Después de la primera vuelta presidencial en Colombia, que dejó como candidatos a disputar el poder a Iván Duque y a Gustavo Petro, el voto en blanco se convirtió en una opción para los ciudadanos que no se ven representados en ninguno de estos dos candidatos. Uno de los primeros en informar que había optado por esta opción fue el excandidato Sergio Fajardo, quien logró ocupar el tercer lugar con más de 4.500.000 de votos.
Tras dar a conocer que no respaldaría a ninguna de las dos campañas, se convirtió en enemigo de los seguidores del candidato de izquierda, Petro, pues este se encargó de criminalizar a quienes estaban pensando en votar en blanco, y afirmó en una entrevista y en su cuenta de Twitter que “votar en blanco es votar por la dictadura”, haciendo así referencia a que Duque representa una dictadura, sin tener mayores pruebas que puedan sustentar dicha afirmación.
Con este comentario, Petro logró polarizar aún más a los colombianos, calificando a quienes desean votar por Duque o en blanco como cómplices de una dictadura, y que es él quien representa la democracia y las instituciones, cuando en su alcaldía dejó ver que esto no es del todo cierto.
Tal como suele ocurrir, los seguidores de Petro, incluso su fórmula vicepresidencial (quien después borro de su cuenta de Twitter en mensaje), replicaron dicha afirmación, y se encargaron de atacar en redes sociales y medios de comunicación a todos los que hacían público que votarían en blanco. Fajardo y de La Calle fueron sus principales víctimas.
Sin embargo, Petro intentó por todos los medios convencer a estos dos excandidatos a que se unieran a su proyecto político, pues sabe que sin estos votos no logrará acercarse a la cifra obtenida por Duque en la primera vuelta. Tanto Fajardo como de La Calle le dijeron no, gracias.
Fajardo lo ratificó este viernes, al hacer pública una carta en la que defiende su postura de votar en blanco. En ella afirma que es “totalmente errado” decir que “votar en blanco es votar contra la paz, votar por la guerra”, idea que han querido sembrar los petristas en la ciudadanía.
En dicha carta, Fajardo señala que es con las personas que votaron por él, no por los acuerdos de paz, “con quienes tenemos que construir la paz”. Y recalcó la necesidad de “Entenderlas, respetarlas, reconocerlas para eventualmente abrir un camino para transformarnos y darle un nuevo rumbo al proceso de paz, que trastabilla con todas las deficiencias y errores acumulados”.
Por eso afirma que “el voto en blanco permitirá mantener una independencia, respetuosa y constructiva, frente al gobierno que venga” y “que ni Duque ni Petro han mostrado un camino a una paz que permita unir a Colombia”.
Quizá para Petro y varios de sus seguidores sea difícil entender que muchos ciudadanos no comparten el modelo de país que estos quieren implementar, pues la mejor muestra de que este no funciona es la situación que hoy enfrenta Venezuela. Además, algunos tienen claro que es el camino que quiere tomar Petro, pues en el puente de Boyacá él y Chávez juraron implementar el proyecto bolivariano en América Latina. Esos mismos ciudadanos tampoco se sienten convencidos de la candidatura de Iván Duque por la cercanía de líderes políticos que manchan su candidatura. Es por ello que deciden votar en blanco.
La diferencia entre Petro y Duque frente al voto en blanco es que este último acepta que es una opción válida en la democracia y no se ha dedicado a perseguir a los ciudadanos que ven esta opción como la mejor.
Y es que resulta irónico que Petro, quien afirma ser el candidato de la paz, enfile sus baterías contra los ciudadanos que no quieren votar por él, y se dedique a afirmar que los que están allá, refiriéndose a Duque, son los corruptos, logrando así polarizar aún más al país, pues encasilla a los ciudadanos de a pie, que ven como una opción al candidato del Centro Democrático, como corruptos.
Si Petro realmente respetara la democracia y las instituciones, no habría decidido atacar una opción que es completamente legítima y sus seguidores no habrían intentado impedir que el voto en blanco estuviera presente en segunda vuelta.
Petro y varios de sus seguidores se han convertido en los principales polarizadores de Colombia, dejando ver así que de izquierda moderada no tienen nada, y que simplemente son solapados de extrema izquierda.