Con Mauricio Macri golpeado por el fracaso de la gestión económica y Cristina Fernández de Kirchner cuestionada por los públicos casos de corrupción, el peronismo tradicional buscó ofrecer una alternativa en 2019. El exkirchnerista, y actual aliado de los K, Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto impulsaron una mesa de diálogo que se lanzó al ruedo pero que fracasó en un objetivo importante: seducir a Roberto Lavagna para formar parte del espacio y hacerlo participar de la gran primaria peronista.
El economista jugó en soledad y se negó a la interna, por lo que Massa y Pichetto quedaron colgados de la palmera. Pero no por mucho tiempo. En una jugada maestra, CFK finalmente renuncia a ser la cabeza de fórmula, convocando a Alberto Fernández para ser el candidato a presidente. Junto a él llegaron varios dirigentes peronistas al armado, alejados hace años del kirchnerismo. Uno de los casos fue el de Sergio Massa, que tuvo al mismo Fernández de jefe de campaña cuando enfrentó a los K en las urnas. El compañero Pichetto, todavía senador en funciones, electo por el kirchnerismo, apareció acompañando a Mauricio Macri en la fórmula que fue por la reelección.
Aquella campaña, que tuvo enfrentados a dos peronistas, que hasta hace nada formaban parte del mismo frente que despotricaba contra Macri y Cristina, ya era tragicómica. Pero hoy, en un acto de peronismo puro y probablemente sin precedentes para el mismo Justicialismo, el círculo se cerró de la forma más disparatada. Sergio Massa recibió a Pichetto, que reapareció ungido como el candidato de la oposición para el cargo de la Auditoría General de la Nación.
Las caras distendidas de Massa y Pichetto en la foto que trascendió de la reunión lo dicen todo. El nombre de Pichetto surgió como la devolución de gentilezas del macrismo por la patriada de la candidatura a vicepresidente, que lo dejó sin trabajo ni puesto, y los votos para su aceptación serán fáciles de conseguir dentro del peronismo. A lo sumo el kirchnerismo duro se abstendría, pero tampoco votará en contra. Ellos tienen el rencor del abandono, pero saben que el exsenador es el responsable de la libertad de Cristina, ya que frenó siempre su desafuero en la Cámara de Senadores. No son amigos íntimos, pero hay confianza mutua. Las acusaciones de “derechista” de un lado y de “izquierdistas” del otro, son parte del juego de la política y disparan balas de fogueo. Estrategias para despertar el entusiasmo de las plateas a ambos lados de la grieta.
REUNIÓN CON MASSA
Juntos por el Cambio propuso a Pichetto como Auditor General de la Naciónhttps://t.co/FqTg9UXHLP pic.twitter.com/q2StU7fxoz— Urgente24.com (@U24noticias) June 10, 2020
De esta manera se va cerrando una especie de partido único alrededor del peronismo, que parece que ya tiene adentro al intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de gobierno porteño ya tuvo serios cuestionamientos de la oposición por su cercanía a Alberto. El excompañero de gestión de Macri dice que lo hace por la gravedad de la pandemia, pero en Cambiemos no le creen del todo y hay enojo. Este armado “postgrieta” viene ganando peso político propio y los que pueden perder influencia son tanto Macri como Cristina. Las cartas parecen indicar que hay muchos aliados con ganas de jubilar a los referentes. Aunque las dos caras de la grieta vayan retirándose de la escena grande, al menos se llevarán la promesa de la paz judicial, con esos expedientes que, de vez en cuando, les quitan un poquito el sueño a ambos.