Horacio Rodríguez Larreta fue la mano derecha de Mauricio Macri históricamente. Cuando el expresidente fue intendente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Larreta fue su segundo durante los dos períodos consecutivos. Cuando fue el momento de llegar a la Casa Rosada, Macri confió también en Larreta para seguir su trabajo en el territorio porteño.
Allá por 2016, con Cambiemos gobernando Ciudad, provincia de Buenos Aires y en varios distritos, además del Poder Ejecutivo Nacional, los más optimistas soñaron con la muerte del peronismo. La euforia del macrismo y los aliados era tal, que más de uno ya veía a Larreta presidente, luego de los dos mandatos de rigor de Mauricio. La crisis económica por evitar las reformas de fondo fue tal, que Macri ni siquiera llegó a su segundo período. El peronismo volvió recargado y el neomacrismo se quedó solamente con la Ciudad Autónoma.
Pero entre la pandemia del coronavirus (COVID-19), la cuarentena y la desaparición de Macri de la escena, Larreta quedó huerfano y se refugió en los brazos del actual presidente peronista. Tanto el kirchnerismo como el macrismo están incómodos por lo bien que fluye la relación entre el intendente porteño y el jefe de Estado. En la última conferencia de prensa Larreta, Fernández y Axel Kicillof, fue el gobernador bonaerense el que tuvo que salir con una chicana política para el, teóricamente, todavía macrista. Entre el presidente y el intendente no hay un pero y la sintonía parece total.
Es claro que el derrumbe del macrismo le arrebató el sueño presidencial a Larreta. El liderazgo del expresidente ya es cuestionado en Juntos para el Cambio, que espera encontrar al candidato 2023 luego de las elecciones de medio término del año próximo. La alianza parlamentaria opositora la tiene complicada a la hora de encontrar la cabeza. Por un lado, Patricia Bullrich quedó como presidente del PRO y es la que entusiasma al electorado cambiemita, pero el macrismo duro quedó debilitado en la pulseada con el radicalismo, que quiere el liderazgo del frente. Pero la UCR, que la tiene a la exministra de Seguridad como la referente obligada ante el silencio de Macri, tiene otra piedra en el zapato: el peronista Miguel Ángel Pichetto, que busca que un grupo de “compañeros” lo acompañen dentro de Cambiemos para enfrentar al kirchnerismo. Entre el PRO de Bullrich, los radicales y Pichetto parece que irá la cuestión. Larreta allí no tiene futuro y lo sabe.
Igualmente, desde la oposición le reclaman al intendente porteño otra actitud para con el oficialismo. Larreta guarda silencio ante el avance de las libertades individuales más básicas y en la Ciudad todos saben que cogobierna con Alberto. “No es una situación para sacar ventajas políticas”, les dice a sus compañeros de espacio, cada vez más inquietos. En las últimas horas, en una reunión virtual con dirigentes de la Coalición Cívica, sus compañeros de espacio le recordaron que es opositor y no oficialista, por lo que debería estar cuestionando al Gobierno nacional. “Que otros lo hagan, no me van a llevar a mí a tener esa conducta”, señaló.
El rumbo político del intendente de la Ciudad es incierto. Lo único que es claro, es que los que lo votaron para que el territorio porteño siga siendo bastión antikirchnerista se llevaron un chasco. Hoy, Horacio Rodríguez Larreta está encariñado con la Casa Rosada, más cerca del presidente que otros gobernadores e intendentes kirchneristas, incluso.