El pasado 6 de mayo, funcionarios del régimen cubano asaltaron con extrema violencia la vivienda del ciudadano Omar Rosabal Sotomayor en el municipio de Pilón, en la provincia de Granma, en el oriente del país.
Omar Rosabal Sotomayor se encuentra en prisión desde hace ya más de un año acusado por un delito que no cometió, lo cual quedó evidenciado claramente en la vista del juicio oral y en todas las investigaciones realizadas antes y después del juicio.
El hecho ocurrió unos días después de que un alto funcionario del ministerio del Interior le informara a la familia de Omar que no habían motivos para preocuparse, pues antes del 20 de mayo Omar habría de ser puesto en libertad por falta de pruebas y que solo había que esperar por la sentencia del Tribunal Supremo que resolviera el recurso de apelación interpuesto por el acusado.
“Si me quitan la casa, me voy a suicidar”, gritaba Yanet, la hija menor de Omar ante la presencia de los funcionarios violentos que le arrebataban el hogar que la vio nacer.
“Estos cabrones gobernantes no creen ni en los que les salvaron la vida. Esta casa fue entregada en propiedad a mi padre por el Comandante de la Revolución Ramiro Valdez Menéndez, en agradecimiento por haberles salvado la vida a un grupo de expedicionarios del yate Granma cuando fueron derrotados en el combate de Alegría de Pío, incluyéndolo a él y al Comandante Ernesto Che Guevara. Han destrozado a mi familia y su dignidad”, comentó Onésimo Rosabal Sotomayor, hermano de Omar.
Recalcó: “Omar era un cuentapropista honesto que a base de mucho sacrificio, esfuerzo, dedicación e inteligencia, así como la ayuda económica de sus hermanos residentes en el exterior, pudo sacar adelante tres negocios al mismo tiempo. Por un lado, rentaba la parte superior de su vivienda, fungía como fotógrafo de la comunidad y trabajaba una finca que le reportaba al año grandes dividendos. Todos estos negocios seguían las formalidades exigidas en las leyes vigentes en el país.”
“Cuentapropistas” se llaman en Cuba las personas que trabajan por cuenta propia, en otros lugares sé que se les llama autónomos e incluso emprendedores. Estos resurgieron con fuerza a partir del año 2010, cuando el régimen no pudo soportar más las cargas de las plantillas laborales infladas.
Así es, el castrismo para mantener una buena imagen ante el mundo, inflaba las plantilla en los centros laborales para dar la idea de que en la sociedad cubana no habían desempleados. Claro está, esto era posible por los subsidios que provenían de los países del exbloque socialista, principalmente de la Unión Soviética.
Pero a partir del derrumbe del socialismo y la desintegración de la URSS, gran número de obreros cubanos fueron despedidos de sus centros de trabajo. Se les dio el nombre de “disponibles” y estos son los que hoy forman las filas del cuentapropismo.
- Lea más: La otra cara del cuentapropismo
Esto llevó a que algunos cuentapropistas como Omar pudieran tener un sistema de vida superior a la media del pueblo cubano, pero claro está, infinitamente inferior a la que llevan los altos dirigentes del país y sus familiares.
Esto bastó para que alguien, al parecer, se enamorara de la casa de Omar, fabricándose un delito que nunca cometió e imponiéndosele como sanción accesoria el decomiso de todos los bienes, incluyendo la confiscación de su vivienda, a la que también tenían derecho, aparte de sus hijos, sus hermanos, me comentó la madre de Omar.
“No me queda nada para irme a la Plaza de la Revolución y prenderme fuego ante todos estos hijos de p…”, me dijo finalmente la señora.
Así es, señores. Como Omar han sido muchos los cubanos que han prosperado en sus negocios honestamente y han sido despojados arbitrariamente de todos sus bienes y condenados a largos años de prisión, llevando a la ruina a un hombre y a toda su familia por haberse atrevido a crecer en un régimen que limita y por haber producido para no tener que depender de la mísera ración mensual a la mayoría de los cubanos llamada libreta sanitaria.