmandataria, que fue la dueña de la idea de la dupla presidencial y la máxima referente del nacimiento del Frente de Todos.
Pero para que pasen las jornadas sin dar ninguna definición hay que entretener a los medios y a la gente con algo. El presidente electo de Argentina ha mostrado mucho oficio en este sentido, sin dudas. Luego de un debate sin ninguna idea clara, donde se podía interpretar cualquier cosa de sus dichos, Alberto volvió a hacer de las suyas. Ahora salió con un divague total sobre dibujitos animados que terminó monopolizando el debate público en Argentina en la tarde noche del viernes.
Aunque suene una frivolidad, en el país de las corridas cambiarias, los tres tipos de cambio y el pánico a un colapso económico inminente, entretener al debate político con una estupidez semejante en la previa de un fin de semana no tiene precio.
En un conversatorio con el expresidente uruguayo José Mujica, Fernández explicó las problemáticas sociales de la modernidad en la influencia de los dibujitos animados de los Estados Unidos. Para el presidente electo, Disney colaboró con la idea de un mundo idealista “donde los buenos siempre ganan”. Sin embargo, advirtió Fernández, luego vino “la Warner” e impuso modelos de viveza criolla como el conejo Bugs Bunny, al que calificó como de “un estafador”. Su exposición sobre los dibujitos animados del Siglo XX duró varios minutos, cautivó a los asistentes y terminó en boca de todos los medios de comunicación. Aunque no dijo una palabra sobre su gabinete, Alberto logró desviar la totalidad de la atención de un país hacia un debate filosófico sobre dibujos animados de hace más de medio siglo.
También habló con Donald (el presidente, no el pato)
La otra noticia alrededor de Fernández durante el último día hábil de su primera semana como presidente electo, fue el llamado de Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Aunque las únicas fuentes que comentaron el contenido de la llamada fueron las vinculadas al presidente electo, el mismo Fernández reveló algo del contenido en redes sociales. Según el próximo presidente argentino, su futuro par norteamericano se habría mostrado interesado en colaborar con el acuerdo del país ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Fernández aprovechó para resaltar que tiene interés en fomentar una relación “cordial y madura” con Estados Unidos.
Recibí el llamado de @realDonaldTrump, que me comunicó que instruyó al FMI para que trabajemos juntos para resolver el problema de nuestra deuda.
Le agradecí por su importante gesto y le transmití mi intención de mantener una relación madura y cordial con los Estados Unidos.
— Alberto Fernández (@alferdez) November 2, 2019