Hasta ahora, el complicado plan de Alberto Fernández no voló por los aires. La hoja de ruta que podría ser considerada un delirio para cualquier país medianamente normal, en Argentina, por ahora, le viene funcionando al presidente.
Con su verborragia y actitud sobrevivió a una campaña donde apareció como el candidato de la mujer a la que había destruido durante años ante cada micrófono que le pusieron enfrente. El desastre económico de la gestión de Mauricio Macri, lógicamente, hizo su aporte también para que Alberto se convierta en presidente, incluso con Cristina Kirchner de vice.
En estos tres meses de mandato, Fernández trató de consolidarse políticamente sabiendo que la dueña de la manija era la que supuestamente es su subalterna. Kirchner tampoco salió a confrontar y hasta parece por momentos que lo deja gobernar. Pero desde la presidencia del Senado, la exmandataria sabe que todavía cuenta con un capital político importante.
Mientras tanto, Alberto sigue capitalizando el apoyo del peronismo y el respaldo de un kirchnerismo que lo mira con desconfianza, pero que no tiene a nadie para disputarle el poder. El reloj de arena juega más en favor del presidente que de su vice, ya que el peronismo -más cómodo con él que con ella- de a poco le fortalece las raíces de la gobernabilidad y el poder político.
A la hora de comunicarse con la ciudadanía en general, Fernández hace equilibrio por esa delgada línea de diferenciarse en lo posible de Cristina sin hacer enojar al kirchnerismo. Para una encuesta realizada en la provincia de Buenos Aires, por ahora, el plan funciona.
Según el trabajo de Proyección, en el distrito más importante del país, Alberto Fernández cuenta con una imagen positiva del 54,2 % contra el 47,9 % de CFK. Pero, además de la leve ventaja de la percepción positiva, Fernández presidente cuenta con menos rechazo que Cristina. Alberto tiene un 37,6 % de imagen negativa y Cristina un 47,5 %. Estos números no hacen otra cosa que darle la razón a Kirchner en su estrategia electoral. Su excolaborador más crítico fue una elección tan inteligente como necesaria. Ahora, cómo terminará el experimento es otra historia.
Para el estudio de la consultora, Mauricio Macri tiene en la provincia de Buenos Aires un 63 % de imagen negativa y un 28,5 % de positiva. Sin embargo, el expresidente seguiría siendo percibido como el lider de la oposición, a pesar de los tres meses de silencio de radio. Paradójicamente, dentro del macrismo, Macri no es el que mejor mide. El jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lo supera en aprobación, incluso en territorio bonaerense: Horacio Rodríguez Larreta tiene, según la encuesta de Proyección, el 41,5 % de respaldo.